La crisis económica originada en la pandemia global de coronavirus COVID-19 causó estragos en las monedas nacionales de varios de los países del planeta.
Con el dólar como principal activo global, el billete estadounidense fue uno de los grandes afectados ante la creciente devaluación del mismo y la inflación que sufre la sociedad estadounidense.
Por tal motivo, existe una gran discusión respecto a qué pasará con el dólar y su adopción generalizada como principal reserva de valor.
Actualmente, el sistema financiero mundial aún gira en torno al billete estadounidense, sobre el cual se realiza el 80% de las transacciones comerciales en todo el planeta, según datos otorgados por el Banco de Pagos Internacionales.
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Abandonar el dólar significa encontrar un sustituto adecuado, pero aún no existe tal moneda. Ni el euro, ni el yuan chino, ni otras monedas fiduciarias son todavía capaces de sustituir al dólar", comenta el
director ejecutivo del Klopenko Group,
DmitriIvanov, al ser consultado sobre la posibilidad de relegar al dólar como principal activo circulante.
Para DmitriIvanov, el proceso llevará mucho tiempo y tendrían que producirse ciertos acontecimientos. Entre otros, mencionó que "debería aparecer una o varias monedas de reserva alternativas", intensificarse las transacciones en monedas nacionales entre países, y disminuir el papel de EE.UU. en la economía mundial.
El financista describió que "todo esto no puede ocurrir de la noche a la mañana". "Si se abandona el dólar como principal moneda de reserva, este proceso será gradual y muy prolongado, quizás tarde décadas", resumió el experto.
Otros especialistas a nivel global opinan de manera semejante a Ivanov:
"Es cierto que el dólar perderá algún día su estatus, como ocurrió con todas las divisas de reserva mundiales antes, pero las posibilidades de que esto ocurra durante nuestra vida son excesivamente bajas", aseguró David Rosenberg, economista jefe y estratega de Rosenberg Research.
"La profundidad del dominio del dólar es abrumadora y no muestra signos inmediatos de agotamiento, incluso después de la COVID-19", agregó.
David Rosenberg, economista jefe y estratega de Rosenberg Research
Argentina y su "ahorro en dólares"
Para los argentinos, el dólar subió en los últimos años por encima del resto de los precios de la economía, instancia que generó que se convierta en la forma de ahorro más "segura" para muchos ciudadanos.
Sin embargo, el problema es que desde fines de 2019 las reglas de juego cambiaron de forma radical, al instaurarse un cepo cambiario cada vez más restrictivo. Ese regimen establece actualmente un límite máximo de compra al público en bancos y casas de cambio de u$s200 al mes.
Más allá de estas restricciones oficiales, mucha gente con poder de ahorro empezó a volcarse al mercado informal y al dólar que se puede comprar libremente en la Bolsa de Comercio.
"Teniendo en cuenta que el mercado de cambios se rige por las leyes de oferta y demanda, si este pensamiento se mantiene, la mayor demanda hará que el precio aumentey con él la brecha con el dólar oficial, al igual que lo sucedido en el primer año de la pandemia por coronavirus", explicó Emilia Calicibete, economista de la consultora LCG a iProfesional.
Ahora bien, la economista consideró que si lo que se busca desde el Gobierno es tratar de bajar la brecha del dólar y la inflación, "la única salida será evitar presiones sobre el precio del billete estadounidense aumentando la tasa de referencia para que los pesos de los ahorristas se resguarden" en moneda nacional.
Es decir, las autoridades deberían brindar un mayor incentivo en pesos para desalentar el apetito de compra de divisas. Asimismo, desde el equipo económico no se muestran señales de querer devaluar la moneda abruptamente para achicar de forma notoria la brecha, tampoco se observa algún tipo de flexibilización del cepo.
"Entonces, a medida que más y más ahorristas, restringidos del mercado de cambios oficial, busquen resguardarse contra la inflación, la brecha aumentará implicando más ganancias para quienes ya contaban con ahorros en dólares", reflexiona Calicibete.
Es que al mirar que el valor de la divisa escala constantemente, en niveles que supera a los precios de la economía y a cualquier otro tipo de inversión, sobre todo a los plazos fijos, el aliciente por comprar dólares aumenta.
De hecho, el dólar contado con liquidación escala en el mes y días que ya pasaron en este 2021 alrededor de 8,6%.
Las tasas de interés de los plazos fijos en pesos, en este 2021 pierden frente a la inflación.
Qué puede pasar en 2021
De acuerdo a las proyecciones realizadas por LCG, la inflación del 2021 será en torno al 55% interanual, debido a que se espera que se actualicen tarifas, prepagas, servicios públicos, entre otros precios reprimidos.
"Además, cabe destacar que la aceleración de la inflación ya comenzó a finales del año 2020, cuando en diciembre, intermensualmente, los precios se aceleraron un 4%, y según los indicios, este indicador se mantendrá entre el 3% a 5% mensual por todo el año corriente", adviertió Calicibete.
En consecuencia, teniendo esta aceleración inflacionaria en mente, "las tasas actuales en pesos generan desincentivos. Si por colocar mi dinero en un banco genero rendimientos del 37%, pero la inflación es de 55%, cuando retire mi dinero habré perdido poder adquisitivo".
En conclusión, de mantenerse las tasas en estos niveles, "el mayor incentivo vendrá dado por el mercado de cambios". "Es por eso que resulta necesaria la generación de incentivos, tales como el aumento de tasas de interés para intentar captar, al menos, a una porción de esos ahorristas y alivianar presiones", aconsejó Calicibete.
En un contexto en el que los salarios a nivel nacional vienen perdiendo poder adquisitivo interanualmente hace ya casi tres años, "es importante que si se quiere evitar que quienes ahorran recurran al dólar, existan premios para que lo hagan en moneda nacional", resaltó.
Mientras tanto, la política del Gobierno para que el ahorrista se sienta tranquilo con alguna opción se encuentra a mitad de camino: ya que no se permite comprar dólares oficiales, pero los instrumentos en pesos no brindan un resguardo frente a la inflación.
Por lo tanto, el único camino que se abre para el ahorrista, es recurrir al dólar libre, algo que le generará al Gobierno un desfasaje por la ampliación de la brecha cambiaria respecto al valor oficial por el incremento de la demanda.
De todas formas, la economista alertó que los planes desde la teoría pueden ser factibles, pero sin la credibilidad y confianza del público "difícilmente funcionen" en la práctica.
"Las consecuencias de tener una economía bimonetaria como la de Argentina, que constantemente ajusta precios mirando al dólar, se traducen, entre otras cosas, en que mientras el mundo tiende cada vez más a tasas bajas cercanas al 0%, nosotros tendemos a incrementarlas", graficó Calicibete.
Esto se debe también, acotó la experta, a los "grandes problemas macroeconómicos" del país y a la fuerte incertidumbre sobre el accionar de "los hacedores de política económica, independientemente del tinte político".
En ello, ejemplifica que la principal razón por la que los países más poderosos del mundo, como los Estados Unidos o países de la Unión Europea, tienden a bajar sus tasas, es la de estimular sus economías mediante el desincentivo a postergar consumo colocando sus ahorros a plazo.
"Sin embargo, esto es posible debido a la estabilidad macroeconómica con la que cuentan. Para poder aplicar políticas así en Argentina todavía nos falta hacer la tarea en muchas otras cuestiones", concluyó.