El acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea fue celebrado por el gobierno argentino tras 20 años de negociaciones. Pero la abrumadora victoria de Alberto Fernández sobre Mauricio Macri en las primarias abre un manto de dudas sobre la continuidad del pacto comercial.
"Mi problema no es que la economía se abra. Mi problema es que esa apertura dañe a los argentinos. Si se abre preservando a los argentinos, bienvenido sea", afirma el candidato a presidente por el Frente de Todos.
Y añade: "Si tenemos que revisar los convenios que Macri está firmando por el mundo, lo haremos. No me asusta firmar con la Unión Europea, me asusta un acuerdo que nos castigue más de lo que ya nos han castigado".
En la Argentina, el pacto ha cosechado buenas expectativas en los sectores agropecuarios, pero también preocupación en la industria local. Además, inquieta a otro sector que, silenciosamente, viene ganando protagonismo dentro del arco productor local.
Concretamente, el vinculado a la llamada Economía del Conocimiento, que ya es el tercer complejo exportador del país (luego del agro y automotor) y que espera con ansias que las negociaciones avancen a pesar del contexto político actual.
En este marco, iProUP dialogó con distintos referentes quienes, a priori, se muestran optimistas sobre la firma del tratado, dado que la Unión Europea es uno de los principales compradores globales de servicios, con adquisiciones que superan los u$s800.000 millones anuales, según la Cancillería Argentina.
Sin embargo, la principal inquietud pasa por cómo se trabajará en la formación de capital humano ante una escasez de profesionales que, aun sin este convenio, ya se hace más que evidente y afecta a las compañías de los más variados rubros.
Además, las fuentes consultadas se hacen la misma pregunta: ¿se puede competir en igualdad de condiciones con una estructura tributaria altísima y tasas de interés que obstruyen el financiamiento?
Un sector clave para la llegada de dólares
Las recurrentes crisis locales suelen ocurrir por la falta de dólares para abastecer la demanda. La generación de esas divisas sigue teniendo al agro como actor principal, una industria competitiva a nivel internacional pero que depende en gran parte de la meteorología.
De cara a lo que viene, los ojos también están puestos en cómo evolucionarán los actores que forman parte de la Economía del Conocimiento y en el valor agregado que podrán aportar. Este rubro está integrado por actividades que utilizan la tecnología de manera intensiva y que requieren de capital humano altamente calificado.Hay razones para que las miradas recaigan en este rubro, ya que las estadísticas recientes van a contramano de los números rojos que presenta el actual escenario económico y muestran un panorama alentador de cara al futuro:
- Como tercer complejo exportador, el año pasado superó los u$s6.000 millones (8,5% del total); en 10 años aspira a alcanzar los u$s15.000 millones (15%)
- En la última década generó un superávit anual constante en la balanza, siendo Argentina el único país de la región con saldo positivo de u$s2.700 millones en 2018
- Emplea a 435.000 trabajadores y puede sumar otros 400.000 hasta 2030: la mitad de ellos asalariados y la otra desarrollando tareas de forma independiente
- Cuenta con una ley específica para el sector, promulgada en junio, que promueve beneficios tributarios, como bajas en contribuciones patronales, alícuotas del 15% en Ganancias y beneficios en IVA (ver cuadro)
Un mercado multimillonario
Los expertos consultados por iProUP coinciden en que el acuerdo Mercosur-Unión Europea representa una chance única. "Crea la oportunidad de competir en mercados que hoy no eran los tradicionales", asegura Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon, entidad conformada por empresas prestadoras de servicios basados en el conocimiento.
Hasta el momento, el grueso de las exportaciones era regional, a Latinoamérica y Estados Unidos. Pero, según Galeazzi, "ahora se agrega un mercado muy potente".
La Unión Europea es uno de los principales compradores de servicios. Además, el bloque es el principal financista global, con un stock de inversión extranjera directa que supera el 50% del total mundial.
Los destinos de los desembolsos europeos que más crecieron durante los últimos 15 años fueron aquellos con los cuales la UE firmó acuerdos comerciales. "Se creará un ambiente más propicio para la financiación de proyectos que colaborará en el desarrollo de empresas de todo tipo", enfatiza Galeazzi.
Todavía falta definirse la letra chica del convenio, que deberá ser aprobado por los congresos de varios países para que entre en vigencia. No obstante, el ejecutivo de Argencon considera que dentro del conjunto de sectores involucrados, apunta a ser uno de los más veloces.
"Es más rápido exportar economía del conocimiento, al no tener regulaciones logísticas ni sanitarias", argumenta el experto. Y añade: "No será sólo software, también se abrirán oportunidades de negocios en materia de ciberseguridad, videojuegos, IT o en rubros diversos como la biotecnología, ya que los laboratorios europeos podrían invertir en investigación en Argentina. O en materia de exportación de alta tecnología nuclear satelital, como Invap", detalla.
Sin embargo, Galeazzi considera que para capitalizar los beneficios, será indispensable complementar el acuerdo con otras medidas y que el Gobierno aliviane la mochila tributaria que soportan los empresarios.
"Es requisito que no prorrogue las retenciones a la exportación más allá de su vencimiento, en diciembre de 2020, porque este tributo agrava el costo de las ventas al exterior y en muchos casos aleja la posibilidad de exportar con valor agregado", adviete el ejecutivo de Argencon.
Romina Gaya, economista y experta en comercio internacional, se expresa en la misma línea: "Los principales obstáculos que enfrentan las compañías argentinas para vender al mundo se vinculan con temas tributarios, más allá de que algunos queden reducidos con la nueva Ley de Economía del Conocimiento". Considera que el Gobierno deberá trabajar en el financiamiento y en la formación del capital humano.
Gaya es escéptica acerca de si el pacto generará un aluvión de exportaciones. En el caso del sector agropecuario, luce optimista por la reducción de aranceles y el aumento de cuotas. Pero para los servicios basados en el conocimiento, la reglamentación nacional que regula la prestación es abierta, con algunas restricciones, desde los años noventa.
Aun así, la economista encuentra dos grandes ventajas: "El acuerdo es positivo porque abre oportunidades, por ejemplo, en el capítulo de las compras gubernamentales. En el sector de software están entusiasmados por la posibilidad de vender servicios a entidades públicas europeas. Resta ver en la letra chica qué países hicieron más concesiones y para qué sectores".
Gaya pone atención en lo valiosas que serán las tratativas entre ambos bloques a nivel intra Mercosur. "Brasil tiene muchas restricciones al comercio de servicios con la región. Si se abre el mercado a Europa, debería tener menos 'peros'". Por lo pronto, "es una gran oportunidad para Argentina y Uruguay, que tienen ventajas estratégicas, ya que Brasil vive del mercado interno de servicios y no exporta tanto en términos comparativos", añade.
Profesionales se buscan
El optimismo sobre el impacto del acuerdo varía según los distintos rubros que componen los servicios basados en el conocimiento. "Yo estoy lleno de ilusiones", asegura a iProUP Federico Mayer, CEO del Club AgTech, entidad que vincula a todos los actores del ecosistema agrotecnológico. Y agrega: "Nuestro sector se favorece doblemente porque combina tecnología con el agro".
Su objetivo es que desde la tecnología se siga agregando valor al campo. En los últimos años, los desarrollos locales en monitores de siembra, banderilleros satelitales y sensores para el cultivo fueron exportados a todo el mundo, incluso a organizaciones como la NASA.
Con mayor o menor optimismo, todos los actores consultados por iProUP califican al acuerdo como una oportunidad, si bien coinciden en las mismas preocupaciones: ¿Quién capacitará a los profesionales para que ocupen los nuevos empleos calificados y de qué forma se hará?
El ecosistema argentino de software hoy reúne a 1.500 empresas que emplean a 45.000 personas. No obstante, desde la CESSI reclaman que existe una brecha de 9.000 puestos sin cubrir en la industria, debido a la falta de profesionales especializados.
Por lo pronto, la mitad de las empresas enfrenta dificultades para contratar expertos en tecnología, por la falta de competencias y escasez de postulantes, detallan desde el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET). "Estamos preocupados por cómo vamos a formarlos para poder atender a este nuevo mercado", comparte a iProUP Ezequiel Tosco, secretario general de la Asociación Gremial de Computación.
Considera que la planificación sobre el empleo del futuro en tecnología no está determinada por el Estado de forma estratégica, sino que recae en manos de empresas privadas, que suelen capacitar a empleados de acuerdo con sus necesidades específicas. Los especialistas argentinos en informática son muy apreciados en todo el mundo. "La formación en las universidades públicas es excelente y nos valoran por nuestra cultura e idioma", asegura Tosco.
Con respecto a la industria informática, indica que las oportunidades con el acuerdo se darán en el campo del software y servicios y no tanto en hardware, para el que existen monstruos industriales como China y Estados Unidos.
En caso de generarse nuevos empleos y que no haya oferta para cubrir esas vacantes, las Pymes temen perder su capital humano ante las grandes corporaciones. Por eso, Eduardo Goldenhorn, CEO de Turismática, concluye: "Celebramos que haya un capítulo del convenio dedicado a las Pymes, para que tengamos información de modo tal de dar pelea".