Adam Neumann se hizo conocido con WeWork, un proyecto tan fructífero como controvertido que llegó a tener su propia serie, un libro y documentales.
Ahora, Neumann puso su interés en el rubro innmobiliario con un proyecto residencial que ya recaudó u$s350 millones de la firma de capital de riesgo Andreessen Horowitz.
"A menudo se subestima que solo un hombre reformó fundamentalmente la experiencia de oficina y lideró una empresa global que cambia el paradigma: Adam Neumann", escribió Andresen en su web.
Según The New York Times, se trata la inversión individual más grande que Andreessen Horowitz haya realizado en una ronda de financiación para una empresa.
De esta manera, la compañía Flow alcanza una valuación que supera los mil millones de dólares, incluso antes de que abra oficialmente sus puertas.
La compañía pretende transforma el mercado inmobiliario de alquileres residenciales. Además de Andreessen Horowitz, entre la lista de inversores se encuentra Facebook y Airbnb.
WeWork el gran proyecto de Neumann
El nuevo modelo de negocio
Neumann compró más de 3000 unidades de apartamentos en Miami, Fort Lauderdale, Atlanta y Nashville, de acuerdo a reportes del diario neoyorquino.
El objetivo del fundador es repensar el mercado de alquiler de viviendas mediante la creación de un producto de marca con servicios consistentes y características comunitarias.
En principio, Flow operaría las propiedades que compró su fundador al tiempo que ofrecerá sus servicios a otros desarrollos.
Quién es Neumann
Neumann nació hace 40 años en Beerseba, una ciudad al sur de Israel ubicada en el desierto de Néguev.
Tras el divorcio de sus padres, a sus 9 años se mudó con su madre a Indianápolis, Estados Unidos, aunque en 1990 la familia decidió volver a territorio israelí.
El lugar elegido para instalarse fue el kibutz Nir Am, a pocos kilómetros de la Franja de Gaza. El sentimiento de comunidad y trabajo colectivo lo inspiró para diagramar años más tarde los principios de su emprendimiento. "Ahora hacemos un kibutz capitalista", le dijo en 2017 al medio israelí Haaretz.
Otro de los hechos que plantaron la semilla de WeWork fue su experiencia al mudarse a Nueva York, donde vivía su hermana Adi.
En los primeros días en el departamento del barrio de Tribeca, en Manhattan, a Neumann le molestaba enormemente que entre los vecinos no se hablaran tanto ni hubiera interacción al viajar en el ascensor.
Por eso se propuso un desafío con Adi: ganaría el que lograba hacerse más amigos en un mes.
A pesar de perder la apuesta, confiesa, al finalizar el mes habían logrado generar una sensación más cercana a la comunidad.
Mientras, había comenzado a estudiar Negocios en Baruch College, una universidad pública de la ciudad.
Durante un concurso de emprendimientos, decidió presentar algo parecido a We Live, la unidad de viviendas desarrollada en 2016 por su empresa, si bien no logró pasar de la segunda ronda.
Llegó un momento en que las ganas de comenzar su propio negocio se acrecentaron y eso lo llevó a dejar los estudios cuatro créditos (así se llama en EE.UU. a las materias pendientes) antes de graduarse, proceso que pudo concluir hace apenas un par de años.
Adam Neumann va por más
Otros negocios
Entre varias startups fallidas, finalmente en 2006 fundó Egg Baby, una marca de ropa infantil cuyo producto insignia era un enterito con rodilleras.
Al poco tiempo, un amigo en común le presentó al arquitecto Miguel McKelvey quien, tras una larga charla, lo convenció para que mude sus oficinas al mismo edificio donde él trabajaba, en Brooklyn.
Ambos compartían la idea de que había una arista poco explorada en el real estate: el alquiler de oficinas vacías para otras empresas.
Fue así como crearon Green Desk en 2008, tras convencer a Joshua Guttman de que les dejara rentar un piso en su edificio.
"Luego nos dimos cuenta que ese no era el negocio sino que había algo más grande atrás: había que generar interacción, que la gente hable entre ella, que comparta lugares comunes. Pensamos entonces en poner barriles de cerveza, café gratis y paredes de vidrio", destaca.
Así, en 2010 alquiló un espacio de 300 m2 en el barrio Little Italy, Nueva York, donde nació formalmente WeWork.