La crisis económica global a raíz de la pandemia dejó en suspenso algunas promesas de inversión que sonaban fuerte cuando el mundo era otro.
Uno de ellos es el proyecto de Amazon Web Services (AWS), que consiste en la instalación de un poderoso datacenter en Sudamérica que asegura la inyección de u$s800 millones y la posibilidad de incorporar unos u$s400 millones al PBI argentino.
En octubre pasado, a través de una resolución en el Boletín Oficial de la provincia de Buenos Aires, se daba a conocer la adjudicación de tres espacios en la Zona Franca Bahía Blanca-Coronel Rosales , un parque tecnológico que contempla un esquema de beneficios impositivos y tributarios, y el acceso a energía eólica, entre otros incentivos, para captar este y otros desembolsos de compañías con presencia global.
Las sucesivas crisis cambiarias, el cambio de Gobierno y la inestabilidad derivada de las modificaciones en las reglas de juego dejaron la iniciativa en stand by. Y, como era de prever, ahora comenzaron a sonar otros países con mejor clima de negocios como destinos posibles para el ambicioso proyecto.
El nuevo candidato
Con Argentina ahora más lejos para captar esta inversión (millonaria y estratégica), irrumpe otro país en el que Amazon posa su mirada para ganar presencia regional: Uruguay, identificado con un clima de negocios más favorable a los inversores extranjeros, un régimen de importación especial, incentivos tributarios y un sistema legal estable.
No es la única compañía de magnitud que asoma en la nación vecina: también se conoció la intención de Google de instalar un centro de datos en un predio de 30 hectáreas en la zona franca Parque de las Ciencias, en Canelones, con una inversión nada menos que de u$s100 millones.
Eduardo Carozo, gerente de innovación y desarrollo de negocios en ITC S.A/Antel, señala a iProUP que la iniciativa tiene como antecedente el cable submarino que unió las Américas a través de un proyecto conjunto entre el gigante de las búsquedas, Algar Telecom de Brasil, Angola Cables y Antel, lo que llevó al país a convertirse en proveedor internacional de servicios de telecomunicaciones y valor agregado.
"Ese despliegue, en el que Google apostó millones de dólares y nosotros pusimos un datacenter (Tier III), generó confianza en Uruguay a nivel internacional. Esto, sumado a que la nación tiene además múltiples conectividades de otros operadores, la hace muy atractiva para guardar contenido en la región", señala.
Y agrega: "Además, la legislación uruguaya es muy garantista de la privacidad de la información y eso también es sumamente valorado por las empresas. Esos son los grandes motores detrás de una toma decisión de estas características".
Si bien el ejecutivo prefiere no mencionar el caso Amazon, agrega que en Uruguay las empresas internacionales tienen garantía de cumplimiento de los contratos, a diferencia de otros países de América Latina, en los que el nivel de compromiso es bastante más bajo.
Argentina, ¿fuera de juego?
Si bien el cierre del primer tramo de negociación de la deuda eliminó al menos una fuente de incertidumbre (relevante a la hora de pensar negocios en la Argentina), todavía quedan muchos otros temas a tratar: la pandemia, la recesión, el cepo al dólar, los cupos a importaciones, la injerencia política sobre el sector privado (como el reciente DNU que afecta a empresas de telecomunicaciones), entre otras cuestiones.
Martín Kalos, director de EPyCa Consultores, explica a iProUP que hay "algunas variables que siguen estando mal, si bien no tanto como hace algunos meses". Aclara que el impacto de la cuarentena se hizo sentir más fuerte en abril y, desde entonces, muchos sectores productivos han iniciado una lenta etapa de recuperación.
"El dólar es el gran síntoma de la crisis en Argentina. No es casual que la recesión de abril de 2018 haya empezado junto con una devaluación abrupta. Desde entonces, todo ha ido empeorando, al compás de los vaivenes del mercado cambiario", explica.
Para el economista, más allá del contexto actual, el país no resulta atractivo a ojos de los inversores desde hace mucho tiempo. Más aun, el consenso es que es "de riesgo muy elevado", lo que lleva a que la tasa de retorno exigida para cualquier proyecto tenga que ser mucho mayor y el horizonte de recupero, a muy pocos años.
El cepo, la imposibilidad de las firmas extranjeras de girar ganancias forman parte de la extensa lista de reclamos. Según Kalos, "no es lo mismo pensar un negocio en Uruguay, un país poco afectado en términos relativos por la pandemia, y que mantiene una macroeconomía saludable. Incluso, se perfila mejor que Brasil o Perú, que muestran una situación más complicada".
Sin ir más lejos, el DNU presidencial que declara como servicio público a la TV por cable, Internet, telefonía celular y fija, y establece el congelamiento de tarifas hasta diciembre encendió todo tipo de enojos y reclamos y suma incertidumbre al escenario local.
La pandemia y el "boom" digitalización de las empresas disparó la demanda de datacenters
La industria telco lanzó una solicitada en la que sostiene que la decisión tendrá un impacto negativo para las inversiones, empleados y clientes, y "genera un marco de absoluta incertidumbre". Además, manifiestan que llevarán su reclamo a la Justicia y las empresas extranjeras también los harán frente al Tribunal Arbitral del Banco Mundial (CIADI, por sus siglas en inglés).
En ese sentido, Kalos opina que a partir de ahora se abre un tiempo de espera hasta que la normativa se consolide y mientras tanto, cualquier empresa que esté pensando en invertir en el país aguardará a que haya un panorama más claro para entender si le conviene hacerlo o no.
Por su parte, Enrique Carrier, analista del mercado de telecomunicaciones, agrega que una decisión presidencial que cambia las reglas del juego de un día para el otro, aunque no tenga impacto directo en ese negocio, es desalentadora para una compañía que está planificando un desembolso.
En relación a la inversión de Amazon agrega que: "Hace mucho que se está hablando de esto y si no se definió por Argentina es porque habrá motivos que no le cierra y no encuentra lo que quiere, de otra manera ya se hubiese concretado. Para recibir capital de ese tipo, resulta necesario un contexto estable y previsible desde el punto de vista macroeconómico".
Dos países, al acecho de inversiones
Condiciones económicas y tributarias más fluidas, apertura comercial y la existencia de convenios de colaboración para la inversión en proyectos a largo plazo ubican a Chile en un lugar de privilegio. El país ya fue elegido por Google para convertirse en una "región cloud", la segunda en América Latina después de la inaugurada en San Pablo en 2017, y una de las 23 que la compañía tiene en todo el mundo.
Además, posee allí un datacenter operativo desde 2012, prometió uno nuevo con una inversión de u$s200 millones y acaba de instalar el cable submarino "Curie" que conecta a California con Valparaíso. No es la única empresa que eligió al país trasandino para instalar allí sus centros de datos: Movistar, Claro, IMB, Intersystem, Sonda, Adexus, GTD son algunas de las que engrosan la lista.
Infraestructura. Google instaló un cable que une Valparaíso (Chile) con California (EEUU)
Pero la nación comandada por Sebastián Piñera no es la única candidata. Colombia también presenta mejores condiciones que Argentina como destino posible para alojar el datacenter de Amazon.
Su flamante Ley de Modernización del sector TIC promueve, entre cosas, la seguridad jurídica e incentivos para atraer capitales privados y facilitar el despliegue de infraestructura de última milla. Además, cuenta con un régimen de zonas francas muy maduro.
Amazon ya anunció allí la creación de una incubadora de empresas de tecnología, HostDime hará una apuesta millonaria para la construcción de un datacenter y Zetta Data Center Complex, del Grupo ZFB, desembarcará el año que viene en Bogotá con el centro de datos más grande del país.
Hay que pasar la pandemia, esperar que las economías de la región recobren signos de vitalidad y estabilidad y observar hacia donde se mueven las inversiones de las grandes compañías extranjeras.