Gracias a las nuevas tecnologías, y las velocidades que se obtienen en internet, cada vez es más posible implementar soluciones de atención médica a distancia.
Tanto para los pacientes como para los médicos, esta idea aparece como una opción viable y útil para consultar a un especialista, en un escenario donde la población aumenta y envejece a la vez.
Lydia Campbell tiene 35 años, es médica en Reino Unido y dice que las consultas por internet -mediante videollamadas- le han transformado su vida.
"Aunque trabajo como médica de familia a tiempo parcial, estaba trabajando unas 39 horas semanales", dijo.
"Era una madre soltera que estaba pagando enormes sumas de dinero para que cuidaran a mi hijo y, para peor, casi no pasaba tiempo con él", añadió.
Decidió un día dejar la clínica donde estaba trabajando y comenzó a hacer consultas desde la sala de su casa, la mayoría de las veces por internet.
"Se me acabó el estrés, puedo estar más con mi hijo e incluso puedo trabajar un par de horas más después de que él se va a dormir", anotó.
Para Doug Sweeny, de la aseguradora médica estadounidense One Medical, darle a los doctores la flexibilidad de trabajar de manera remota les ha ayudado a mejorar su calidad de vida.
"Pueden estar con sus hijos o en Hawai. Esto funciona de forma brillante, especialmente si necesitas un horario flexible", dijo Sweeny.
Calidad de vida y economía
Por supuesto, una cosa es la calidad de vida. Pero la telemedicina también es producto de la economía.
"Una importante porción de los pacientes que diariamente ven los médicos son seguimientos, análisis de resultados de laboratorio o renovaciones de recetas", le explicó a la BBC la doctora Oyuka Byambasuren, experta en temas de tecnología aplicada a la medicina.
"Muchas de esas consultas se pueden hacer con el doctor en una videollamada", agregó.
Y todo esto es producto de la acuciante falta de médicos suficientes para atender a toda la población alrededor del mundo.
Por ejemplo, para 2030, en Estados Unidos podría haber 50.000 doctores menos que los que se necesitan, según una medición de la consultora IHS Markit.
En Asia, la demanda insatisfecha de médicos está haciendo que el mercado de las aplicaciones como Telehealth, Halodoc y Doctor Anywhere crezca de forma acelerada.
Y eso, claro, se está convirtiendo en un negocio: hay inversionistas privados aventurándose en este sector y se están invirtiendo fuertes sumas de dinero para el desarrollo de este tipo de aplicaciones.
Son, más precisamente, aplicaciones enfocadas en un sector de la población: de acuerdo a varias firmas encuestadoras, dos quintas partes de la población de jóvenes entre los 22 y los 38 años en EE.UU. están inclinándose por las consultas médicas virtuales para los servicios médicos de rutina, según una medición de la consultora Accenture.
Y esta generación quiere citas en horarios más convenientes y demanda un mejor servicio que el que recibieron sus padres o sus abuelos.
"La gente quiere ser atendida con la misma simplicidad y conveniencia con la que reciben otros servicios en sus vidas", dice Brian Kalis, jefe de la división de servicios digitales de salud de Accenture.
El número de consultas médicas virtuales en Estados Unidos alcanzará los 105 millones para 2022, en comparación con los 23 millones registrados en 2017, de acuerdo a datos de IHS Markit.
Celina Schocken ha ido a la consulta médica virtual durante un año.
"Abres la app, pides una consulta, y luego se te asigna una enfermera o un médico. Finalmente ellos abren unos gráficos electrónicos y se siente como una sesión de FaceTime", dice ella.
Schocken es una consultora de 46 años que vive en Washington y disfruta no tener que perder el tiempo en salas de espera donde, según ella, corre el riesgo de contagiarse gripe u otros males de otros pacientes.
El servicio cuesta unos U$S200 al año para inscribirse y las consultas virtuales son gratuitas. Sin embargo, las visitas en persona y otros servicios se abonan como un adicional.
"Es realmente limpio y eficiente y me encanta", señaló.
La telemedicina ha despegado particularmente en los países nórdicos.
También es popular entre las mujeres en Turquía, que lo ven como una opción en un país donde el control a la natalidad está bajo ataque, de acuerdo la firma App Annie.
¿Y los pacientes?
Pero una idea como ésta trae consigo varios retos. Por ejemplo, en Reino Unido y Canadá, la integración de la telemedicina a los sistemas de salud ha tenido sus complicaciones debido a que los respectivos servicios de salud son de carácter público, sostenidos por los impuestos que pagan los ciudadanos.
Por ejemplo, en el Sistema Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) el médico generalista o clínico recibe un pago fijo por cada paciente que atiende.
Los pacientes que tienen dolencias menores o fáciles de tratar subsidian a aquellos que tienen problemas serios y requieren una mayor atención.
Por esa razón, la preocupación es que los servicios de telemedicina se concentren en atender a los pacientes más jóvenes y saludables, dejándole al sistema tradicional los pacientes que necesitan mayor atención con menos recursos para ello.
Y no solo eso. Aunque hay aplicaciones manejadas con Inteligencia Artificial, como Babylon, que han probado ser útiles para una evaluación de riesgo inicial o para pacientes con condiciones menores, hay preocupación sobre lo preciso que puede ser la IA en un tratamiento más preciso o complejo.
"Los algoritmos de estas aplicaciones de IA preguntan a menudo sobre cuestiones generales y con frecuencia arrojan un diagnóstico extraño", dijo la doctora Annette Neary, exmédica del NHS.
Por ejemplo, hace poco ella ingresó en la aplicación los síntomas de una persona que está teniendo un ataque al corazón y la aplicación diagnosticó "un ataque de pánico".
"Otra vez puse síntomas de una sepsis y el diagnóstico fue gonorrea", agregó para BBC Mundo.