De acuerdo a un estudio elaborado por la consultora Osvaldo J. Ferreres y Asociados (OJF) y por cada empresa que nace en la Argentina, dos mueren.
En el marco de una videoconferencia organizada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Ferreres aseguró que este año se terminarán cerrando más de 65 mil empresas, contra unas 35 mil que se abrirán.
El saldo que queda es una destrucción neta de 30 mil empresas, la mayor cifra desde 2002, cuando fueron 20 mil.
"Se perderá el 5,2 por ciento del total de empresas que había en 2019, caída que aumenta a 10,2 por ciento respecto del pico de cantidad de compañías registrado en 2013", advirtió Ferreres.
Al respecto, señaló que los datos tienen consistencia con la evolución del producto interno bruto (PIB), que este año se reducirá 12 por ciento, de acuerdo con las proyecciones de OJF.
Por otro lado, Ferreres planteó un panorama alentador para el país desde el exterior, debido a la política monetaria expansiva de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) que garantiza alta disponibilidad de fondos para los países emergentes y una suba de los precios de las commodities.
Sin embargo, aclaró que el problema de la economía doméstica es el desequilibrio interno provocado por un gasto público "exageradamente grande" que llevará el déficit primario a ocho por ciento del PIB.
Ferreres también advirtió por un "desmanejo monetario": la base M2 (todo el dinero en circulación más los depósitos a plazo) duplica a la del año pasado y en 2021 seguiría creciendo, un 50 por ciento.
"El gasto público consolidado de Nación más provincias, municipios, fondos fiduciarios y el cupón PBI alcanza 175.000 millones de dólares. El valor sustentable son 100.000 millones. Sin ajustar eso, es muy difícil tener una macroeconomía que funcione", repasó Ferreres.
El panorama local
Mientras el coronavirus pone en el tope de las prioridades la agenda sanitaria, hay otra grave enfermedad que, sin fiebre ni barbijos, ataca fuertemente a la economía local.
Se trata de la baja tasa de natalidad de empresas que, además, convive con algo acaso peor: la alta tasa de mortalidad. Esta combinación letal hace que, año a año, decrezca la cantidad de compañías netas a nivel nacional.
Antes de la cuarentena, ocho de cada 10 nuevas firmas llegaban a los dos años de vida y sólo un tercio lograba superar los ocho años. Además, al cabo de un lustro, la mayoría tiende a permanecer en su categoría de tamaño o a bajar un escalón, pero no crecen.
De acuerdo con un informe del Ministerio de Producción:
- El 60% de las empresas con menos de 10 trabajadores se mantiene de esa manera a los cinco años de vida
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Un impactante 37% no logra sobrevivir
- Sólo tres de cada 10 puede superar el umbral de nueve empleados
- El documento, además apunta que entre 2007 y 2017 nacieron 70.000 promedio por año pero cerró casi la misma cantidad
- En los dos años subsiguientes la cifra de nacimientos se redujo y los cierres se mantuvieron constantes, dando lugar al peor escenario: una caída neta en el total de firmas activas
- Según registros de AFIP, entre 2018 y 2019 unas 22.000 firmas sucumbieron , en su mayoría (80%) del rubro servicios.
- Peor hay más: si se toma el 2020 (crisis y pandemia mediante), en apenas dos meses cerraron sus puertas otras 20.000
"La dinámica de modernización productiva es un proceso que se desarrolla mediante el recambio: la tasa de natalidad debe superar a la de cierre. Sin natalidad neta, no hay modernización productiva posible", enfatiza una investigación de la Fundación Observatorio Pyme (FOP).
A partir de 2011, la cantidad de firmas se mantuvo en torno a las 612.000 firmas y empezó a caer a partir de 2014: la sucesivas crisis, la pesada mochila tributaria, la falta de acceso al crédito, las altas tasas de interés, las constantes devaluaciones, la caída de consumo, las dificultades para exportar, y ahora, la pandemia se combinaron para que la Argentina refuerce su rol de "asesina serial" de compañías.