Durante la primavera de 2020, las empresas argentinas que cotizan en Wal Street tenían un valor de mercado de u$s64.000 millones, incluyendo a Mercado Libre.
Un año después, para el 21 de septiembre del 2021, esa cifra creció a u$s73.726 millones, gracias a un "pequeño detalle": el constante aumento que evidencia la capitalización de mercado de una sola de ellas, precisamente la mayor empresa de comercio electrónico de América latina.
En otras palabras, el market cap de Mercado Libre (ahora rondando los u$s 51.000 millones) permite que la valuación global de las 20 empresas top del país sea hoy sea casi u$s10.000 millones mayor.
De hecho, esta especie de rara avis doméstica vale casi dos veces y media más que a la suma de las otras 19 compañías y bancos argentinos listados en el New York Stock Exchange (NYSE).
Sin Mercado Libre,la capitalización bursátil general cae a u$s24.000 millones (contra los u$s36.600 millones de septiembre del 2019). Es decir, en sólo 12 meses la valuación total de todas las firmas argentinas en Nueva York bajó la friolera de casi u$s13.000 millones.
Todas cotizan en ese recinto a través de los ADR (American Depositary Receipts). Se trata de un instrumento (ver infografía) que a las empresas argentinas le permiten expandir la capacidad de crédito al acceder al financiamiento en el mercado estadounidense, mientras que a los inversores les da la posibilidad de operar a nivel internacional.
De 2018 a hoy, la mayoría de estos títulos evidencian fuertes derrumbes, en un panel argentino dentro del mercado bursátil más importante del mundo, integrado por firmas del sector financiero; telecomunicaciones; energía y petróleo; industria cementera; productoras de acero; operadoras aeroportuarias y hasta un laboratorio, además de dos de los cinco unicornios albicelestes.
Mercado Libre y 19 más
Los papeles de Mercado Libre son los únicos que no sufrieron las consecuencias políticas del cambio de gobierno, las tormentas financieras caídas sobre la economía local ni, mucho menos, los efectos negativos de las medidas sanitarias para combatir la pandemia.
El resto se vio perjudicado por las señales que envía el Ejecutivo a mercados e inversores, por el impacto negativo que dejaron las medidas para luchar contra el Covid-19, las iniciativas antiempresa como el llamado impuesto a la riqueza; el congelamiento de precios en las telecomunicaciones y las restricciones en el mercado cambiario que complican a las compañías endeudadas en dólares.
Otras razones esgrimidas por los analistas financieros para explicar por qué –en conjunto– la capitalización bursátil de este grupo de sociedades no deja de caer son el daño que causó su exposición al riesgo argentino, la incertidumbre política y económica, y los efectos nocivos que las medidas contra el coronavirus están dejando en la producción, el comercio y los servicios.
Pero Mercado Libre se mantiene ajena a estas complicaciones y su vertiginoso ritmo ascendente no cesa. "Tiene buena situación competitiva en varios países, Argentina le aporta apenas 30% o 40% de sus ingresos", afirma a iProUP Martín Sigwald, gerente de inversiones de Quiena.
En este escenario, sólo en los últimos 12 meses sus ADR vienen subiendo de manera constante, más allá de algunas bajas entre agosto y septiembre. Su market cap creció en casi u$s24.000 millones (septiembre 2019 a septiembre 2020).
La firma de Galperin vale 2,5 veces el resto de los ADR argentinos sumados
Es casi la misma cifra que valen las otras 19 compañías cotizantes en Wall Street juntas, entre las que se encuentran grandes grupos como YPF, Tenaris, Techint, Edenor, IRSA y Telecom.
"Como Argentina no crece desde 2011, es lógico que las acciones locales valgan tan poco, ya que son empresas que se desenvuelven en una economía cada vez más chica. Para peor, las perspectivas a futuro, que también son contempladas en los precios, no son para nada buenas", analiza Sigwald.
Ni siquiera la reestructuración de la deuda soberana argentina pudo detener la destrucción de valor de las compañías locales cotizantes del panel NYSE.
Entre las que más perdieron en un año (septiembre 2020 contra septiembre 2019) figuran:
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Tenaris: hoy cuesta 54% menos (su market cap ahora es de apenas u$s5.800 M)
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Transportadora de Gas del Sur (TGS): bajó de u$s1.300 M a u$s608 M (-53%)
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Corporación América Airports: la concesionaria de terminales aéreas del grupo Eurnekian resignó u$s380 millones (-53%)
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YPF: pasó de u$s3.600 millones a u$s1.790 millones. Es decir, se desvalorizó un 50%
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Despegar: se precipitó un 44%
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BBVA Argentina: retocedió 43%
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Telecom Argentina: cayó 35% (de u$s4.360 M a u$s2.860 M)
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Edenor: su valuación se redujo 34% (de u$s346 M a u$s228 M)
Las que perdieron menos y las que "zafaron"
Por debajo de estas fuertes caídas, otras empresas vieron reducido su valor un 20% y apeñas un puñado pudo mantenerse o crecer levemente:
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Pampa Energía, sufrió la misma suerte de las energéticas YPF y Edenor. El holding que preside Marcelo Mindlin redujo su market cap en 20% (de u$s1.400 M a u$s1.121 M)
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Eduardo Elsztain: Cresud descenció 25% (de u$s325 M a u$s243 M. En tanto, IRSA Inversiones y Representaciones, 14% menos e IRSA Propiedades, 12% menos
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Bancos: los ADR de Macro se redujeron 15%, mientras que los de Grupo Financiero Galicia retrocedieron 9,5% (de u$s2.030 M a u$s1.838 M)
"Si juntamos a los ocho bancos argentinos, en total suman un valor de mercado aproximado de u$s4.000 millones. Esto quiere decir que no llegan ni a la doceava parte de Mercado Libre", señala a iProUP Ignacio Solari, analista de research de Invertir Online.
Solamente tres compañías escaparon a esta escena de derrumbe casi generalizado, incrementando sus capitalizaciones aunque con valores modestos, a saber:
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Ternium: la empresa del Grupo Techint incrementó su valuación en u$s24 M (apenas 0,7%)
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Loma Negra: la cementera sumó u$s53 M y aumentó su market cap un 11%
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Central Puerto: la energética que tiene entre sus accionistas a Guillermo Reca; las familias Miguens Bemberg y Escasany; Federico Sainz de Vicuña y a Nicolás Caputo, logró ganar 10,5%
Oportunidad de compra
"Con los precios de las empresas argentinas tan bajos, surgen motivos para que los inversores que miran el largo plazo tengan intenciones de comprar en este momento", afirma Rodrigo Terre, gerente de mercado de capitales de First Capital. En su visión, "las oportunidades surgen cuando todos venden y algún inversor, con miras al largo plazo, quiere comprar una empresa argentina".
De todos modos, plantea dudas sobre el futuro inmediato, a raíz de la incertidumbre vinculada a qué ocurrirá con esas acciones en el corto plazo. "Son muchos los que están pensando en un mercado bajista por la pandemia y por ciertos condimentos locales, como el de un Estado muy complicado que intenta cubrir los costos asociados con una política monetaria expansiva", señala.
Por su parte, YPF sufre las consecuencias del coronavirus en el negocio de hidrocarburos, el desplome internacional del crudo que cotiza en u$s23 y el freno en Vaca Muerta. También, los efectos de medidas oficiales como el congelamiento en el precio de los combustibles, el establecimiento de un barril doméstico a u$s45 y otras medidas.
YPF, complicada en dos frentes: el parate del coronavirus y el freno en Vaca Muerta
En este marco, el peso de su deuda es cada vez mayor en relación con su patrimonio y activo, al punto que en los próximos 12 meses tiene vencimientos por casi u$s2.000 millones a raíz de las distintas emisiones de títulos en el mercado local e internacional que realizó a partir de 2013 para financiar el desarrollo de Vaca Muerta.
Los datos marcan que en la actualidad, el valor bursátil de la firma que dirige Guillermo Nielsen es casi u$s500 millones menor a su endeudamiento y enfrenta un futuro complicado, si se tiene en cuenta la difícil situación de su principal accionista y controlante, el Estado nacional.
Además, tiene un calendario paralelo de deuda en pesos que acumula otros $22.609 millones, en su mayoría contraída cuando Miguel Galuccio estuvo al frente de YPF. La gran paradoja es que, si bien el dueño de Vista Oil logró nombrar a un delfín suyo en el sillón operativo de la petrolera, el propio Sergio Affronti, su CEO, será quien deba encontrar la manera de generar una mayor caja.