A partir del asesoramiento a grandes empresas agropecuarias, dos emprendedores argentinos desarrollaron una plataforma digital, llamada Bamba, que procura simplificar procesos y democratizar herramientas en el campo.
Las variaciones de precios, los mercados de futuro y los pagos no periódicos son algunos de los desafíos que convierten a las finanzas de los pequeños y medianos productores agropecuarios en actividades complejas y engorrosas.
Billetera virtual, acceso al mercado de capitales y a fondos comunes de inversión son algunas de las posibilidades que ofrece esta fintech para el agro que ya desarrolló una tarjeta con MasterCard, está presente en distintas provincias y usan cientos de productores.
El equipo de trabajo está compuesto, entre otros, por Luis Casanova (director), Federico Matassi (responsable de operaciones), Sofia Riera (responsable de producto), Lucia Costa (responsable de mercado de capitales) y Felipe Lanusse, gerente general, quien explicó en la siguiente entrevista de iProfesional las características y alcances de esta plataforma.
Bamba reintegra el 1% del consumo con tarjeta en cuotas partes del de un FCI que replica posición de soja en MatbaRofex.
Agro, finanzas, y tecnología, las tres patas de Bamba.
-¿Cuándo y cómo nació la idea de Bamba?
-Bamba nació a fines del 2020, con el objetivo de hacer más simple y eficiente la gestión financiera de los productores. Dos empresas vinculadas al sector –Argensun y Agrifex–, nos propusimos transformar las finanzas de los agronegocios con innovaciones tecnológicas a medida para potenciar todo el valor de la producción agropecuaria.
Existe mucha tecnología aplicada a nivel cultivo pero todavía hay mucho potencial para adoptar herramientas digitales en relación con las actividades de logística, comercialización, y finanzas.
Vimos la oportunidad de agregar valor desde la dimensión financiera y nos embarcamos en nuestra hoja de ruta, combinando nuestros conocimientos en agro, finanzas, y tecnología, las tres patas de Bamba.
Durante el 2021 nos dedicamos a desarrollar la infraestructura tecnológica y regulatoria, "los fierros y sellos", que nos permitieran ofrecer servicios de la mejor calidad y en cumplimiento con los reguladores.
Cuando alcanzamos los estándares que nos habíamos propuesto, comenzamos la fase comercial. Estos primeros meses han sido muy positivos por lo cual estamos muy motivados para seguir nuestro camino de innovación continua.
-¿Cómo es la relación del productor y las finanzas? ¿Cómo transforma Bamba esa relación?
-En la Argentina, el productor agropecuario se rompe el lomo produciendo en el campo y luego tiene que ver cómo manejarse en los distintos momentos de faltante y excedente de caja para conservar el valor. El manejo financiero es crítico y es sumamente difícil.
Desde Bamba nos enfocamos justamente en estar al lado del productor, brindando soluciones digitales que hagan bien simple y eficiente el manejo financiero del cashflow del agro. Nuestra plataforma es super amigable y auto gestionable. Nuestra aspiración es ser el aliado financiero del campo.
-¿Qué puede hacer el productor agropecuario en Bamba?
-El productor agropecuario toma decisiones financieras permanentemente. ¿Cómo cobro? ¿Cómo pago? ¿Cómo me financio? ¿En qué invierto? ¿Cómo me cubro? Bamba le ofrece una plataforma transaccional integral que permite resolver con simpleza y agilidad las distintas necesidades.
Nuestra génesis viene del campo, somos gente de campo, y es por eso por lo que todos nuestros desarrollos nacen de necesidades concretas a resolver. Buscamos digitalizar procesos que ya hacíamos en carne y hueso. Eso es fundamental. Aplicamos la última tecnología para mejorar las finanzas del campo sobre la base de conocimientos.
Hace pocas semanas la empresa lanzó la Bamba Card, una tarjeta Mastercard especialmente diseñada para el agro.
Inversiones agropecuarias de una fintech
-¿Qué herramientas tecnológicas y financieras dispone Bamba y para qué?
-Trabajamos con un enfoque integral, no queremos dejar al productor rengo sin resolverle alguna situación financiera, por eso ofrecemos soluciones para todas las verticales en un mismo lugar.
El eje de nuestra cartera de soluciones es nuestra cuenta de pago (billetera digital) que ofrecemos como proveedores de servicios de pago (PSP) y está regulada por el Banco Central de la República Argentina.
Toda cuenta de pago en Bamba tiene su propio CVU y alias, permitiendo enviar y recibir pagos desde cualquier banco y billetera de la Argentina. Nuestra billetera está integrada a un fondo de liquidez (money market) administrado por Delta Asset Management por el cual todo saldo en la cuenta de pago genera un rendimiento diario.
Esto es totalmente disruptivo para el agro ya que la inmensa mayoría de los productores opera en cuenta corriente bancaria que no remunera saldo. En este contexto de alta inflación contar con esta herramienta automatizada que rentabiliza el dinero es claramente superior a lo que ofrece el mercado.
Hace pocas semanas lanzamos la Bamba Card, una tarjeta Mastercard especialmente diseñada para el agro. Hoy contamos con dos tipos de tarjetas: débito y prepago. La alianza con Mastercard nos permite tener un instrumento de pago con aceptación internacional tanto en comercios físicos como electrónicos.
La Bamba Card es muy versátil, le permite al cliente elegir con qué pagar sus consumos, pudiendo seleccionar entre pesos argentinos, productos agrícolas (granos), e inversiones bursátiles.
Con esta tecnología, los productores pueden estar siempre invertidos e ir consumiendo a medida que lo necesiten. El productor que utiliza nuestra tarjeta se beneficia de cash backs únicos para el sector.
Pagás con Bamba, recibís soja. Reintegramos el 1% del dinero consumido por mes calendario con la tarjeta Bamba Mastercard en cuotas partes del Fondo Común de Inversión de Southern Trust "SMR FCI", que replica una posición de soja en MatbaRofex.
Como complemento a las soluciones de pago, nuestra plataforma permite acceder a líneas de crédito provenientes de exportadores, bancos y mercado de capitales. Este abanico de orígenes le permite al productor tener la flexibilidad necesaria para aprovechar las distintas oportunidades del mercado (que cambia permanentemente).
Para excedentes de caja, canalizamos inversiones a través de tres productos principales: dólar bolsa, fondos comunes de inversión y Cedears.
Por último, en pos de administrar incertidumbre sobre variables futuras, el productor puede operar opciones agrícolas en el mercado de futuros como también acceder a variados seguros climáticos.
De izq. a der.: Luis Casanova, Federico Matassi, Sofia Riera, Lucia Costa y Felipe Lanusse.
Un "neobanco" agropecuario
-El Banco Central les aprobó la billetera virtual con la figura de PSP (Proveedores de Servicios de Pago). ¿Apuntan a ser un banco? Si es así, ¿en qué plazo?
-Nuestra figura de PSP nos permite ofrecer cuentas de pago sin realizar intermediación financiera (lo que hace un banco). En otras palabras, no podemos utilizar los depósitos de los clientes (tasa pasiva) para financiar a terceros (tasa activa). Respetando esa diferencia, nuestra visión es de "neobanco", ofreciendo una plataforma integral de servicios financieros para el agro.
-¿Cuánto llevan invertido en Bamba?
-Mucho tiempo y energía, un pensamiento continuo de cómo mejorar nuestra propuesta de valor. Cómo construir servicios de la mejor calidad que sean parte de una misión de largo plazo para desarrollar el sector agropecuario. Ese es el desafío y nuestra motivación genuina.
Desde los recursos monetarios, la inversión acumulada es de 300.000 dólares sobre un presupuesto de 500.000 dólares, financiado por los socios fundadores.
Cada dólar invertido está respaldado por conocimiento aplicado. Somos muy responsables en la locación de recursos, lo que nos lleva a priorizar permanentemente lo que es más importante hoy para el productor agropecuario.
-¿Cuántos clientes tiene Bamba? ¿A cuánto apuntan tener a fin de este año?
-Actualmente contamos con más de 300 clientes, de los cuales la mayoría son del campo. La distribución es aproximadamente 50/50 entre personas físicas y personas jurídicas, distribuidos en distintos rincones del país.
Tenemos productores de ciruela en Mendoza, ganadería en La Pampa, y yerba en Misiones, por ejemplo. Apuntamos a tener 1.500 clientes para fin de año. Es un número ambicioso, considerando nuestro foco en el segmento pyme, no retail. Pero estamos súper comprometidos y convencidos de nuestra estrategia de desarrollo.
Nuestro modelo de negocio es transaccional, obtenemos ingresos cuando nuestros clientes operan (valoran nuestro servicio). Afortunadamente eso sucede y nos permite estar en "breakeven" operativo.
Con el incremento del volumen transaccional, tendremos mayor claridad sobre objetivos de facturación que serán resultado directo de nuestra propuesta de valor.