Luis Garay, gerente de Nucleus, explica por qué la digitalización resulta clave para agilizar los flujos de trabajo y economizar los procesos sustentables
03.08.2022 • 17:40hs • Columna
Columna
La despapelización aumenta al ritmo de la transformación digital
La aceleración fue exponencial durante la pandemia. Lo que teníamos planificado con varios clientes en implementar durante todo el 2020 y 2021 se resolvió en sólo meses. Más de la mitad de las empresas argentinas enfrentaron la pandemia mediante un mayor uso de herramientas digitales.
Mientras que 41% incrementó el uso, 15% las comenzó a utilizar, según expuso un informe de la Fundación Observatorio Pyme (FOP).
La integración de nuevas tecnologías se tornó imprescindible y hoy tenemos la posibilidad de automatizar procesos que históricamente se realizaban manualmente, como por ejemplo la liquidación de sueldos, la generación de novedades o de reportes en tiempo real para focalizar esfuerzos en la gestión estratégica del negocio.
Hasta la firma se digitalizó. Además, los compromisos corporativos con la sustentabilidad son cada vez más fuertes y la despapelización juega un rol clave.
La digitalización de documentos no es ni más ni menos que la conversión de los datos físicos en un formato digital que las computadoras puedan manejar. Al hacerlo, las organizaciones y empresas pueden extraer más valor de los activos que de otro modo estarían literalmente acumulando polvo y ocupando espacio en la empresa.
Ante este panorama, facilitar el trabajo remoto, mejorar la experiencia de los colaboradores y generar un aumento en el retorno de la inversión gracias al ahorro en costos de mano de obra, envío e impresión son algunos de los principales beneficios que nos presenta la digitalización al interior de las organizaciones.
Todo el contenido de una empresa es factible de convertirse en datos digitales que puedan aprovecharse de múltiples maneras. Desde las capacitaciones, cumplimiento de horarios y también de entregas, intereses y planes de carrera deseados, estudios cursados o en curso, y evaluación de desempeño, con la posibilidad de comparar según los equipos en los que haya participado el colaborador, entre muchas opciones más.
Es decir, a través de tableros con información de los diferentes legajos, cada colaborador y las áreas pertinentes de la compañía pueden acceder a un perfil de 360º de los talentos.
Esto dota de dinamismo y agilidad a la organización permitiendo que se crucen datos que pueden ser necesarios para, por ejemplo, idear un plan de carrera o visualizar quiénes deberían ser tenidos en cuenta para futuras capacitaciones.
A esto debe sumarse el factor ecológico. Es necesario comunicar, acompañar, educar y establecer metas para modificar el comportamiento cultural de esta generación y de las que vienen.
Muchos de los talentos de las generaciones de millennials y centennials aseguran que prefieren percibir un menor sueldo, pero trabajar para compañías que respetan y cuidan al medio ambiente. Si bien es un cambio radical de paradigma, porque el uso del papel viene de tiempos inmemoriales, la aceptación de la digitalización en muchos procesos, por ejemplo, el recibo de sueldo ha sido total.
Hoy un empleado tiene un documento digitalizado a su disposición donde quiere y cuando quiere. La disponibilidad es inmediata.
Y como las plataformas tienen un estándar de uso similar entre ellas desde hace mucho tiempo, la UX para esta clase de plataformas es muy natural. Inclusive para aquellos colaboradores que llevan muchísimo tiempo en sus empresas.
En definitiva, la despapelización no tiene contras, sólo requiere de capacitar a los colaboradores para que puedan aprovechar el 100% de las aplicaciones y soluciones que la empresa les ofrece de modo virtual.
Este es el camino que debemos tomar como líderes del futuro para lograr organizaciones más sustentables, flexibles y acordes al tiempo en el que vivimos.
*Por Luis Garay, gerente Comercial de Nucleus