De estar en la cima tecnológica a acusaciones de abuso sexual e, incluso, de ser la cabeza de una red de prostitución. Detrás de la vida de Andy Rubin, el creador de Android, se esconde un curioso comienzo y una realidad escalofriante que avanzó a medida que crecía su poder.
La mente detrás del sistema operativo que funciona en el 87% de los teléfonos del mundo tuvo una vida que se rige bajo la típica parábola de muchas de las grandes figuras de la industria tecnológica: una infancia sin lujos, un talento innato por las máquinas y, sobre todo, estar en el momento y lugar adecuados.
Para Rubin, sin embargo, el final del camino fue completamente distinto al del resto de los ejecutivos "4.0".
El creador de Android nació en Chappaqua, un pequeño pueblo al norte de Nueva York donde desde chico mostró un fuerte interés por la tecnología. Su pasión por los "fierros" lo llevó a estudiar ingeniería informática en Utica College, de donde se graduó en 1986.
Su primer trabajo luego de recibirse fue como especialista en robótica en la sede de Nueva York de la firma óptica alemana Carl Zeiss. Su pasión por los robots era tal que muchos de sus amigos lo empezaron a llamar "Android", apodo que también se relacionaba con su nombre real (incluso, Android.com fue su página personal durante varios años).
De manera increíble, un viaje a las Islas Caimán en 1989 le cambió la vida. Rubin estaba paseando por la playa cuando encontró a un hombre durmiendo en una silla porque su novia lo había echado de su habitación luego de una discusión.
Esa persona era Bill Caswell, ingeniero de Apple. El joven ingeniero se apiadó de él y lo invitó a quedarse en su habitación, por lo que enseguida se hicieron amigos. De esta manera, sin saberlo, Rubin había forjado un contacto vital en su carrera: Caswell lo recomendó a sus empleadores, por lo que "Android" ingresó a la firma de Steve Jobs y comenzó su carrera en Silicon Valley.
Su primer puesto fue como ingeniero de fabricación, pero al año siguiente pasó al área de I+D y en 1990 formó parte de un spin off de la compañía llamado General Magic donde, junto con su equipo, creó Magic Cap.
Se trataba, ni más ni menos, de un sistema operativo para celulares que, por estar adelantado a su época, fue desestimado por Apple. Incluso, crearon algunos de los primeros dispositivos portátiles conectados a Internet.
Los inicios de Android
A pesar de no prosperar, el desarrollo se hizo famoso en Silicon Valley. La revista Forbes llamó a General Magic "la compañía muerta más importante" de la zona. Del equipo que trabajaba en ese proyecto nacieron los dos siguientes empleadores de Rubin, Steve Perlman y Phil Goldman, fundadores de WebTV, empresa luego adquirida por Microsoft.
A principios de los 2000, Rubin ya tenía claro su principal campo de expertise: los sistemas operativos móviles. En 2003, decidió emprender su propio camino, por lo que fundó Android. La startup rápidamente captó la atención de los inversores del "valle de silicio": Redpoint Venture apostó algunos millones por la novel firma, que empezó a escalar rápidamente.
En su primer año, el equipo intentó entrar en el negocio de las cámaras para teléfonos, por entonces incipiente, pero al poco tiempo decidieron que no tenía suficiente escala y fueron por algo más grande.
La empresa comenzó a destacarse por su tecnología, pero lejos estaban de alcanzar el "break even": a pesar de su marcada innovación, la bancarrota siempre estaba a la vuelta de la esquina.
El golpe de suerte llegó de manera repentina. Con Blackberry y Nokia dominando el incipiente mercado de los teléfonos inteligentes y Apple proyectando su incursión en ese mercado, Android comenzó a ganar relevancia. Solo hacía falta un comprador.
Su historia con Google
Las cosas dieron un vuelco de 180 grados cuando, en 2005, apareció Google en escena. Con una oferta de compra que se concretó en una suma superior a los u$s50 millones y la promesa de incorporar a Rubin al directorio de la firma, todas las preocupaciones parecieron estar resueltas.
Tres años más tarde, ya con el iPhone en el mercado, salió a la calle el primer celular con sistema operativo Android, en asociación con la pujante firma asiática HTC. Rubin, en la cresta de la ola, pasó a ocupar el puesto de vicepresidente de Google.
Aun así, no estuvo exento a las críticas: el mismísimo Steve Jobs lo acusó de ser un "fanfarrón" y de haber copiado gran parte de las características de iOS, el sistema operativo móvil de Apple.
Mientras tanto, en el plano amoroso todo marchaba bien. El cada vez más poderoso ejecutivo había conocido en la empresa a Rie Hirabaru, que trabajaba como gerente de Marketing, con quien luego se casó y tuvo un hijo.
Sin embargo, a partir de 2013 las cosas se complicaron. Sundar Pichai, quien hoy sigue siendo CEO de la compañía, ocupó el puesto al que él aspiraba. Lo desplazaron a la división de robótica de la empresa y unos meses después lo invitaron a retirarse.
Su salida causó sorpresa en el ámbito tecnológico, sin embargo parecía darse en buenos términos. Se dijo que Rubin se marchaba para abrir su propia incubadora de startups (Digital Playground), en la cual Google y Tencent aportaron un importante capital (u$s300 millones). Y los bolsillos del ejecutivo tampoco se fueron vacíos: Se habla de unos u$s90 millones que habría recibido tras su salida en concepto de "paracaídas de oro".
De hecho, el propio Larry Page, cofundador de la compañía, había hecho una declaración pública para despedirlo donde decía: "Quiero desearle a Andy todo lo mejor en lo que siga. Con Android creó algo verdaderamente notable, con miles de millones de usuarios felices".
En 2017, Rubin encaró otro ambicioso proyecto. Essential fue su apuesta por una marca propia en el mercado de smartphones, donde quiso hacer foco en el segmento de lujo con dispositivos de alta gama e importantes prestaciones.
Si bien los Essential Phone fueron los grandes responsables de popularizar los diseños de celulares "pura pantalla" (es decir, sin marcos superiores e inferiores), que luego adoptarían, entre otros, Apple con sus iPhone, la firma no lograba despegar. Asimismo, lo que vendría a continuación pondría a todos sus proyectos en un segundo plano.
Comienzan los escándalos
Los detalles de la verdadera razón de su salida de Google se conocieron recién en 2018, cuando el New York Times publicó un artículo en el cual se reveló que una empleada lo había acusado de tener una conducta sexual inapropiada durante un viaje de trabajo en 2013.
Al parecer, la firma habría investigado la causa, lo que motivó la salida de Rubin. El Times culpó a Google no solo de haberle pagado a Rubin por su salida (cuando tenía motivos para desvincularlo sin que se llevara un solo dólar), sino también por haber mantenido en secreto todo el asunto.
Pero los escándalos no terminaron ahí, ya que serias denuncias surgieron de declaraciones de su exmujer. Hirabaru, ya divorciada, lo acusó en 2018 de mentir sobre el dinero que recibió de Google tras su salida y de despojarla de sus derechos respecto a la fortuna que le correspondía tras la separación
Según declaró Hirabaru, Rubin también era el líder de un círculo sexual en el que se habría gastado cientos de miles de dólares para controlar, poseer y prestar mujeres a otros hombres.
La demanda reveló además que el cerebro detrás de Android habría desviado los cheques que recibía de Google a una cuenta bancaria secreta con el fin de cubrir los gastos de ese círculo de al menos cinco mujeres a las que trataba como "su propiedad".
Como prueba, su ex mujer presentó una serie de emails que Rubin intercambiaba con una mujer, conocida como "M", que sería quien coordinaba al resto del grupo. En total, se lo acusó de ocho cargos entre los que se incluye fraude, ruptura de los deberes fiduciarios, ruptura de contrato y negligencia profesional.
A partir de allí, la carrera del ejecutivo fue en caída libre. Essential desapareció del mercado, mientras que Playground sigue activo, pero ya sin Rubin en sus filas. Incluso Silicon Valley parece haberle cerrado sus puertas definitivamente.
Inmerso en demandas, acusaciones y problemas económicos, el futuro del que en su momento fue el Rey Midas de la telefonía móvil se tornó más oscuro que nunca.