El bitcoin cumplió diez años hace pocos días, pero sus millones de inversores no pudieron festejarlo como hubiesen querido.
Tras haber alcanzado su máximo de u$s19.600, a mediados de diciembre del año pasado, hoy cotiza a apenas u$s4.500. Es decir, a tan sólo el 23% de ese nivel récord.
En su momento de mayor esplendor, CBOE Global Markets y CME Group anunciaron la negociación de contratos de futuros.
Esto alimentó la ilusión de que a las criptomonedas les esperaban importantes inyecciones de dinero provenientes de los mercados institucionales, ya sea de grandes bancos o de fondos de inversión. Pero este panorama auspicioso chocó contra la realidad.
Más allá de este derrumbe, quien puede estar orgulloso es su creador, el enigmático Satoshi Nakamoto. Una especie de superhéroe que, desde el más profundo de los anonimatos, inventó y publicó su protocolo en un artículo científico a través de la Cryptography Mailing List, en noviembre de 2008.
Es que, más allá de las fluctuaciones de los precios de la criptomoneda más famosa del mundo, dio los lineamientos básicos y puso en marcha el mecanismo que lo activa: la blockchain. En efecto, la cadena de bloques es un concepto tan revolucionario que se va expandiendo a todo tipo de actividades, más allá de las estrictamente financieras.
Tampoco tendrá nada que festejar Laszlo Hanyecz, aquel desarrollador informático de Jacksonville (EE.UU.), quien realizó la primera compra registrada con la divisa digital en mayo de 2010. En ese entonces, pagó 10.000 bitcoins por dos pizzas que costaban u$s25.
El motivo de su enojo es fácil de dilucidar: si hubiese pagado en efectivo y guardado sus monedas cuando la cotización alcanzó su pico histórico, su capital hubiese trepado a la friolera de u$s196 millones. Pese a todo lo que sucedió después, aún hoy hubiera contado con un monto para nada despreciable: u$s45 millones.
Los vaivenes del precio
Explicar lo sucedido con la cotización de la criptomoneda más usada acepta varios análisis. Una de las causas posibles de la corrección es que cada vez hay menos entusiasmo entre los inversores por este tipo de mercado, lo que provocó que el volumen de operaciones haya descendido casi 40% durante la primera mitad de 2018 y otro 20% adicional hasta estos días.
En este sentido, un estudio de CoinTelegraph señala que el monto total de las transacciones diarias se ha desplomado desde los u$s3.700 millones hasta los u$s570 millones actuales.
Otra arista del análisis es la que atribuye el período de expansión a la incubación y formación de una burbuja. Y su declive al posterior a su estallido, ya que todos los parámetros apuntan en tal dirección.
"Es un ajuste natural, todas las correcciones históricas han sido así. Todo lo que sube mucho y muy rápido, también baja mucho", asegura Alex Preukschat, coordinador de Blockchain España.
Preukschat recuerda que, tal como sucede en el sistema financiero, el afán de querer especular con activos de inversión para obtener ganancias siempre va a estar presente.
Quizás la constatación más contundente es la enorme similitud que surge de la comparación de dos gráficos.
Uno de ellos responde al estudio realizado por el académico canadiense Jean-Paul Rodrigue, quien dio sustento a los detractores de la criptomoneda: aporta una "prueba irrefutable" sobre la existencia de este tipo de comportamiento.
Para respaldar sus afirmaciones, apela a una ilustración en la que explica cómo se desarrolla una clásica burbuja en los mercados financieros y cuál es el curso de acción de algunos activos cuyos precios llegan a lo más alto para luego quedar reducidos a una mínima expresión. (ver gráfico)
Si se superpone esta ilustración con la del avance del Bitcoin desde principios del año pasado, el resultado es más que sorprendente (ver gráfico):
Al tomar como punto de inicio a enero de 2017, cada uno de esos períodos se identifican en el historial del Bitcoin de la la siguiente manera:
- Fase de despegue: gana 212% (de enero a junio de 2017)
- Primera liquidación: pierde 30% (junio- julio)
- Atención mediática: repunta 280% (julio a octubre)
- Entusiasmo desmedido: sube 55% (noviembre)
- Etapa de codicia: avanza casi 70% (noviembre- diciembre)
- Precio tope o nuevo paradigma: récord de u$s19.500 por unidad
- “Bull trup”: cae hasta los u$s12.500 a fines de 2017.
- Negación de la burbuja: retoma la suba hasta los u$s17.500 en enero de 2018
- Regreso a la normalidad: pierde otro 50% en poco más de un mes.
- Miedo: retrocede hasta los u$s4.500 en noviembre de 2018
Entre los hechos puntuales que llevaron al desplome a fines del año pasado se destacan:- La sucesión de estafas y ataques informáticos que, en muchos casos, generaron enormes pérdidas para los inversores- Las investigaciones llevadas a cabo por varios gobiernos en cuanto a la constatación de prácticas ilegales- Iniciativas tendientes a la regulación o incluso la prohibición de su uso por parte de las autoridades de varios países. En especial, los del oriente asiático.
Por otra parte, luego de la abrupta baja del primer trimestre de este año, la corrección continuó de forma más acotada para luego ingresar en una zona de "lateralización" de las cotizaciones. Es decir, un período en el que los precios se mantuvieron dentro de ciertas bandas.
Pero, recientemente, la tregua llegó a su fin: el miércoles 14 se hundió más del 12% y su nuevo piso fue similar al vigente en octubre del año pasado, cuando rondaba los 5.500 dólares. Luego bajó nuevamente, hasta los u$s4.500. (ver gráfico)
"El nivel de los u$s6.000, que había estado sirviendo como suelo durante mucho tiempo, cedió. Esto parece una señal un tanto peligrosa”, sostuvo el analista internacional Soichiro Tsutsumi, con base en Tokio.
En esta ocasión, el desplome se produjo un día antes de que el Bitcoin Cash, derivación del Bitcoin original, efectuara su "hard fork". Es decir, se bifurcara en dos criptomonedas distintas y enfrentadas: el Bitcoin ABC y el Bitcoin Satoshi Vision.
Varios analistas consideran que el desplome se debe, precisamente, a que muchos inversores retiraron su dinero a la espera de lo que pueda suceder con sus respectivas cotizaciones. En tal sentido, sugieren que esta especie de “wait and see”, tan común en los mercados financieros, responde a la incertidumbre que genera el accionar futuro de los “mineros”.
Son un actor imprescindible dentro del ecosistema, ya que al "minar" ofrecen el poder de cómputo de sus equipos para procesar y confirmar las transacciones a cambio de recompensas en criptomonedas.
Por lo tanto, su adhesión a una determinada divisa puede dejar vulnerable el sistema informático de la otra. Más allá de los aspectos técnicos, la polémica denota que también las criptomonedas, ideadas en un principio con el objetivo de ofrecer inmunidad frente las perversiones del mercado, son vulnerables a los vaivenes del ser humano.
Aquí, el rol de los mineros es clave: ante los elevados costos de energía que deben afrontar, tienen que calcular de forma muy "fina" los retornos que pueden obtener por su trabajo. Si el precio de una criptomoneda cae porque el mercado le bajó el pulgar, pierden rentabilidad y renuncian a la labor, acentuando aún más la espiral bajista de la cotización.
Y, ante la baja constante del volumen negociado, como resultado de alguna forma de euforia masiva, el Bitcoin no deja de caer.
Resistencias del sistema financiero
Las divisas digitales siguen generando fuertes controversias en el sector financiero. Mientras bancos y reguladores las critican con dureza, hay algunos analistas que defienden su desarrollo y avance tecnológico.
En este sentido, los economistas de UBS sostienen que la oscilación en las cotizaciones de las monedas digitales se debe en un 70% a la especulación.Además, destacan que el bitcoin todavía está en lo que definen como "infancia", de modo tal que es aún muy difícil determinar si satisface la definición de activo válido y sostenible como medio de pago, como divisa tradicional, o si se trata de una clase alternativa de instrumento financiero.
En las últimas horas, el regulador suizo Finma remitió un comentario a Expert Suisse, la asociación de auditores, gestores y asesores fiscales de ese país, por el que señala que próximamente otorgará un peso del 800% respecto a los activos ponderados por riesgo a las criptomonedas que se encuentren en manos de los bancos.
¿Qué significa? Que cada Bitcoin que un banco tenga en su balance, consumirá capital por el valor de la criptomoneda multiplicado por ocho.
Por su parte, Benoit Coeuré, miembro de la Junta Ejecutiva del Banco Central Europeo (BCE), descalificó de forma contundente a la divisa, justo en un momento en el que su cotización toca sus mínimos en doce meses.
Durante un encuentro de banqueros centrales, en la sede del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), en la ciudad suiza de Basilea, el funcionario señaló que la criptomoneda "es la semilla de la próxima crisis financiera”.
Considerado como mano derecha de Mario Draghi, presidente del BCE, Coeuré disparó que la divisa digital es una combinación "de burbuja, esquema Ponzi y desastre ambiental", atribuyéndole la cita al mexicano Agustín Carsten, director gerente del BIS.
Anteriormente, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, había opinado que "la posibilidad de que los bancos centrales emitan sus propias criptomonedas puede ser una opción a tener en cuenta que debería analizarse con mayor profundidad".
Lo llamativo de toda esta cuestión es que el Bitcoin, que nació justo después de la crisis financiera del 2008, está sufriendo una especulación salvaje, algo que irónicamente venía a remediar Nakamoto con su creación.
En cuanto a lo que puede suceder en los próximos meses, "hay muchas de las métricas en el mundo de las criptomonedas que apuntan a una implosión del mercado", señalan.
A manera de proyección, el trabajo de CoinTelegraph concluye que "sobre la base de la actividad durante la primera mitad del tercer trimestre, se producirá una caída adicional en los valores de transacción en ese trimestre".
Por lo tanto, creen que el desplome en los valores de transacciones conducirá al mercado a una debacle aún mayor.