En el mundo, la agricultura utiliza en promedio el 70% del agua dulce que consumen los humanos. Ese porcentaje se eleva mucho más en países en vías de desarrollo, donde el porcentaje llega a cifras de entre un 80% y un 90%. Los números asustan si se tienen en cuenta los grandes problemas derivados de la crisis climática y la emergencia hídrica que vive la Argentina y buena parte de la región.
Lograr que el campo sea un sector más eficiente es clave y en ese sentido trabaja Kilimo, una startup cordobesa que utiliza la tecnología para mejorar la gestión del agua. Se trata de una herramienta de gestión de riego que, a través de un software, ayuda a los productores a decidir cuándo y cuánto regar. Su impacto es tal que acaba de ser premiada por el Foro Económico Mundial de Davos.
"El año pasado ayudamos a nuestros clientes a ahorrar 50.000 millones de litros de agua, el equivalente a seis meses de consumo humano de agua de la Capital Federal", revela en diálogo con iProUP Jairo Trad, CEO de Kilimo y cofundador de la empresa junto a Tatiana Malavesio, Juan Carlos Abdala y Rodrigo Tissera.
La startup acaba de ganar el Desafío Global de Agua Dulce (Enterprise Global Freshwater Challenge) que otorgó el Foro Económico Mundial a diez emprendedores --seleccionados de entre más de 400 compañías-- que utilicen soluciones basadas en datos para conservar el agua.
De esta forma, Kilimo recibirá un apoyo financiero de u$s190.000 para seguir desarrollando un sistema que ayude a agricultores de América Latina a ahorrar agua. Además del premio económico, la startup fue uno de los únicos dos seleccionados para presentar sus soluciones en la reunión Anual del Foro Económico Mundial 2023 en Davos, a donde viajó Malvasio para hablar ante los líderes del mundo.
Kilimo: cómo es el servicio que ofrece
Kilimo monitorea en total más de 44 cultivos en todo el mundo y le permite también al productor que controle su plantación desde cualquier lugar y en cualquier momento.
La plataforma combina información meteorológica, satelital y de campo para calcular la cantidad de agua que consume un cultivo por día y llevar un balance hídrico del terreno. Así, al agricultor le llega un aviso de riego por la web o la aplicación en el que se le indican los milímetros u horas de riego y en cuántos días deberá hacerlo.
"La eficiencia no quiere decir menos productividad, sino la misma productividad pero con menos agua y eso es posible", asegura Trad. Pero, ¿cómo se logra eso?
"La magia de la tecnología es que combinamos datos de diferentes orígenes y eso precisamente es lo más difícil: combinar información. Por ejemplo, nosotros construimos una especie de estación meteorológica virtual en el campo de los agricultores a través de la combinación de todas las estaciones de alrededor, pero la situación de cada una de esas estaciones es híper variada".
Como referencia, el ejecutivo afirma que "una de esas estaciones meteorológicas puede tener un nido de pájaros encima y que nadie sacó, son cosas típicas del mundo exterior que hay que tener en cuenta. Entonces, lo que hacemos con machine learning es detectar qué se sale de los parámetros y con eso vamos armando una especie de combinación virtual de datos con bastante precisión".
Trad afirma que lo mismo hacen con información que les llega desde el espacio. "Integramos cinco satélites públicos con una red de más de 150 satélites privados que compramos y también ahí vamos filtrando con mucha precisión qué dato tiene sentido y cuál no para construir de esta forma un dato satelital específico para cada campo cada cuatro días", señala.
"Pero usamos principalmente una técnica que mezcla información de sensores. Nosotros no ponemos ningún aparato en el campo de ninguno de los productores que usan nuestra herramienta, sino que utilizamos una combinación de sensores que están cerca de esos campos, los mezclamos y con esa información podemos saber cuánta agua utiliza cualquier cultivo, en cualquier parte del mundo y en un par de minutos", detalla.
Kilimo: presente y futuro de la startup
El orígen de Kilimo se remonta al año 2014 y a la provincia de Córdoba. "Nosotros veníamos de hacer otra empresa de tecnología para el agro, pero la cerramos y decidimos empezar Kilimo partiendo de un aprendizaje muy puntual que es que la agricultura tiene un aspecto muy particular: tu usuario es muy diferente a vos", relata Trad.
Hay equipo. Kilimo busca que los productores agropecuarios usen menos agua sin comprometer su productividad
"Si bien es un cliché porque hay de todo, en general la tecnología la hace gente joven o en edad media que vive en las ciudades y acá lo que te encontrás es que el agricultor promedio tiene 60 años o vive en un pueblo de 5.000 habitantes. Entonces la persona a la que vos le estás queriendo proveer de tecnología vive en un universo paralelo al tuyo. Eso te obliga a ser mucho más creativo y a tener mucha más empatía para poder hacer un producto que valga la pena", reflexiona.
"Por eso, durante los primeros seis meses de Kilimo dimos vueltas por toda la Argentina solamente charlando con los agricultores, porque entendíamos que solo sabíamos que no sabíamos nada y que había muchísimo para aprender. En ese camino, aprendimos qué era lo que ellos necesitaban e hicimos la primera versión de la herramienta pero nos tomó seis meses de pura investigación", señala.
Según el experto, así comprendieron que "la agricultura es relevante y siempre nos pareció que el agro era el lugar donde innovar. Somos cuatro fundadores y si bien los primeros dos cofundadores somos programadores de carrera y venimos de la tecnología, el agro nos pareció el espacio más relevante".
En este sentido, revela que detectaron dos cuestiones de la importancia del campo:
- "Primero, la económica: la agricultura es el tejido económico de Latinoamérica"
- "Segundo, y esto lo descubrimos un poquito más adelante, es la gran oportunidad del impacto: en el agro es todo tan grande y masivo que cualquier variable que optimicen tiene un impacto enorme"
De hecho, Kilimo trabaja actualmente en siete países de Latinoamérica: Argentina, Chile, Perú, México, Guatemala, Uruguay y Brasil. Tiene cerca de 300 clientes y más de 4.000 agricultores.
Su modelo de negocios original se basa en la venta de una suscripción por el servicio que, dependiendo del cultivo, puede ser semestral o anual. El último año, sin embargo, lanzaron en algunos países el proyecto Adaptación Climática, que fue el que les valió la premiación en Davos y que impulsa proyectos de compensación de agua.
"En algunos lugares donde hay compañías que tienen mucho uso de agua comenzamos a trabajar con esas empresas para generar modelos de compensación: nos dicen cuánta agua usan y cuánto deben ahorrar para cumplir con el compromiso de ser agua neutral", señala Trad.
Por medio de sensores, big data y machine learning, Kilimo permite que los productores rurales ahorren en el uso de agua
"Nosotros les conseguimos productores en la zona que con nuestro sistema pueden ahorrar y les pagamos por ese ahorro. Es un modelo único y súper innovador, no hemos sabido que se haya hecho algo parecido en otro lugar del mundo y la verdad es que está yendo super bien y sobre todo, que es lo que más nos importa, conecta con el corazón de la compañía: transformar el valor del agua en la producción de alimentos", completa.
Kilimo ha levantado hasta ahora casi u$s5 millones de dólares de inversión, pero el camino fue largo: "Cuando fundamos no conocíamos a nadie que alguna vez en su vida hubiera visto más de u$s25.000 juntos. No sólo no veníamos del mundo de la inversión, sino que no teníamos capital propio. Realmente nos lanzamos", recuerda Trad.
Y añade: "Trabajamos de otras cosas. Al ser freelance, podíamos usar los tiempos libres para Kilimo, pero trabajabamos 10 o 12 horas los fines de semana para dejarnos libre la semana y dedicarla 100% a Kilimo. Eventualmente comenzaron a aparecer inversores y fuimos dando pasitos. La verdad es que tenemos una historia de fundraising diferente".
La llegada de sus proyectos al Foro Económico Mundial fue otro paso importantísimo si de inversión se trata, pero desde Kilimo eligen destacar otro punto que es fundamental.
"Lo de Davos fue un frontón y nos devolvió la pelota porque al final lo que nos trajo el Foro fue que todo lo que está pasando en el mundo está alrededor de la innovación climática y de cómo nos adaptamos a ella. Lo que hace Kilimo es una pieza fundamental de eso y hay muchísimo para hacer", concluye Trad.