Argentina enfrenta una encrucijada económica donde las decisiones internas y el contexto internacional se entrelazan para determinar el éxito o el fracaso de su rumbo.
Aunque el desempeño económico doméstico es el factor preponderante, el escenario global puede actuar como un catalizador positivo o un detonante de crisis.
Para el gobierno de Javier Milei, los próximos años dependerán críticamente de que el entorno internacional sea al menos neutral, si no favorable. Este es un análisis de las claves que condicionan esta dinámica y sus implicancias para el futuro.
1. El Rol del Escenario Internacional: Riesgos y Oportunidades
Un contexto global adverso podría exacerbar los desafíos de estabilidad cambiaria, desinflación y refinanciamiento de la deuda, pilares sobre los que descansa la estrategia económica de Milei.
Aunque Argentina ha mostrado señales de recuperación, esta es frágil, desigual y dependiente de factores externos. Por tanto, un escenario favorable en 2025-2026 será esencial no solo para evitar shocks, sino también para consolidar un crecimiento sostenido.
La necesidad de un acuerdo con el FMI resalta este punto. Con vencimientos relativamente bajos en 2025 (u$s3.037 millones), hay margen para negociar sin urgencias extremas.
Sin embargo, un entorno global desfavorable podría dilatar acuerdos, dificultando el acceso a mercados y la reducción del Riesgo País, cuyo nivel actual (730-750 puntos básicos) es insostenible para un refinanciamiento efectivo.
2. Refinanciamiento de Deuda: Un Desafío Monumental
Los vencimientos de deuda en dólares suman u$s11.290 millones en 2025, con una carga concentrada en la primera mitad del año.
Sin un Riesgo País más bajo, el gobierno enfrentará dificultades para refinanciar estas obligaciones y podría verse obligado a optar por canjes que generen tensiones adicionales.
Además, los vencimientos del swap con China (u$s2.851 millones) subrayan la necesidad de relaciones bilaterales estratégicas. Una guerra comercial entre Estados Unidos y China podría poner a Argentina en una posición incómoda, forzándola a elegir entre bloques geopolíticos.
3. Apertura del CEPO y Control de la Inflación
Un acuerdo con el FMI y la consecuente reducción del Riesgo País son esenciales para descomprimir la demanda de dólares y abrir gradualmente el CEPO.
Sin embargo, esta estrategia depende de que no haya turbulencias externas que impulsen el tipo de cambio y, por ende, la inflación.
Aunque el gobierno aspira a un escenario donde el dólar se debilite y los precios de los commodities se fortalezcan, el panorama actual es sombrío, con monedas emergentes debilitándose y precios bajistas para los principales productos de exportación.
4. Contexto Geopolítico y Riesgos Políticos
La política exterior de Milei, alineada con Israel, la OTAN y Ucrania, podría complicarse en un mundo donde figuras como Donald Trump adoptan posturas opuestas.
Este desalineamiento podría limitar el acceso a financiamiento fresco y aumentar las tensiones internas, especialmente en un año electoral como 2025, donde la estabilidad económica será determinante para las chances del oficialismo.
5. Inversión y Gobernabilidad: Una Relación Crítica
El gobierno de Milei enfrenta un desafío histórico: mantener el superávit fiscal y reducir la inflación de manera sostenible durante un horizonte de 4 a 8 años.
Sin embargo, la inversión privada, clave para la recuperación económica, ha mostrado un desempeño decepcionante en los primeros meses de su gestión. La falta de inversión en equipo importado y construcción refleja la debilidad de las expectativas del sector privado.
Un contexto internacional desfavorable agravaría esta situación, hundiendo la actividad económica en una recesión más prolongada, como ocurrió tras la crisis del Tequila en 1995 o el colapso de Lehman Brothers en 2008.
Por el contrario, un entorno amigable podría fomentar reformas estructurales y mejorar la gobernabilidad, elementos imprescindibles para sostener el modelo económico de Milei.
Conclusión: Un Camino de Largo Plazo
El plan económico de Milei debe evaluarse con una perspectiva de largo plazo. Reducir la inflación a niveles del 3% anual y estabilizar el tipo de cambio son objetivos que requieren constancia y tiempo.
Sin embargo, para tener éxito, Argentina necesita un mundo que no complique. La experiencia demuestra que el financiamiento externo no es garantía de solución; más bien, puede convertirse en una fuente de inestabilidad si no está acompañado de políticas sólidas y un entorno global favorable.
El desafío para el gobierno es monumental, y la apuesta por un escenario internacional positivo no solo es estratégica, sino necesaria para evitar el péndulo político y consolidar una economía más estable y equitativa. En definitiva, la sostenibilidad del modelo Milei dependerá tanto de decisiones internas valientes como de vientos internacionales que soplen a favor.