La posibilidad de hacer un buen negocio vendiendo nuestra empresa supone una actitud despierta y estar siempre en la búsqueda. Creo que si solo esperamos "a ver qué pasa", o "si tenemos suerte", en la mayoría de los casos lamentablemente no va a suceder.
Por el contrario, para incrementar las chances de que efectivamente se concrete -y nunca existen garantías al respecto-, sin dudas hay que trabajar fuerte en ello.
Las preocupaciones por el futuro de la empresa, que se entrelazan también con las económicas y financieras personales, suelen repetirse entre los dueños.
Estas son solo algunas de las más frecuentes: "Estoy un poco frustrado porque siempre reinvertí en la empresa y no sé si algún día voy a recuperar esa inversión".
O bien,"estoy desilusionado porque creía que el valor de mi negocio era mayor al que los profesionales lo valúan", "quedé atónito al saber que debería invertir mucho esfuerzo para incrementar el valor de mi negocio, en proyectos que podrían durar años".
También surgen preguntas inquietantes: ¿Qué pasaría si no tengo sucesión? ¿Qué pasaría si no puedo vender?¿O si quienes pueden continuar con el negocio no tienen suficiente para pagarme? ¿Cómo se financiaría? ¿Y si a la empresa le comienza a ir mal?
Focos de incertidumbre
También se añade la incertidumbre de si dispondrán de suficiente dinero para sostener su nivel de vida tras dejar la empresa, si tendrán la salud necesaria para continuar al frente en caso de no poder vender, si el negocio está realmente preparado para transferirlo, si el equipo y él mismo están preparados.
Invito al lector, si es dueño de una empresa, a tratar de identificar en cuántas de estas cavilaciones se siente representado. Hay muchos más desafíos que no están explicitados en el listado, pero a la gran mayoría de dueños de empresa, en general, varios de estos temas le impactan.
Lo mejor: si comenzamos a trabajar y a estar preparados, estos focos de incertidumbre paulatinamente tenderán a desaparecer, y vamos a estar más cerca de concretar lo que queremos. Pero según mi experiencia, esto solo sucederá si trabajamos a conciencia en ello.
Y el momento de comenzar, para quienes no lo hicieron, no es dentro de cinco años, es ahora, lo antes posible.
Todo esto se torna doblemente importante en un contexto en el que una de las trabas que impiden el normal fluir de los negocios en Argentina posiblemente esté más cerca de solucionarse.
Hablamos de que en el corto o mediano plazo se pueda girar libremente dinero al exterior, con lo cual los inversores de otros países podrían disponer de los dividendos generados por sus inversiones, como sucede en el resto del mundo.
Si nos preguntamos: ¿invertirías en un país en donde no puedas retirar el dinero que te corresponde por utilidades, o porque simplemente así como un día decidiste invertir otro día podés decidir vender y retirarte? La respuesta es bastante previsible.
Hace poco se dio un caso real con un cliente que cumplía todos los requisitos para el inversor del exterior, pero esto último fue un deal killer y la transacción no pudo concretarse.
Simplemente el crédito que obtenía el comprador de un banco grande y conocido en el exterior, no era posible utilizarlo en un país donde los fondos no se pudieran retirar libremente.
En mi opinión, si solucionamos este tema, Argentina es un país que va a atraer inversores. Por lo tanto nosotros, como dueños, debemos estar preparados y con nuestras empresas en condiciones, porque el momento llegará.