El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este jueves una orden ejecutiva dirigida a empresas de redes sociales que, según ha explicado, tiene como objetivo "defender la libertad de expresión de uno de los mayores peligros a los que se ha enfrentado nunca Estados Unidos".
El mandatario, que ha tenido recientemente un encontronazo con Twitter por poner en duda la veracidad de uno de sus mensajes, ha insistido en que "cerraría" la red social "si eso fuera legal".
"Un pequeño grupo de monopolios de redes sociales controla una gran parte de las comunicaciones privadas y públicas en Estados Unidos", ha lamentado el magnate antes de señalar que "tienen poder para censurar, restringir, editar y alterar cualquier tipo de comunicación entre ciudadanos privados y grandes audiencias".
La medida trata de recortar el poder de las redes sociales mediante la reinterpretación de una ley que se remonta a 1996 y que protege a páginas web y empresas tecnológicas de ser demandadas, según informaciones de la cadena CNN. "Mi orden ejecutiva exige nuevas regulaciones", ha asegurado Trump.
La decisión ha tenido lugar días después de que Twitter desmintiera varios mensajes de Trump sobre el voto por el correo, que el inquilino de la Casa Blanca ha considerado una puerta abierta al fraude.
"Los republicanos creen que las plataformas de redes sociales silencian por completo las voces conservadoras. Las regularemos firmemente o las cerraremos antes de dejar que ocurra algo así", aseguró entonces.
El mandatario estadounidense ha acusado, además, a la red social de "interferir" en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, previstas para el 3 de noviembre.
Twitter, ¿censor?
En un movimiento importante en un año electoral en los Estados Unidos, la empresa californiana Twitter colocó este martes por primera vez en un tuit del presidente Donald Trump la advertencia de que el usuario de la red social chequee una información suministrada por el hombre más poderoso del mundo.
El mandatario respondió enseguida, con otros mensajes en Twitter, diciendo que la red social está "interfiriendo en la campaña electoral" del país norteamericano, que culminará con las elecciones de noviembre.
Asimismo, Trump, sin aportar prueba alguna, reiteró las acusaciones de parcialidad política por parte de dichas plataformas tecnológicas en un par de publicaciones hechas en la madrugada en Twitter.
"Los republicanos sienten que las plataformas de redes sociales silencian totalmente las voces conservadoras. Las regularemos enérgicamente o las cerraremos, antes de permitir que eso suceda", publicó.
Nuevo capítulo
La cuenta personal del jefe de la Casa Blanca, que tiene más de 80 millones de seguidores, es un arma fundamental para su dueño, sobre todo en la campaña electoral, porque desde esa plataforma tiene una conexión directa con sus votantes, critica a sus rivales, plantea temas y debates y también retuitea elogios de sus simpatizantes.
Twitter es criticada desde hace varios años por ser benévola con las cuentas de los líderes mundiales que mienten o emiten información sesgada. El presidente estadounidense es conocido por su propensión a brindar información manipulada, conspirativa o errónea para su provecho.
Una investigación del diario The Washington Post reveló que en sus primeros tres años de mandato, Trump dijo mentiras y emitió datos dudosos en 16.000 ocasiones. La decisión de Twitter escaló las tensiones entre Washington y el Silicon Valley en un año electoral y fue hecha en respuesta a dos tuits recientes de Trump.
Los mensajes de Trump decían que los votos emitidos por correo son fraudulentos, algo que es falso. La etiqueta que colocó Twitter a esos mensajes fue: "Buscá los hechos sobre los votos por correo", una manera diplomática de decir que la información necesita ser corroborada.
La portavoz de Twitter, Katie Rosborough, dijo que los tuits presidenciales "contienen información potencialmente sesgada sobre el proceso de votación y ha sido etiquetada para proveer contenido adicional sobre el voto por correo".
Twitter y Trump se enfrentan por los tuits del jefe de la Casa Blanca.
Otra polémica entre Twitter y Trump
La empresa estaba siendo presionada por otra serie de tuits.
Trump había echado a rodar una teoría conspirativa sobre la muerte de una empleada del presentador de televisión Joe Scarborough, también ex congresista, que falleció en su despacho de un aneurisma y en su momento hubo sospechas sobre el legislador, que quedaron descartadas. El viudo pidió a Twitter que borrara esos mensajes, algo que no sucedió. Pero aparecieron las etiquetas en tuits de más tarde.
Este mes el jefe de la Casa Blanca había lanzado duros ataques contra Twitter, Facebook y otros gigantes de Internet.
Tras la decisión de Twitter, el jefe de la Casa Blanca respondió con virulencia. "Twitter está oprimiendo completamente la libertad de expresión y yo, como presidente, no voy a permitir que eso ocurra", tuiteó.
Desde que se fundó Twitter, hace 14 años, la empresa ha permitido que líderes mundiales escribieran ese tipo de mentiras o información sesgada y sus directivos dejaban que los usuarios decidieran qué era cierto o no por su cuenta. Facebook, por el contrario, lanzó un programa de chequeo de datos hace unos años.
Pero Twitter, con 330 millones de usuarios en el mundo, cambió su posición en tiempos de la pandemia del coronavirus. En marzo, la compañía modificó sus condiciones de servicio y estableció que removería cualquier posteo de cualquier persona, incluidos líderes mundiales, cuyos comentarios fueran "contra la guía de fuentes autorizadas sobre información de salud pública global".
Esto fue aplicado por ejemplo cuando borró tuits del presidente brasileño Jair Bolsonaro o del mandatario venezolano Nicolás Maduro, que promovían el quiebre de la distancia social. Mientras tanto, hay especulaciones sobre cuánto perdería Twitter si Trump dejara de usar esta red social.
A comienzos de este mes, Twitter informó que también expandiría las etiquetas hacia otras áreas, como conspiraciones relacionadas con la salud y otras situaciones donde hubiera riesgo de daño. Las advertencias que colocaron este martes a Trump se extienden a una nueva dimensión, que puede ser clave en un año electoral.