Imaginemos la siguiente situación: alguien está en una fiesta, escuchando música, tomando unas cervezas, charlando aquí y allá. En una de esas conversaciones, una persona -probablemente al otro día no recuerde quien- le comenta algo sobre un hongo que puede convertirse en comida.
Al día siguiente, del recuerdo vago e impreciso de una noche surge, como una epifanía, una idea. Esa idea se convierte luego en un proyecto, que un día llega a la NASA. Eso es, a grandes rasgos, lo que le sucedió a Horacio Acerbo, fundador de Eternal.
Eternal: cómo surgió el proyecto
"Mi idea original era descentralizar la fabricación de proteínas. Es decir, que cada persona en su casa tuviera la posibilidad de tener algo así como una yogurtera o una máquina para hacer pan para producirla", explica.
La obsesión de Acerbo, sociólogo, artísta plástico y emprendedor tecnológico, era encontrar una alternativa para que a ningún chico le falte proteínas en sus primeros 1.000 días de vida, que son centrales para su desarrllo. Pero, además, la idea era hacerlo de una manera sustentable para la tierra y sostenible en el tiempo.
"Yo no soy socialista, ni de casualidad, soy libertario mucho antes que Javier Milei, pero veía que los chicos realmente no comían proteínas y sentí que tenía que hacer algo para poder aportar", explica.
En 2017, con ese proyecto en mente, Acerbo fue al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) -donde ya había investigado otros proyectos con EnyeTec, su primera empresa de tecnología- compraron el hongo (Fusarium venenatum) y comenzaron a trabajar con su primer biorreactor junto al INTI y en un pequeño laboratorio en Buenos Aires.
Durante los primeros dos años, los sueldos y los costos de la compañía se financiaron con las ganancias que Acerbo obtenía "tradeando".
El siguiente paso fue conformar una nueva empresa, menos ecléctica y más centrada en el proyecto, para salir al mundo a buscar capital. Entonces surgió Kernel, que tiempo después se convirtió en Eternal, la versión que hoy integran además Lucas Gago (VP of Innovation) y Martín Blasco (Chief Scientific Officer).
Horacio Acerbo, CEO de Eternal
Hoy, la firma tiene su oficina comercial en San Francisco (EEUU) y Londres (Reino Unido), un laboratorio de invesitgación y desarollo en Buenos Aires, y centros de investigación en Málaga (España) y Cabo Cañaveral (EEUU).
Eternal: qué hace
Con un equipo integrado por biólogos, ingenieros, químicos, físicos y programadores, en Eternal trabajan en el desarrollo de micoalimentos, un ingrediente 100% libre de animales, elaborado a partir de biomasa de Fusarium Venenatum, un hongo aprobado para el consumo humano por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
También utilizan Inteligencia Artificial y robótica para la experimentación, el análisis y la optimización automáticos, que les permite simplificar el proceso de producción, trabajar más rápido y con un mayor nivel de detalle. Así, como sólo someter al hongo a diferentes procedimientos pueden crear análogos (réplicas) de:
- Quesos
- Hamburguesas
- Pescado
- Pechugas de pollo
- Batidos y bebidas
- Helados
La producción de un kilo de micoalimentos reduce las emisiones de dióxido de carbono en un 94% comparado con la producción de carne vacuna y un 70% en el caso del pollo. Así como un 17% del coste de los medios de cultivo, un 80% del consumo de energía en el proceso de producción y un 50% del consumo de agua.
El prototipo desarrollado por Eternal es tan grande como un electroméstico, que puede ser usado tanto en una casa como en una nave espacial, donde existen muy pocos recursos disponibles.
De hecho, Eternal es uno de los cuatro finalistas de la fase tres del Deep Space Food Challenge, un concurso organizado por la NASA encontrar nuevas y mejores propuestas de alimentación para las futuras misiones espaciales.
Al someter al hongo Fusarium Venenatum, Eternal puede crear diferentes réplicas de comida de alto valor proteico
"Cuando estaba trabajando en este proyecto me encontré con Pablo de León, un amigo que no veía hace tiempo, y él nos llevó con su compañía a Cabo Cañaveral. Yo había hecho esta máquina de tamaño pequeño, pensándola como doméstica, pero por estas condiciones podía instalarse perfectemente dentro de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) entonces armamos nuestro prototipo y fuimos pasando de fases", explica Acerbo.
Los hongos no solo son una fuente de alto contenido protéico, sino también son ideales para la exploración espacial porque crecen muy rápidamente.
Eternal también es finalista del concurso XPRIZE Feed the Next Billion y en julio Abu Dabi con unas 200 réplicas de pechugas de pollo elaboradas con biomasa para competir con otros cinco finalistas. Acerbo reconoce que es un hombre de muchas ideas y él mismo se sorprende del rumbo que fue tomando su proyecto.
Según Acerbo, "la cadena de distribución de alimentos a nivel mundial no es sotenible, pero el mundo de la biología sintética nos permite resolver ese tema. Así como en su momento lo hicimos con las vacas, podemos hacerlo con los microorganismos, hongos, bacterias levaduras".
"Yo realmente esperaba que me llamaran de Samsung o LG para comercilizar la máquina, pero comenzaron a llamarnos de grandes compañías de alimentos como Danone o Tyson Foods, y ahora estamos compitiendo para ser proveedores de la NASA", concluye.