Menos de quince días se dio a conocer que se encuentra disponible en nuestro país un test de neurometría desarrollado por la empresa argentina TQ Experience.
La empresa argentina utiliza dispositivos de interfaz cerebro-computadoras (ICC) no invasivos, pasivos, desarrollados por la empresa NeuroSky.
El test tiene su origen en la Federación de Rusia, aunque fue perfeccionado en Suiza y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
El examen vocacional para conocer neurométricamente la huella neural o conectoma de cada persona, dura aproximadamente unos 40 minutos, tiempo durante el cual se pueden medir las ondas cerebrales (alfa, beta, delta, theta y gamma) de la persona y ver las reacciones del sujeto examinado a preguntas y reacciones ante situaciones.
Luego se produce un informe de las capacidades cognitivas y emocionales de la persona estudiada neurometricamente determinado que actividades le resultan más fáciles, sencillas y creativas de desarrollar.
La empresa asegura que los datos neurales obtenidos del usuario son estrictamente confidenciales. Sin embargo, no se ha dado a conocer qué sistema de transmisión de datos se utiliza, como así tampoco el mecanismo de encriptación de información.
Detección neurométrica del rendimiento de los ciudadanos chinos
La detección de la hulla neural o neurometria no es una neurotecnología nueva en el mundo. La República Popular de China la ha implementado desde hace más de siete años en diversas actividades para monitorear el nivel de rendimiento de sus ciudadanos en distintas profesiones.
En el 2017, se comenzó a implementar el sistema de neurovigilancia electrónica mediante interfaz cerebro-computadora (ICC) asistida por inteligencia artificial (IA), en el monitoreo de las ondas cerebrales de conductores de trenes de alta velocidad, a fin de detectar estados de fatiga.
Un año más tarde, en el 2018, el diario South China Morning Post confirmaba que la lectura de ondas cerebrales estaba siendo puesta a prueba en los trabajadores de la fábrica de Hangzhou Zhongheng Electric.
En aquella ocasión, la tecnología de interfaz cerebro-computadora asistida por IA estaba siendo empleada para detectar las emociones de los trabajadores. Así es que, pudieron registrarse picos emocionales, compatibles con estados de depresión, ansiedad o rabia.
Los datos obtenidos les permitieron a los directivos a cargo, ajustar el ritmo de producción de la fábrica y rediseñar los flujos de trabajo.
La detección neurometrica o conectoma funcional mediante ICC no invasivo pasivo, se implementó también en la planta eléctrica estatal de Zhejiang Electric Power en Hangzhou, en la cual según sus directivos este programa ayudó a incrementar la productividad de generación de energía eléctrica, reportando un incremento en las ganancias de u$s315 millones.
A mediados del 2019, el sistema de lectura de ondas cerebrales por medio de dispositivos ICC asistidos por IA, fueron testeados y examinados en el mundo educativo.
Más específicamente, en las escuelas más caras de Hangzhou, en la provincia china de Zhejiang, se sometió a niños de nivel primario a utilizar dispositivos de interfaces cerebro-computadoras (ICC) no invasivos, para leer la actividad de sus ondas cerebrales y determinar qué tan concentrados y atentos se encuentran durante el dictado de clases.
Manipulación de recuerdos y emociones: el peligro del control estatal de la identidad neural de los ciudadanos
Existe consenso en la comunidad científica de que es viable en la actualidad, y desde ya, más aún en las décadas por venir, que es factible modificar artificialmente la voluntad de las personas a través de neurotecnologías.
En el presente, ya existen tecnologías para hackear las conexiones cerebrales, siendo ellas las siguientes:
- La estimulación magnética transcraneal (Transcranial Magnetic Stimulation TMS), de corriente directa (Transcranial Directa Current Stimulation tDCS)
- La estimulación magnética transcraneal (Transcranial Magnetic Stimulation TMS), de corriente alterna (Transcranial Alternate Current Stimulation, TACS)
- La optogenética, técnica desarrollada en la primera década del siglo XXI que permite activar o inhibir selectivamente las neuronas elegidas
En el 2013, el equipo del profesor Karim Kassam, de la Universidad Carnegie Mellon, anunció que podía detectar emociones en individuos sin depender de la capacidad de estos de expresarlas, solo mediante estudio neurometrico.
Ello hace que hoy sea factible también, mediante optogenética, la modificación de las ondas cerebrales delta para influir en los diversos estados de la vigilia y el sueño, como así también en las ondas cerebrales theta para inducir estados de depresión, frustración o estrés.
Sin embargo, otro peligro sumado a la manipulación de la identidad de las personas por medio de la edición, borrado implantación de recuerdos o modificación de su estado anímico es que el Estado de Derecho intentara la identificación neurométrica de sus ciudadanos como un dato biométrico aportar junto a la huella digital, reconocimiento facial, y reconocimiento grafológico.
*Por Carlos Christian Sueiro es profesor de criminalidad informática, doctor y especialista en Derecho Penal y Abogado por la Universidad de Buenos Aires (UBA)