Afirmó el departamento de investigación de la casa de cambios Bitmex, de Bitmex Research, debido al difícil momento que atraviesa la criptomoneda
01.06.2021 • 09:35hs • Criptomonedas
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¿Adiós a la criptomoneda más popular?: "Si las principales stablecoins se mantienen, el Bitcoin no tendrá sentido"
Para muchos una duda recurrente es sabe cuál es la criptomoneda más usada. Algunas personas que es el bitcoin, pero la respuesta es diferente: es el tether, una criptomoneda que dice valer un dólar y que las casas de cambio tratan como tal.
Su volumen de transacciones diarias más que duplica a la del bitcoin, y la cifra de imitadores no deja de crecer. En total, ya hay más de 100.000 millones de 'criptodólares' en circulación. Y el temor de varios analistas es que estas monedas acaben por reemplazar al bitcoin a medio plazo.
La aparición de las llamadas stablecoins, monedas cuyo valor es estable, y fijado a la de una moneda real, principalmente el dólar, supone un gran reto para el bitcoin.
Ya que todo lo que hace el bitcoin lo hacen ellas, y de forma más eficiente. Mientras que el bitcoin requiere de comisiones bastante altas para enviar dinero, las de stablecoins pueden ser mucho más baratas al realizarse entre 'criptobancos', que es en lo que se han convertido las casas de cambio.
La existencia de criptodólares que ofrecen la privacidad del
bitcoin sin sus bruscas oscialciones de precio supone un buen atractivo.
Por otro lado, como su valor no es fluctuante, se pueden usar para hacer pagos y ahorrar, algo para lo que el bitcoin, con sus bruscas subidas y caídas diarias, no sirve. Asimismo, para los cibercriminales o personas que quieran escapar de los diversos controles de los gobiernos, el anonimato que ofrecen es similar al del bitcoin.
Su valor
Bitmex Research, el departamento de investigación de la casa de cambios Bitmex, alertó la semana pasada de que, si las principales stablecoins se mantienen en la forma en la que existen a día de hoy, "el bitcoin no tendrá sentido". Para Joe Weisenthal, de Bloomberg, "dado que mucha gente ha considerado el dólar como una reserva de valor bastante sólida desde hace bastante tiempo", la existencia de criptodólares que ofrecen la privacidad del bitcoin sin sus bruscas oscialciones de precio supone un buen atractivo.
Se deben descatar dos idea. Para los defensores de la idea original de una moneda con un suministro limitado, que sufra de deflación permanente por su escasez, y que no esté regulada por ningún banco central, la existencia de un competidor que se puede definir como "el mismo dólar de siempre, pero en el blockchain" es poco menos que sacrilegio. Sin embargo, para los que invierten en bitcoins solo para especular y vendérselos a otro por más dinero del que pagaron, una moneda que siempre va a valer un dólar no tienen ningún atractivo.
Las siete mayores criptomonedas juntas;
bitcoin, ethereum, cardano, tienen un volumen similar al de solo las dos 'stablecoins' más grandes.
No obstante, la realidad es que estas monedas sí tienen demanda, igual que el oro o los bonos del tesoro se convierten en el refugio de los inversores en momentos de inestabilidad. Las siete mayores criptomonedas juntas; incluyendo al bitcoin, el ethereum, o el cardano, tienen un volumen similar al de solo las dos 'stablecoins' más grandes, tether y BinanceUSD. Y su emisión está creciendo de forma exponencial, inundando el mercado con ellas.
Asimismo, las estas monedas también tienen puntos débiles. El principal es la duda de si su respaldo es real o no. Las emisoras, al fin y al cabo, son empresas privadas que aseguran que tienen un respaldo equivalente en dinero real para cada 'criptodólar' que emiten, pero no aceptan auditorías detalladas para demostrarlo, y los datos que ofrecen son dudosos. Y su emisión descontrolada hace temer que estén imprimiendo dinero sin control para manipular el mercado.
Pero el éxito innegable que han cosechado estos 'criptodólares' son todo un espaldarazo a los planes de los bancos centrales para emitir dinero digital, una de las posibilidades que ha alentado el crecimiento de las criptomonedas.
Fuente: El Economista