En 3 años y medio, Sam Bankman-Fried ha pasado de ser comercial de ETFs a una leyenda de las criptomonedas y uno de los multimillonarios más jóvenes del mundo, con un patrimonio neto estimado de más de 7.000 millones de euros.
En 2017, el joven que trabajaba hasta entonces para la firma de comercio Jane Street, lanzó una empresa de comercio de criptomonedas llamada Alameda Research, que gestiona más de 80.000 millones de euros en activos digitales. Se le conoce como el "Moby Dick de las ballenas criptográficas" debido a los grandes movimientos que realiza la empresa en el mercado de las criptomonedas.
Las operaciones de millones y miles de millones de la empresa convirtieron a Bankman-Fried en un multimillonario hecho a sí mismo a los 29 años, según Forbes. No obstante, el joven planea donar y regalar la mayor cantidad posible de su riqueza.
En una aparición reciente en el podcast Odd Lots de Bloomberg, Bankman-Fried se sentó con Tracy Alloway y Joe Weisenthal para explicar su viaje hacia las criptomonedas, las lucrativas oportunidades de arbitraje que encontró en el camino y el desarrollo del trading de criptodivisas, FTX.
El empresario describe sus tropiezos con el mundo de las criptomonedas mientras buscaba un cambio de carrera. Lo que encontró fue un mercado crypto listo para oportunidades de arbitraje, aprovechando las diferencias de precio en un solo activo, en un momento en que el bitcoin se encontraba en medio de un gran ciclo alcista a finales de 2017.
El financista logró altas ganancias gracias a operar con la diferencia de precios en los diferentes mercados del planeta
"Tenía muchas de las características de algo que podría ser un sistema realmente ineficiente con una gran necesidad de liquidez, que es básicamente una demanda gigantesca de repente", cuenta Bankman-Fried en el podcast.
Bankman-Fried vio que el mercado del bitcoin probablemente tendría volúmenes muy grandes y, por lo tanto, discrepancias de precios.
La prima kimchi
Durante este tiempo, hubo una oportunidad de arbitraje con el bitcoin muy publicitada en Corea conocida como la prima kimchi.
El bitcoin tenía un precio de alrededor de 10.000 dólares (unos 8.351 euros) en EEUU. Sin embargo, en las bolsas coreanas tenía un precio de alrededor de 12.500 euros (15.000 dólares). Esto se debió a una gran demanda de bitcoins en Corea, según Bankman-Fried.
Hubo una diferencia de alrededor del 50% en su punto máximo, pero el problema se debía a que era esencialmente imposible arbitrar la oportunidad a gran escala porque el won coreano es una moneda regulada.
La prima sigue existiendo a día de hoy, aunque no es tan significativa. CryptoQuant tenía la prima listada al 18% el pasado 6 de abril.
Rentabilidad diaria del 10%
Bankman-Fried buscó una oportunidad similar en otros mercados y la encontró en Japón. Describió la operación japonesa en la página web Finance Magnates como "una operación absurdamente buena", la mejor que había visto en su vida.
"No se negociaba con la misma prima, pero se negociaba con una prima del 15% más o menos en el pico, en lugar del 50%", explica Bankman-Fried en Odd Lots.
Los inversores podrían comprar bitcoin por 10.000 dólares en EEUU, enviarlos a un intercambio japonés, venderlos por 11.500 dólares en yenes japoneses y luego convertirlo todo nuevamente a dólares.
"Tardé alrededor de un día en hacer ese intercambio, dadas las transferencias electrónicas necesarias. Pero era factible, y se podía escalar, ganando literalmente un 10% por día de la semana, lo cual es una completa locura", confiesa Bankman-Fried.
El comercio era 1.000 veces mayor que lo que se podía hacer con los diferenciales financieros tradicionales, y se podía hacer a escala con cientos de millones de dólares de volumen por día.
Entonces, ¿por qué otros no se dieron cuenta y no hicieron el cambio?
Todo se reduce a la complejidad. Los comerciales pueden enfrentar obstáculo tras obstáculo al probar este tipo de comercio, desde encontrar la plataforma adecuada para comprar bitcoin a gran escala hasta obtener la aprobación para usar intercambios japoneses y cuentas bancarias, e incluso obtener millones de dólares fuera de Japón y en EEUU todos los días.
"Tienes que armar este marco corporativo global increíblemente sofisticado para poder comerciar así", explica Bankman-Fried a Finance Magnates. "Esa es la verdadera tarea, la parte realmente difícil", añade.
Operar con las primas entre diferentes países no es simple y requiere grande volúmenes de dinero
Encontrar inversores dispuestos a proporcionar el capital para hacer esto es difícil, pero vale la pena.
Riesgo vs. oportunidad
La dispersión del ecosistema criptográfico es lo que ayuda a generar las grandes primas de arbitraje frente al modelo financiero tradicional.
No hay una fusión cruzada entre los intercambios y no hay firmas de compensación o corredores centrales. "Es muy intensivo en capital y también hay que preocuparse por el riesgo de contraparte", apuntilla Bankman-Fried.
Pero este riesgo también crea oportunidades.
Con tantos jugadores no regulados y poco regulados en el espacio criptográfico, puede parecer que hay un riesgo en todas partes. Para un inversor que está relativamente desinformado sobre el espacio criptográfico, puede parecer arriesgado con poca ventaja en relación con el riesgo.
Pero una vez que los inversores y los comerciales entienden bien el espacio, pueden distinguir perfectamente dónde hay poco riesgo, pero la ventaja sigue siendo alta, indicó Business Insider España.
"Se puede ganar mucho dinero si se puede averiguar y determinar cuándo hay y no hay mucha ventaja y cuándo hay y no hay mucho riesgo", sentencia Bankman-Fried.