La que hoy es una de las marcas más valiosas y reconocidas del mundo, empezó con un emprendedor vendiendo zapatillas en el baúl de su auto. El fundador de Nike, Phil Knight, inició su camino en el negocio de la indumentaria deportiva luego de un viaje a Japón.
La idea, de regreso en su Oregon natal, era importar productos desde allí, de gran calidad y a buen precio. Invirtió u$s50 en unos pares de muestra y el primer año facturó u$s8.000. De ahí en adelante, todo fue una carrera vertiginosa. La marca, que en sus inicios se llamó Blue Ribbon Sports, nació en 1964 y tuvo como cofundador a Bill Bowerman, su ex-entrenador de atletismo de la universidad.
Tuvieron que pasar siete años para que el proyecto, que nunca paró de crecer, fuera rebautizado como Nike, en honor a la diosa griega Niké, representante de la victoria. Su famoso logo, incluso, fue diseñado por una estudiante a la que Knight le pagó apenas u$s35.
Seguramente, nunca imaginó que en sus manos estaba el inicio de una de las marcas más valiosas de la historia.
Los inicios de un sueño
Quien hoy ostenta una fortuna de u$s36.400 millones (ocupa el puesto 25 en el ranking de Forbes), empezó su carrera como estudiante de Artes y Ciencias en la Universidad de Oregon, para luego completar su formación con un MBA de la Stanford Graduate School of Business.
Fue justamente cuando cursaba su maestría de negocios cuando se despertó su instinto emprendedor. Él mismo lo explica en su autobiografía –"Shoe Dog"-, que tuvo una "idea descabellada" mientras cursaba un seminario de emprendedorismo.
Un trabajo para esa clase, cuyo objetivo era analizar el mercado de las zapatillas, se había convertido en una obsesión: "Por ser un atleta, sabía de calzados para correr. Por ser amante de los negocios, sabía que las cámaras fotográficas japonesas habían irrumpido fuerte en un mercado que una vez había sido dominado por los alemanes. Entonces, en mi trabajo final sostuve que podía suceder lo mismo con las zapatillas japonesas".
Con eso en la cabeza, Knight viajó al país nipón en 1963 y se asoció con el grupo Onitsuka, fabricante de equipamiento deportivo conocido hoy por su marca Asics, para ser su distribuidor en Estados Unidos. Bowerman se sumó un año después, y juntos pidieron un envío de zapatillas: unos 300 pares que compraron por u$s1.000 luego de que el padre de Knight les prestara dinero.
Sin embargo, mientras el negocio crecía, la relación con su principal proveedor se volvía cada vez más tensa. Entregas retrasadas, falta de stock e incluso deslealtad fueron algunas de las razones que lo llevaron a romper el vínculo con su socio.
A eso se le sumaron serios problemas de liquidez y financiamiento. En una época en la que el capital emprendedor no estaba tan desarrollado como ahora, la firma se vio en reiteradas oportunidades al borde de la quiebra. Para 1973, Onitsuka había demandado a Blue Ribbon por incumplimiento de contrato después de descubrir que Knight había lanzado una nueva línea de zapatillas llamada Nike.
Knight había entendido que la relación con el proveedor ya era inviable y no le quedaba más remedio que lanzarse a producir sus propias zapatillas. Luego de que una, estudiante Carolyn Davidson, diseñara el famoso logo conocido como "Swoosh", Knight y su socio pensaron el nombre. "A uno de nosotros le parecía un ala; a otro, un soplo de aire o también lo que un corredor podría dejar en su estela".
Pero antes de dar con el indicado, se barajaron varios nombres, como Falcon, Bengal y Dimension Six. Finalmente surgió de Jeff Johnson, compañero de la universidad de Knight que trabajaba con él, al que se le "prendió la lamparita" luego de un sueño: allí apareció Nike como nuevo concepto. "No sé realmente qué me hizo tomar esta decisión. ¿La suerte? ¿El instinto? Algún espíritu que hay en mí", admitió años después Knight.
El secreto detrás del éxito
No eran unos improvisados. Tanto Knight como Bowerman sabían lo que necesitaban los deportistas porque ellos mismos lo habían sido. Desarrollar un producto de altísima calidad y específicamente pensado para brindar eficiencia a los atletas y demás deportistas se convirtió en la prioridad de la joven empresa.
Knight contó que en los inicios, Bowerman estaba permanentemente implementando innovaciones para las zapatillas. Él fue el encargado de experimentar con corredores profesionales y no solo con "runners" de fin de semana.
"Mi socio tenía muy claro que el peso del producto era muy importante. Y aunque entendíamos esto y sabíamos que el mejor calzado deportivo se fabricaba en Alemania, pensamos que no tenía sentido que sólo Adidas y Puma fueran buenas por esto", contó en su momento Knight.
"Durante los diez primeros años de la compañía enfocamos todos nuestros esfuerzos en construir productos siempre mejores", explicó el creador de la empresa, quien tuvo desde el principio el objetivo de proveer un calzado más rápido, y que resultara el mejor para cada deporte.
Pero en esta carrera de negocios también fue fundamental el equipo. El fundador siempre destacó lo estratégico que resultó haber convocado a las personas correctas a lo largo del camino. "En relación a cómo armar y darle forma a un grupo de profesionales, siempre les sugiero a los emprendedores que pongan mucha atención, porque esto de tener un buen equipo es vital; incluso hoy en día, que Nike cuenta con más de 60.000 empleados".
"El desafío no está solo en encontrar el talento: también hay que acompañarlo", indicó Knight, para quien una de las funciones más importante de un CEO es la de guiar al equipo, para que trabaje en un propósito común.
Los hitos de la empresa fueron cientos. Desde sus revolucionarios lanzamientos hasta asociaciones con deportistas de primera línea, sería imposible nombrarlos a todos.
El camino de innovación permanente despegó en la década del 80, cuando dieron con la tecnología Nike Air que llevó en sus pies el propio Michael Jordan.
En 1987, la empresa pasó a liderar la industria con las Air Max: primeras zapatillas en hacer visibles las cámaras de aire. Un año después, lanzarían su famoso "Just do it", y la historia no volvería a ser la misma.
El eslogan de Nike es una frase que se ha convertido en un referente de la publicidad. Pero su origen tiene una historia más perturbadora ya que, lejos de haber sido idea de algún publicista, surgió de las últimas palabras de Gary Gilmore, un hombre que fue condenado a muerte en 1977 en Utah (Estados Unidos), tras haber cometido dos asesinatos.
Tras ser capturado, el jurado que definió su condena solo necesitó de una hora y media para definir que debía morir. Como era costumbre, lo dejaron elegir la forma en la que moriría y él decidió que fuera por un pelotón de fusilamiento.
La ejecución se realizaría en enero de 1977. Ese día, uno de los cinco hombres encargados de dispararle le preguntó si tenía algo más que decir. Gilmore simplemente dijo "let’s do it" (hagámoslo).
Diez años después de la muerte de Gilmore, Nike le encargó a Wieden&Kennedy un nuevo eslogan que permitiera posicionar la marca. Wieden, entonces, modificó un poco la frase de Gilmore para que fuera "Just do it", un detalle que no se conoció en la época.
Crecimiento imparable
En su último año fiscal la empresa reportó ingresos por encima de los u$s39.000 millones y presencia en 75 países. Pasó de fabricar zapatillas para correr a ofrecer una enorme gama de productos deportivos con icónicos modelos como los clásicos Cortez o las revolucionarias Air Max. Pero también a sponsorear a nombres como Tiger Woods en sus inicios, o a Cristiano Ronaldo, Kobe Bryant, María Sharapova, Lebron James y muchos nombres que sirvieron de embajadores para hacer crecer la marca.
Kight dejó su puesto como chairman en 2016, luego de 52 años al frente de la compañía. A sus 82 años, acaba de anunciar una donación de u$s15 millones para combatir el coronavirus y sigue día a día el avance de la pandemia.
Asimismo, el fundador de Nike y ex ejecutivos de la empresa han destinado u$s10 millones a organizaciones sin fines de lucro de Oregón, incluyendo u$s7 millones a la Universidad de Salud y Ciencias de Oregon para la coordinación de la atención y la ampliación de las pruebas.
Esta colaboración incluye además la fabricación de tapabocas y otros insumos esenciales por parte de la propia empresa, como un esfuerzo para mejorar las condiciones de prevención en el estado que la alberga desde sus inicios.
"No importa cuánta gente odie tu marca, siempre y cuando haya suficiente gente que la ame", dijo en una ocasión cuando fue invitado a dar una charla en Sanford. Para haber empezado con unos pocos dólares vendiendo zapatillas con su auto, sabemos que Knight consiguió que varios "amaran" Nike.