Al realizar una transferencia bancaria, resulta crucial especificar el concepto, motivo o la justificación detrás de dicha operación. Esto puede plantearnos algunas dudas sobre si la elección del motivo tiene consecuencias fiscales; es decir, si optamos por concepto adecuado, podríamos evitar tener que pagar impuestos.
En este contexto, es importante enfatizar que no hay un motivo específico que permita evadir las obligaciones tributarias al efectuar transferencias.
Además, es pertinente señalar que, por lo general, la responsabilidad de pagar impuestos recae en el beneficiario de la transferencia, por lo que el motivo seleccionado suele funcionar simplemente como una referencia para dicho beneficiario.
En otras palabras, en situaciones en las que una transacción está exenta de impuestos, el concepto puede proporcionar información adicional tanto para respaldarla por parte del receptor como para proporcionar evidencia al emisor en caso de surgir algún conflicto. Esto es especialmente relevante al realizar un anticipo para la adquisición de un bien inmueble.
En cuanto a los conceptos que pueden utilizarse, la variedad dependerá de la institución financiera, ya que es el banco el responsable de establecer las opciones para "especificar" una transferencia de fondos.
Cuando realizamos una transferencia, tenemos que indicar el concepto que la respalda
En el caso del Banco Santander, por ejemplo, se pueden incluir los siguientes conceptos: alquileres, aportes de capital, bienes registrables habitualistas, bienes registrables no habitualistas, cuota, expensas, factura, haberes, honorarios, inmobiliaria habitualista, inmobiliaria, préstamos, seguros, suscripción a obligaciones negociables y varios.
En cada apartado, se puede agregar una referencia de 12 caracteres (aunque en otras entidades financieras, este límite puede ser más amplio o casi inexistente). Las operaciones con referencia a "Bienes registrables habitualistas", "Bienes registrables no habitualistas", "Inmobiliaria habitualista" y "Suscripción a obligaciones negociables" requieren una declaración bajo juramento, asegurando que el concepto de la transferencia es efectivamente el indicado.
Qué operaciones pagan impuestos
No todas las transacciones de plata pagan impuestos. Cuando recibas una transferencia, es importante tener en cuenta que vas a pagar los impuestos correspondientes según el origen de la transacción y tu condición fiscal.
Por ejemplo, si se trata de Impuesto sobre los Ingresos Brutos, es común que el banco retenga un porcentaje de la transferencia, generalmente alrededor del 2,5%. Sin embargo, la diferencia pendiente la abonás través de un Volante Electrónico de Pago (VEP), a menos que estés adherido al monotributo unificado. Además, si la operación recibida corresponde a una venta comercial, vas a tener que emitir la factura correspondiente según las regulaciones impositivas aplicables.
Mientras que, por ejemplo, no se pagan impuestos para las transferencias que realicen usuarios finales de servicios financieros, tampoco si la misma persona humana o jurídica es la que que envía y recibe la transferencia o si se realiza la operación desde o hacia cuentas a la vista de uso judicial.
En cuanto al cumplimiento de las obligaciones fiscales relacionadas con las transferencias bancarias, por lo general, la carga recae en el destinatario de los fondos. El remitente no tiene la obligación directa de efectuar pagos de impuestos en relación con la transferencia en sí.
Sin embargo, es fundamental resaltar que el propósito o la naturaleza de la transferencia pueden influir en las implicaciones fiscales para el beneficiario. Por ejemplo, en determinadas jurisdicciones, las transferencias de dinero que se consideran ingresos pueden estar sujetas a impuestos sobre la renta.