Cada vez más las empresas se dirigen hacia un camino digital más profundo y desafiante. Y, desde que el trabajo remoto se convirtió en una realidad bastante ineludible, se multiplicaron las amenazas cibernéticas.
Los motivos son evidentes: las organizaciones cuentan con muchísima información importante y sensible distribuida en los equipos informáticos, en un entorno en el que los ataques cibernéticos se han modernizado y muchos están apoyados en inteligencia artificial.
Para poder hacer frente a lo innovador y cambiante que es el mundo de las amenazas y delitos informáticos, las empresas están dedicando recursos humanos y financieros importantes a diversas áreas de la tecnología como la nube, la analítica, la seguridad y la misma Inteligencia Artificial (IA).
En lo que respecta a la seguridad, el enfoque se ha dirigido con fuerza a la administración de identidad y acceso (IAM), una pieza fundamental para garantizar un acceso seguro a los recursos autorizados y una gestión eficiente de las identidades en un entorno empresarial en constante evolución.
Las organizaciones manejan grandes cantidades de datos sensibles, incluida la información personal de clientes y empleados. La administración de identidad ayuda a garantizar que solo las personas autorizadas tengan acceso a estos datos, reduciendo el riesgo de brechas de seguridad y cumpliendo con regulaciones de normativas y reglamentos de privacidad.
Mantener esto al menor nivel de riesgo posible es un reto que día a día se hace más complejo.
Entendemos que la educación de los usuarios finales en gestión de identidad y ciberseguridad desempeña un papel crucial al mejorar la conciencia de amenazas cibernéticas.
Con un conocimiento más profundo, los usuarios pueden identificar y responder de manera efectiva a riesgos como el phishing y la suplantación de identidad.
Además, la enseñanza de prácticas seguras, como la creación de contraseñas robustas y el uso responsable de dispositivos y aplicaciones, contribuye a fortalecer la seguridad y reducir la vulnerabilidad ante ataques.
De acuerdo con el informe "The Global Risks Report 2022″, elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), el 95% de los problemas de ciberseguridad tienen su origen en un error humano.
Es indiscutible, entonces, que la educación de los usuarios en temas de ciberseguridad se refleja en la reducción de riesgos de seguridad, ya que usuarios bien informados son menos propensos a caer en trampas y exponer información sensible.
La eficiencia operativa mejora a medida que los usuarios gestionan sus identidades de manera más efectiva y adoptan medidas de seguridad recomendadas, contribuyendo a un entorno operativo más protegido.
La protección de datos sensibles se fortalece, ya que los usuarios comprenden la importancia de la gestión de identidad, y la respuesta rápida ante incidentes se facilita con usuarios educados que informan rápidamente posibles amenazas.
Cuando la seguridad se convierte en una prioridad para todos los usuarios, se gestan las condiciones para desarrollar una concientización y una cultura sólida.
Porque, en definitiva, la organización se vuelve más resistente a las amenazas cibernéticas, se mantiene una inversión constante en materia de seguridad y se cumplen con requisitos normativos garantizando un entorno digital más seguro y escalable.
En épocas como las actuales donde sobreabunda la información, resulta fundamental que tanto desde las empresas como las personas prevengan para después no lamentar.
*Por Wellington Pierre, Platform Architect in Startia at Ingenia.