La agudización de la problemática ambiental y el campo cada vez más amplio en el que se desenvuelven las distintas alternativas para enfrentarla no podía dejar afuera a la economía.
Las compañías, además, son conscientes que el daño al mundo es cada vez más incompatible con el concepto mismo de inversión. En un contexto en el que los intentos de remediación ambiental a través de acciones voluntaristas y ad honorem mostraron un límite, las firmas están adoptando diversas políticas para abordar la situación del impacto ambiental.
"La inmensa mayoría desarrolla una actividad económica indistinta y luego, en forma exterior a ella, hace una acción, donde hay mucho de ecobranding para decir ´nosotros somos amigables con el ambiente´, pero no está en su core de negocios una actividad ambiental. Llamamos ecofintech a otra clase de firmas, a aquellas que, mediante los recursos inclusivos y democráticos ponen su foco exclusivamente en la remediación ambiental, pero no dejan de lado la necesidad de obtener un beneficio para darle al proyecto además de sustentabilidad, sostenibilidad en el tiempo", definió Alejandro Carrano, gerente de Marketing de GreenBondMeter (GBM),
GBM es el consorcio global con sedes en Estonia y Uruguay que le da soporte a GBM coin, la primera criptomoneda cuyo valor de cada token emitido (1 GBM coin) está respaldado en un metro cuadrado de en el capital natural preservado.
El concepto de ecofintech le cabe justo a Green Bond Meter, que con emprendedores argentinos en su gestación acuñó el término y lo propone para el debate global.
Lo hace desde una propuesta que invita a proteger 300 millones de Hectareas de biosfera en peligro (flora, fauna, tierra) durante 100 años mediante la creación de un ecosistema tecnológico web 3 que combina Blockchain, GIS y AI.
En nuestro país, se comenzó ya el proceso de reconversión integral de un campo en Misiones que tiene 245.000.000 m2 y puede absorber unas 300.000 toneladas de carbono, lo que equivale a quitar los gases GEI que liberan aproximadamente 75.000 autos al año.
La "revolución verde" de las FinTech está cristalizando en proyectos globales como la Alianza de Finanzas Digitales Verdes una innovadora iniciativa que busca aprovechar la tecnología digital para atraer financiamiento que responda a los desafíos ambientales mundiales.
La Green Digital Finance Alliance fue fundada en 2017 por Ant Financial Services Group (Ant Financial), el proveedor líder de servicios financieros en línea y móviles de China, y ONU Medio Ambiente, durante la Asamblea Anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.
Sus miembros son instituciones financieras innovadoras comprometidas con el uso de la tecnología digital para hacer avanzar las finanzas verdes en préstamos, inversiones y seguros.
La startup Cooler Future recaudó recientemente 1,4 millones de euros para continuar desarrollando lo que dice será la primera aplicación de inversión de impacto climático de Europa, donde los usuarios pueden rastrear el impacto ambiental de cada euro invertido.
La aplicación ofrece una cartera de activos ecológica, donde inversores pueden realizar un seguimiento del impacto de CO2 de sus inversiones junto con sus rendimientos financieros. Con el tiempo, ofrecerá un fondo diversificado a nivel mundial dedicado exclusivamente a empresas y proyectos sostenibles comprometidos con la reducción de emisiones.
PensionBee, es otro ejemplo: es una fintech que ofrece la posibilidad de ahorrar para la jubilación invirtiendo en proyectos respetuosos con el medio ambiente.
En noviembre de 2020, lanzó un nuevo producto, la pensión libre de combustibles fósiles. Su objetivo era constituir un fondo de 100 millones de libras que excluye de sus inversiones a las empresas que dependen o fomentan la explotación de petróleo, gas y carbón. El lanzamiento fue un éxito, en el que consiguió alcanzar todo el capital para cubrir el fondo en tan sólo 34 días.
Otra iniciativa para destacar es G17 Eco, con base en Reino Unido. Es una plataforma que se dedica a mapear, monitorear, medir, administrar y comercializar el progreso de empresas, países y ONG hacia, nada menos, los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU.
Mercado de capitales y empresas NAC
Tarde o temprano, todo este fenómeno financiero emergente tenía que tener expresión en el mercado de capitales. Así fue como a mediados de septiembre de 2021 se conoció que la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE), y el Grupo Intrinsic Exchange (IEG), que tiene como fundadores accionistas al BID y la Fundación Rockefeller, habían acordado desarrollar en forma conjunta una nueva clase de activos denominados "Empresas de Activos Naturales", o NAC, por sus siglas en inglés.
Las NAC son aquellas empresas que asignan valor a los servicios proporcionados por la naturaleza, por ejemplo, almacenar carbono en un bosque, en lugar de la extracción de recursos naturales, como la tala.
Créditos de carbono
Actualmente el 80% de las emisiones continúa sin cotizarse y, según el FMI, el precio promedio mundial del carbono es de solo 3 dólares por tonelada, muy por debajo del nivel necesario para incentivar la eficiencia energética y reconducir la innovación hacia tecnologías verdes. Según el mismo informe, el precio por tonelada en un país como Argentina debería rondar los 25 dólares por tonelada. Aquí se presenta una oportunidad.
"El mundo se viene transformando hacia la digitalización hace años y ahora se suma la descarbonización. Esto es un proceso que ya comenzó y es transversal a todas actividades económicas productivas. Desde GBM entendimos que la Blockchain no podía estar ajena a esta transformación y debía ser un instrumento de cambio positivo, por eso ideamos esta solución con impacto directo, medible y palpable en biosferas que realmente se encuentran al borde de la extinción", señala Carrano
GBM mide la adicionalidad generada en la captura de carbono anualmente y por esa diferencia positiva se emiten de crédito de carbono CCB certificados por terceros con los más altos standares.
Este tipo de créditos de carbono son cada vez más demandados en el mercado voluntario por las empresas en países que suscriben al protocolo de Kioto, convenio de parís y más recientemente a los lineamientos de la CoP26, o por aquellas que quieren colocar sus productos y servicios en esos mercados ya que cada vez más se exige como requisito de ingreso ser huella cero
Democratizar las finanzas verdes, potenciar la economía circular y revolucionar el paradigma de la preservación ambiental son algunos de los objetivos que ecofintechs pueden alcanzar y ayudar a las empresas a evaluar y reducir su impacto ambiental, y a los inversores a canalizar sus operaciones hacia los activos más sostenibles.