Desde hace siglos, el oro ha sido considerado la reserva de valor por excelencia por su escasez, resistencia a la corrosión y aceptación global, lo convirtieron en el refugio predilecto en tiempos de crisis.
Sin embargo, en el siglo XXI, Bitcoin irrupió con fuerza en esta narrativa, desafiando la hegemonía del metal precioso y planteando un dilema interesante para inversores y economistas.
Su creciente adopción como reserva de valor ha desatado el debate sobre si la criptomoneda más popular del mundo podría desplazar al oro como activo refugio, o si ambos pueden coexistir como opciones complementarias para la protección patrimonial en tiempos de incertidumbre económica.
¿Es Bitcoin superior al oro a la hora de invertir?
Iñaki Apezteguia, especialista en criptomonedas y fundador de Crossing Capital, señaló a iProUP que "Bitcoin comparte con el oro una característica fundamental: la escasez. Mientras que el oro es finito en la Tierra (aunque se pueden encontrar otros yacimientos) y costoso de extraer, Bitcoin tiene un suministro limitado a 21 millones de unidades, programado de manera inmutable en su código".
Por otro lado, el experto indicó que a esto se suma su descentralización: a diferencia del oro, que depende de la extracción, refinamiento y almacenamiento físico, Bitcoin opera en una red global sin necesidad de intermediarios.
En ese sentido, el especialista indicó algunos beneficios respecto a Bitcoin: el oro es más complicado de transferir a nivel internacional, es caro y difícil de transportar, mientras que Bitcoin puede moverse con rapidez y seguridad a cualquier parte del mundo. Además, su divisibilidad extrema lo hace más accesible que el oro, permitiendo fracciones pequeñas de inversión sin barreras de entrada significativas.
El oro es más complicado de transferir a nivel internacional
Apezteguia también destacó que Bitcoin tiene transparencia y verificabilidad, a diferencia del oro, que puede necesitar pruebas físicas y certificaciones. Al mismo tiempo, Bitcoin no puede ser falsificado ni confiscado con la misma facilidad que el oro, lo que le da una ventaja en términos de resguardo patrimonial.
Aunque Bitcoin es "joven" en comparación con el oro, su adopción institucional y su desempeño en la última década demostraron que no es solo una moda pasajera.
A pesar de las ventajas de Bitcoin, el experto indicó que el oro mantiene puntos fuertes debido a que su baja volatilidad lo hace una reserva de valor más estable, mientras que Bitcoin sigue enfrentando grandes fluctuaciones de precio. Además, el oro está respaldado por bancos centrales y reguladores, mientras que Bitcoin aún enfrenta incertidumbre regulatoria en varios países.
Bitcoin, ¿complemento o amenaza para el oro?
En este punto, Apezteguia comentó que Bitcoin es cada vez más visto como un activo complementario al oro y no necesariamente como su reemplazo. Fondos de inversión y corporaciones comenzaron a diversificar con Bitcoin, pero aún mantienen el oro en sus carteras como un seguro contra la volatilidad del mercado.
Ark Invest, firma liderada por Cathie Wood, sugiere una asignación óptima del 19.4% a Bitcoin para maximizar los rendimientos ajustados al riesgo en una cartera institucional. Esta recomendación se basa en el rendimiento anualizado de Bitcoin en los últimos siete años, que supera al de las principales clases de activos.
En cuanto a Fidelity, la firma publció investigaciones que sugieren que una asignación del 2% al 5% en Bitcoin podría tener un impacto positivo significativo en una cartera diversificada, permitiendo un aumento del 1% al 4% en los gastos anuales de jubilación en un escenario optimista de adopción.
Al mismo tiempo, una asignación en este rango limitaría la pérdida en los ingresos anuales de jubilación a menos del 1% si Bitcoin llegara a perder todo su valor. Estas posturas indican que, si bien Bitcoin es visto como un activo complementario al oro, su adopción y asignación en carteras institucionales varía según la filosofía de inversión y la tolerancia al riesgo de cada entidad.
La tendencia general sugiere una creciente aceptación de Bitcoin como una reserva de valor digital, aunque con recomendaciones prudentes en cuanto a su proporción dentro de una cartera diversificada.