La grieta entre la vida laboral y la personal no es tan fácil de cerrar. Las nuevas generaciones buscan un empleo bien remunerado, que apasione pero, a la vez, que permita contar con más tiempo libre para dedicarlo al bienestar físico y mental.
Los especialistas aseguran que está comprobado que aquellos que gozan de ciertas flexibilidades horarias y disponen de un mayor número de horas para pasar fuera de la oficina, terminan siendo más "fieles" a sus empleadores.
Son varias las compañías que ya contemplan estas políticas, bajo la premisa de que así lograrán un mejor clima laboral y un incremento de la productividad. Los países desarrollados tienen marcos regulatorios que fomentan el work-life balance, con opciones de jornadas reducidas y home office varios días a la semana, dependiendo del tipo de trabajo.
Este tipo de beneficios vienen de la mano de las nuevas tecnologías, que:
- Posibilitan que las personas puedan estar conectadas en cualquier momento y lugar
- Generan un sustancial ahorro de tiempos: aquellas tareas que años atrás requerían de varias horas o jornadas, ahora pueden concretarse mucho más rápido
Así, en la región empiezan a surgir avances para encarar la flexibilidad horaria. Por caso, Chile o Perú ya comenzaron a proponer nuevas formas de trabajo.
Chile patea el tablero: menos horas, más calidad de vida
El 2 de mayo, el gobierno de Chile presentó nuevos cambios laborales que giran en torno a tres ejes fundamentales: trabajo, familia e inclusión.
Esta iniciativa, que se tratará en el Congreso, modifica la jornada laboral con el propósito de las personas tengan una mejor calidad de vida. Establece nuevas normas que garantizan la protección de los trabajadores y fomentan un mundo laboral inclusivo.
Entre las modificaciones se incluyen:- Jornada semanal: habilita a prestar servicios de lunes a jueves y descansar viernes, sábado y domingo
- Jornada mensual (180 horas): posibilidad de pactar una distribución flexible de días y horarios
- Jornadas semestrales y anuales: trabajar más en invierno y menos en verano (o viceversa)- Hora de entrada y salida: se podrán pactar "bloques horarios" para acomodar el tiempo laboral a las necesidades
- Pausa en la relación laboral: para dedicar ese tiempo a otros intereses y necesidades, sin perder el empleo
La flexibilización es voluntaria y permite dos nuevas modalidades: 4 días trabajados y 3 de descanso con 45 horas de tope semanal, o 180 horas mensuales con tope de 12 horas diarias y hasta 6 días por semana.
Así, el país trasandino apunta a aggionarse a las nuevas formas que exigen empleos del Siglo XXI, teniendo como pilares la protección de los trabajadores y el fomento de un mundo laboral inclusivo que abra oportunidades para todos.
Para Carlos Slim, es el futuro
El mexicano Carlos Slim, dueño de Claro, también es otro de los que cree que las tecnologías de hoy no son las mismas de antes y que el mundo debe ir a semanas laborales de 4 días, e incluso tres."Ya lo hacen en algunos países asiáticos, donde la gente va a trabajar menos. Tenemos que organizarnos en Occidente e ir a la oficina sólo tres o cuatro días a la semana", remarca. El argumento del magnate de las telecomunicaciones, y uno de los hombres más ricos del mundo, se basa en dos pilares:
- Las personas debe tener bienestar y ocupar su tiempo en otras cosas para que rindan mejor en sus empleos
- Darle más oportunidades de progreso a quienes deben ingresar al mercado laboral
Slim, no sólo lo dice sino que lo pone en práctica en sus empresas: quienes están cerca de la edad de retiro trabajan cuatro días a la semana (sin que vean reducido sus salarios) mientras que otros concurren tres jornadas.
"Deberías tener más tiempo para ti durante toda tu vida, no cuando llegues a los 65 y te jubiles", enfatiza. De este modo, explica, habrá más espacio para el esparcimiento, la familia y actividades de capacitación.
El resto del mundo avanza en jornadas flexibles
Este debate se replica en todo el mundo. Uno de los experimentos más citados sobre la felicidad vinculada a trabajar menos horas es el elaborado por la Universidad de Warwick, en Reino Unido. Luego de recortar la jornada laboral de diferentes formas (días u horas), todos mejoraron sus niveles de estrés y de salud hasta dos años después de concluido el ensayo.
En 2015, Suecia inició una prueba piloto en la ciudad de Gotemburgo: 70 personas pasaron de tener una jornada de 8 a 6 horas: faltaron menos por enfermedad y mejoraron su productividad de manera sustancial. También en Reino Unido, la empresa Radioactive PR recortó la semana laboral a cuatro días y comprobó que la productividad se concentra de martes a jueves.
En Nueva Zelanda, la firma Perpetual Guardian imitó la medida, llevando la jornada laboral de lunes a jueves, 8 horas diarias. El esquema finalmente se extendió porque no se registraron más pérdidas. En tanto, los sindicatos metalúrgicos de Alemania lograron que los empleados cumplan sólo 28 horas semanales. La decisión estuvo más relacionada con la productividad y su adecuación a la automatización de los procesos.
Experiencia en Argentina
Si bien en la Argentina el debate no está instalado, algunas empresas han avanzado hacia jornadas laborales de menos horas o sistemas flexibles. Eventbrite es una de ellas: a nivel local fomenta el trabajo por objetivos y a partir de eso define su jornada.
"La compañía tiene una metodología flexible como parte del contrato de trabajo, que no tiene que ver con la carga horaria sino con las responsabilidades a cumplir por equipo", explica Victoria Calabró, Workplace Specialist.
Si bien cuentan con un rango horario que va de 9 a 18, esto no implica que cada empleado marque tarjeta, ya que cada uno se maneja con sus respectivos managers.
"Permitimos el teletrabajo, aunque nosotros no tenemos una política establecida como otras empresas que, por ejemplo, definen un día a la semana para hacer home office", detalla Calabró.
En Eventbrite, cada necesidad se notifica en el día y se trabaja desde afuera de la oficina sin restricción, aunque cada gerente y el sector de recursos humanos están atentos a cuántos días de home office se piden al mes y si los objetivos se cumplen.
"Hay líderes abocados al seguimiento constante de las personas y se va midiendo el desempeño. Eso hace que se permitan ciertas libertades", agrega.
En términos de productividad, se logró reducir casi al mínimo el ausentismo, ya que la posibilidad de horarios dinámicos y de home office les abre la puerta a los empleados a seguir trabajando. "Las nuevas generaciones exigen esto y eligen trabajar en empresas flexibles. Además, muestran un mayor grado de compromiso", asegura Calabró.
¿Es posible en Argentina jornada laboral "a la chilena"?
Según datos del informe de Randstad Workmonitor de 2018, siete de cada 10 argentinos trabajan bajo un esquema tradicional en el que todos los empleados concurren a la oficina en los horarios regulares.
En términos comparativos, el estudio destaca que el país está entre las naciones que aún sostienen formatos de trabajo "rígidos". Hasta el año pasado, sólo el 34% podía realizar sus tareas en el lugar y momento deseado.
Además, según la investigación, ocho de cada 10 considera que si les permitiesen un formato más flexible mejorarían la creatividad, la productividad y el nivel de satisfacción con el trabajo.
La promesa de reforma laboral (congelada en este año de elecciones) propone un replanteo del esquema tradicional, bajo la consigna de que un sistema aggiornado a los tiempos que corren facilita la integración de las personas al mercado formal.
Sin embargo, en un contexto de recesión y con una tasa de desocupación que ronda el 9%, según INDEC, los especialistas creen que no es el mejor momento para tratar algunas cuestiones.
"La heterogeneidad del mercado laboral argentino también aparece como una traba para implementar estas políticas", considera Matías Ghidini, gerente general de la consultora de recursos humanos GhidiniRodil.
"Existen industrias más dinámicas y otras más conservadoras, en las que no está instalada la definición de trabajo por objetivos", completa. Entre las más innovadoras aparecen, justamente, aquellas en las que la alta demanda y rotación de talentos las obliga, para retenerlos, a ser más flexibles: tecnología, software, sistemas, y perfiles vinculados con Internet e ecommerce, entre otros.
Las normativas vigentes en el país quedaron desactualizadas frente a los requerimientos que demandan los nuevos perfiles. No sorprende que en naciones en crisis, como Argentina, los resultados sean distintos a los de países desarrollados, en los que ya se contemplan este aggiornamiento.
Alexandra Manera, directora de Recursos Humanos de Argentina & Uruguay de Adecco, remarca a iProUP: "El gremio se mete mucho. Hay sectores en los que se hace más fácil avanzar en sistemas flexibles". Considera que un modelo de jornada reducida debe ser aplicado según tipo de industria y categoría.
Juan Pablo Peries, gerente de Inhouse Services de Randstad, considera que avanzar en un sistema flexible implica ventajas para las dos partes: "Los trabajadores buscan pasar más tiempo desarrollando otras actividades, a la vez que las empresas necesitan más productividad. Y está comprobado que después de determinados horarios, la eficiencia cae", expresa.
"Hay que ver cómo los sindicatos encaran estos temas, ya que cada vez son más conscientes de que hay cuestiones que deben ser revisadas, como dar más flexibilidad sin desproteger a los empleados. Los gremios podrían convertirse en uno de los impulsores de cambio", concluye el especialista.