Cuando hablamos de medios de pago, hablamos de personas realizando intercambios transaccionales a través de diversos instrumentos físicos o digitales. Intercambios que suceden en el marco de un complejo entramado al que se denomina "ecosistema de medios de pago".
Un conjunto diverso de esquemas, servicios, emisores, procesadores y adquirentes que participan y hacen posible que una transacción tenga lugar de manera segura, rápida y simple, de modo tal que quien paga pueda pagar y quien cobra pueda recibir su pago.
Desde la llegada de las tarjetas de crédito, débito y prepagas, se ha recorrido un continuo camino de mejoras que podríamos resumir en la aparición del chip, el nacimiento del e-commerce, la tokenización de las transacciones, las billeteras digitales y el QR, hasta llegar hoy a la irrupción de las metodologías de pagos sin contacto.
El avance ha sido mucho, pero todavía hay mucho por hacer. La biometría es una realidad en los cajeros automáticos y la huella dactilar comienza a perfilarse como el modo más seguro de acceso a las cuentas, sin necesidad de una tarjeta.
Si este cambio, que parecía lejano, está hoy entre nosotros, ¿por qué no pensar en los factores biométricos como un método de identificación en el punto de venta? Se vienen tiempos de innovación, integración y experimentación en un contexto aún más prometedor.
A nivel global, para el 2025 se espera un crecimiento de 81%, versus 2020, para las transacciones electrónicas y digitales.
Para los siguientes cinco años, un 61%, lo que representa una tasa anual compuesta de más de dos dígitos. Si consideramos la región, en Latinoamérica y el Caribe el crecimiento rondará el 11% anual. Al mismo tiempo, en Argentina, 2023 nos muestra un crecimiento en términos reales superior a 10%, y vemos esta tendencia acentuándose en los próximos años.
Entonces, la pregunta que debemos hacernos es: ¿hasta dónde puede llegar la penetración de los medios de pago? Y la respuesta es contundente: depende del trabajo en conjunto que lleven a cabo los actores que forman parte del ecosistema.
Entre todos hay que plantear metas comunes, objetivos de alto valor agregado cuyo impacto sea global y que permita engrandecer y mejorar el funcionamiento del sistema.
En otras palabras, para aumentar la capilaridad y la penetración hay encarar el fenómeno de manera integrada y consistente.
Ante una industria que avanza inexorablemente hacia lo digital, la convivencia entre el QR y los pagos sin contacto es posible, pero para ello hay que entender la necesidad de construir un esquema transaccional totalmente interoperable.
Todas las billeteras deben operar sobre todos los aceptadores de pagos, y todos los aceptadores de pagos deben aceptar todas las billeteras para generar un ecosistema abierto que, como consecuencia lógica, podrá expandirse exponencialmente.
*Por Martín Kaplan, Chief Executive Officer de Prisma Medios de Pago, Payway y Newpay