La tecnología está ahí, y más de lo que podemos verla y entenderla. A lo largo de la historia hay gran cantidad de evidencia de que la innovación tecnológica aplicada a la salud trajo enormes beneficios para la calidad de vida de las personas.
Esto aplica tanto para la prevención de enfermedades, tratamientos y diagnósticos. Cuando hablamos de desarrollo tecnológico aplicado a la salud nos referimos a los fármacos, al equipamiento, a los instrumentos y a sistemas de monitoreo.
Cada 7 de abril, el planeta celebra el Día Mundial de la Salud en conmemoración de la fecha de fundación de la Organización Mundial de la Salud y este año se realiza bajo el lema "Nuestro planeta, nuestra salud". Frase no menor si entendemos de dónde venimos recientemente.
En 1897, René Laennec inventó el estetoscopio; el padre de la microbiología Louis Pasteur desarrolló un proceso antiséptico que revolucionó la medicina para siempre; Marie Curie descubría a principios del siglo XX el fenómeno de la radiación, que luego permitió realizarles radiografías a los soldados de la primera guerra mundial; en 1901, Karl Landsteiner logró un método de clasificación de la sangre en A, B, AB y 0; a mitad de siglo, Rosalinda Franklin sentó las bases para comprender la estructura del ADN.
Cien años más tarde, en tiempo récord, científicos y científicas de todo el planeta desde sus laboratorios se esmeraron día y noche por encontrar la vacuna que nos sacaría de una de las tragedias sanitarias más importantes del siglo XX: la pandemia por COVID-19.
La innovación tecnológica implica un parangón que va desde la ciencia básica, la que explica mecanismos celulares, hasta la creación de equipamientos en hospitales utilizados en la actualidad que, incluso nos permiten acceder al interior del cuerpo humano sin ningún tipo de invasión. Algo que, contado de esta manera parece ciencia ficción. Y no, es ciencia y tecnología, por supuesto.
La relación de dependencia entre la salud y la tecnología queda explicada a través de ejemplos de nuestra vida cotidiana. En el marco de una terapia intensiva, por ejemplo, permite mantener con vida al paciente en cuidados críticos: respiradores, desfibriladores, electrocardiógrafos, monitores multiparamétricos, son solo algunos de los que se manipulan.
Las personas con enfermedades crónicas como las renales, oncológicas o la diabetes, por su parte, también requieren de un repertorio tecnológico de altísima calidad para control y tratamiento. Asimismo el amplio abanico dedicado al diagnóstico por imágenes como ecógrafos, resonadores, o sofisticados equipos para diagnóstico neurológico como el doppler transcraneal, forman parte de, en muchos casos, controles de rutina para la mayoría.
Pero en 2022 sumamos algo que no imaginábamos hace 10 años, la Inteligencia Artificial para para el manejo inteligente de la información clínica y su optimización de procesamiento.
La salud es un estado de completo bienestar físico y mental, un agente de cambio y de transformación social, es sinónimo de armonía. Pese a que lograr su máxima condición se debe al resultado de diversos factores socioambientales, es innegable que la contribución de la tecnología es clave para mejorar la calidad de atención en centros de salud y, en consecuencia, mejorar la calidad de vida de la población
Todas estas soluciones tecnológicas ayudan a que los equipos médicos puedan ofrecer el nivel más elevado de atención a pacientes una vez que llevan adelante los procedimientos de cura o son atendidos en situaciones de emergencia. No obstante, hay que tener presente que una vida saludable y plena se logra a partir de la incorporación de buenos hábitos alimenticios, cuidados de nuestras emociones, higiene personal y, además, hacer controles de nuestro estado general.
Los avances en la tecnología ayudan a facilitar la vida a los enfermos, ya que aceleran la detección de cualquier tipo de enfermedad y encontrar curas más rápidas. Los equipos que se utilizan son cada vez más completos y permiten que las intervenciones sean menos riesgosas y dolorosas, esto nos muestra que la atención al paciente ha mejorado con el avance de las tecnologías y la atención hacia ellos se volvió más segura.
*Tomás Piqueras es CEO de Centro de Servicios Hospitalarios