La pandemia de COVID-19 ha provocado que las marcarillas se hayan convertido en parte del outfit de todos al salir a la calle, pero en los últimos tiempos han aparecido conceptos que llevan esa protección a otro nivel.
Así lo demuestra Blanc, una singular e inquietante máscara facial completa que no solo está orientada a protegerte de la COVID-19, sino que además oculta todas las facciones, convirtiendo a quien lo lleva en alguien anónimo.
¿Pasar desapercibido?
Meses atrás ya se conocieron propuestas como la de BioVYZR, una escafandra enorme y aparatosa que al menos sí que dejaba ver por completo a la persona que la llevaban, sin embargo la propuesta de Blanc es totalmente distinta.
Un grupo de emprendedores, expertos y diseñadores se han unido para crear esa máscara que cubre los ojos, nariz y boca del usuario y cuenta además con filtros HEPA aprobados por la FDA (el organismo que regula los medicamentos en EE.UU.) y que protege a quienes la llevan del 99% de las partículas, incluyendo polvo y aerosoles.
En la máscara además se integran una serie de indicadores que, según el color, permiten saber al usuario si es necesario cambiar los filtros que utiliza al ponerse la máscara, que además destaca por ese diseño casi de ciencia ficción que evita que nadie nos pueda reconocer.
Blanc es además modular: el panel frontal es intercambiable con diversos materiales, colores y texturas, y según sus creadores Blanc se ajusta a las características anatómicas de la cara sin problemas y se coloca fácilmente con esos dos paneles verticales y simétricas.
La máscara se puede conseguir por un precio que parte de los 62 euros en promoción.
Este producto se ha puesto en marcha a través de una campaña de financiación colectiva en Kickstarter en la que ya se han recaudado más de 100.000 euros y a la que aún le quedan 48 días para terminar.
La máscara se puede conseguir por un precio que parte de los 62 euros en promoción, y se espera que las primeras unidades lleguen a sus compradores en marzo de 2021.
Como siempre, insistimos en que en las campañas de financiación colectiva no hay certezas absolutas, y el proyecto podría acabar retrasándose o cancelándose aun consiguiendo la financiación buscada, por lo cual su futuro es incierto.
Mascarilla higienizante y purificadora de aire
En IFA 2020 a principios de septiembre, LG presentó el purificador de aire portátil PuriCare junto con un estuche habilitado para rayos UV para saneamiento. El diseño utiliza un sensor respiratorio patentado y ventiladores dobles para tomar aire limpio filtrado con diferentes velocidades del ventilador para permitir una respiración normal.
Diseñada ergonómicamente para un día completo de uso, la batería de 820 mAh puede sostener el dispositivo durante ocho horas en modo bajo a 25 ℃
Máscara de monitoreo biométrico
Otra innovación proviene de Vita Innovations con su producto estrella, VitalMask. La startup se formó en abril de 2020 después de ganar el AI Health Hackathon organizado por el Centro de Ciencias Clínicas y Traslacionales de Cornell Medicine junto con Entrepreneurship en Cornell. La máscara impresa en 3D coloca sensores alrededor de los lóbulos de las orejas, la nariz y la boca.
Modelo conceptual de VitalMask impreso en 3D con auricular. Un filtro HEPA está en el frente, junto con un compartimiento para dispositivos electrónicos al costado de la máscara.
Estos sensores controlan la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, los niveles de oxígeno en sangre y la respiración para su uso en hospitales. El equipo detrás de la tecnología ganó el gran premio de $ 2,000 en el hackathon y se llevó el tercer lugar del premio de $ 500 en la categoría especial patrocinada por IBM.
Una máscara LED "parlante"
En junio, Chris Fox de la BBC entrevistó al fabricante Tyler Glaiel sobre su mascarilla electrónica casera. Tyler usó un Arduino Nano, junto con una matriz de LED para producir un patrón de luz que imita el movimiento de la boca al hablar.
Chris Fox (en la foto) dice que una matriz de LED es el corazón de la tecnología de mascarillas faciales producida por Tyler Glaiel.
Aborda un problema que falta en los dispositivos médicos más avanzados, que es la capacidad de ver cuando un usuario está hablando