Los videojuegos han sido uno de los "grandes ganadores" de los últimos años, en gran parte gracias a que muchos descubrieron (o dedicaron más horas) al entretenimiento digital ante las políticas de aislamiento. Hoy, con la pandemia en "retirada", se estima que hay 400 millones de usuarios a nivel global que generan más de u$s500.000 millones al año.
En Argentina, el fenómeno también crece a pasos agigantados: la cantidad de gamers avanzó 20% y el y 40% de los jugadores "casuales" ahora dedican más tiempo a estos juegos. Esto, claro está, despertó el interés de los ciberdelincuentes.
¿Por qué crece el uso de videojuegos?
Jorgelina Pecina, profesora titular de Gaming and Esports Managment de UADE, señala a iProUP que se nota un interés creciente del público, si bien aún falta que los esports (rama profesional de los videojuegos) terminen de madurar.
"Dentro del ecosistema, encontrás las partidas en plataformas de streaming, que son el canal por el cual tienen visibilidad. Facebook Gaming, YouTube y Twitch hoy tienen mucha llegada entre los jóvenes", describe la experta.
Además, este crecimiento de los deportes electrónicos también sedujo a ex atletas profesionales de la talla de:
- Sergio "Kun" Agüero, que fundó Krü Sports
- Paulo Dybala se unió a Furious, club pionero en el país
- Fabricio Oberto, exbasquetbolista de la NBA y Generación Dorada, creó Intel New Indians
- Guillermo Coria, ex tenista, lidera New Pampas
- Diego "Peque" Schwartzman encabeza Stone Movistar
- Juan Sebastián "Brujita" Verón, exfutbolista y presidente de Estudiantes de La Plata, creó eBRO
Los atacantes aprovechan el buen momento del gaming para enfocar sus amenazas
No son los únicos que vieron una oportunidad de oro en este negocio: también los ciberdelincuentes, que apuntan a quienes se inician o sólo lo ven como un pasatiempo. Fernando Peyretti, gerente de FID en BDO, señala a iProUP que la industria de videojuegos y deportes electrónicos se aceleró con la pandemia, además de los ciberdelitos relacionados con la actividad.
¿Cómo pueden estafarte por usar videojuegos?
"Los esports crecieron mucho. En la mayoría de los juegos podés comprar actualizaciones o elementos para avanzar, y eso hace que tengas mucha gente fondeando cuentas sin parar. Es un fenómeno bastante nuevo", advierte.
Así, los criminales 4.0 apuntan a hackear perfiles de jugadores, principalmente a través del phishing. Es decir, con e-mail falsificados para robar datos e ingresar a las cuentas para hacerse de los fondos. También a través de simples ataques de "fuerza bruta", probando contraseñas "frecuentes" con el mismo propósito; o mediante el hackeo de conexiones WiFi abiertas.
En este contexto, Lima remarca que hay ciertos factores a tener en cuenta para evitar caer en este tipo de engaños:
- Comprar a través de sitios oficiales o tiendas online reconocidas
- Realizar la operación a través de una conexión segura, evitand redes WiFi públicas (bares o restaurantes, por ejemplo)
- Acceder al sitio de interés desde un buscador o tipeando la URL
- Evitar los links que lleguen por SMS, redes sociales, WhatsApp o correo electrónico
- No ingresar los datos de la tarjeta más de una vez ante fallas en el sistema
- Comprobar la posibilidad de devolución, ya que esta política es una señal de confianza
Pero además de los hackeos, también hay plataformas que buscan atraer usuarios que inviertan y, a su vez, recomienden a otros, en una suerte de esquema piramidal 4.0.
¿Cómo evitar una estafa piramidal en el mundo de los videojuegos?
Peyretti señala que en algunas plataformas se crean fraudes con bonificaciones, por lo que remarca que hay que prestar atención a aquellos juegos que ofrecen beneficios muy atractivos por recomendar a otros usuarios, ya que pueden esconder un esquema piramidal.
"Es un esquema de negocios en el que se pide a los miembros que inviten o recomienden la plataforma a conocidos y así recibir una recompensa, no solo monetaria sino también de ascensos dentro del sistema", define Lima.
Las tarjetas de crédito: el principal botín que buscan los atacantes
Además remarca que "si bien el crecimiento de la industria les vino a las empresas muy bien en términos económicos, a la par fue creciendo el fraude. Hoy, la suplantación de identidad es algo muy frecuente y perjudica también a las compañías de videojuegos, que deben indemnizar a las víctimas".
Según la Asociación Argentina de Lucha Contra el Cibercrimen provistas a iProUP, las denuncias por fraude digital treparon 65% el último año, destacándose el robo de tarjetas de crédito con un cuarto de los incidentes.
"Después las empresas tienen que hacerse cargo: por cada dólar que pierden por fraude, hay que sumar otros tres de compensaciones y costos de litigar. No pueden dejarlo pasar", remarca Peyreti. Como ejemplo, señala el de "jugadores que venían ganando y le vacían la cuenta con tarjetas de crédito robadas o conseguidas en la dark web".
Pero los usuarios amateurs no son los únicos blancos, sino también los que están buscando un lugar en la escena gamer. El dato paradigmático es el de Joshua Mullins, un joven estadounidense de 21 años que fue condenado a 10 años de prisión por la estafa más grande de videojuegos a nivel global: recaudó al menos u$s42 millones.
Mullins se hizo pasar por un inversor acaudalado que prometía jugosos dividendos a capitalistas que querían participar del negocio. Firmaba con jugadores sin experiencia un contrato de representación, que incluía patrocinios, entrevistas para ESPN y participación en torneos. Entre los 32 cargos que se le imputan se destacan el de falsificación de identidad y apertura de cuentas bancarias a nombre de diferentes ciberatletas que representaba.
Desde 2015 hasta el año pasado, cuando fue condenado, Mullins recibió aportes multimillonarios que fue "redistribuyendo" entre inversores y atletas digitales, conformando un esquema piramidal al estilo del fallecido Bernie Madoff.
Los jugadores no "debutaron en primera", ni mantuvieron entrevistas con la señal de deportes más importante del mundo. Tampoco los inversores vieron cómo las estrellas comenzaban a ganar torneos ni obtuvieron las ganancias de su representación. Así, estalló el delito que tiene en vilo a todos los amantes de los videojuegos.