Hace apenas 10 años, Parque Patricios era un barrio más de la postergada zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. Lejos del ecosistema de negocios de la City o las nuevas torres de Puerto Madero, la zona basaba su economía en viejos talleres, negocios de barrio y emprendimientos vecinales de corto alcance.
Promediaba 2008 cuando el gobierno porteño anunció la creación del Distrito Tecnológico, un proyecto que prometía revitalizar el área y convertirla en la usina de innovación de la Ciudad.
A la manera de Silicon Valley, Parque Patricios dio un giro de 180 grados: las viejas economías barriales dieron paso a nuevas oficinas, repletas de talentos, dinero fresco y juventud.
El comienzo fue tímido, pero en los años siguientes el concepto logró consolidarse en el imaginario emprendedor argentino, que vio al Distrito como una parada obligada para iniciar, desarrollar y expandir todo tipo de inciativas de base tecnológica.
En rigor, el proyecto nació en el marco de la política de Distritos Económicos, que se basa en incentivos fiscales regidos por la Ley 2972 (modificada por la Ley 5927), cuyo plazo de vigencia se extiende hasta el año 2034.
La normativa establece que las empresas que se inscriban en el registro del Distrito Tecnológico acceden a las siguientes exenciones:
• Impuesto a los Ingresos brutos o diferimento del pago
• Impuesto de sellos
• Impuesto inmobiliario, Tasa retributiva de Alumbrado, Barrido y Limpieza, Territorial y de Pavimentos y Aceras (ABL)
• Derechos de Delineación y Construcciones, CCT, CCA, Tasa verificación de obra y Generación de residuos sólidos urbanos
Hoy, se ven los frutos de esa apuesta. De acuerdo a números facilitados a iProUP por la subsecretaría de Desarrollo Económico, dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas de la Ciudad, el Distrito Tecnológico cuenta con una inversión comprometida de u$s355 millones y 314 empresas radicadas. Además, ya reúne a 12.304 empleados y otros 18.940 proyectados para 2019.
El Polo es un elemento central en los planes del equipo liderado por Horacio Rodríguez Larreta. Para Martín Mura, ministro de Economía y Finanzas del gobierno porteño, el objetivo principal es promover "el desarrollo económico de la Ciudad en sus sectores estratégicos. Estamos convencidos de que la tecnología es una industria clave para el crecimiento y por eso impulsamos a las empresas y emprendedores a que se sigan sumando al Distrito Tecnológico".
Julián Cohen, subsecretario de Desarrollo Económico, agrega: "Esta política pública no sólo ha generado más empleo y crecimiento para la industria TIC, sino que además ha permitido transformar un barrio como el de Parque Patricios, que hoy cuenta con una mejor infraestructura urbana, con más alternativas comerciales y generación de empleo".
Una idea consolidada
El arribo de compañías de alto perfil se intensificó en los últimos años. En este sentido, la apertura de las nuevas oficinas de Mercado Libre en 2018 funcionó como un corolario perfecto para los 10 años de la iniciativa: la empresa más grande del país ya forma parte del día a día de una comunidad que respira unos y ceros.
En diálogo con iProUP, Diego Salama, vicepresidente de Desarrollo de Producto del gigante de e-commerce, explica los pormenores del plan: "En 2016 pusimos en marcha un proyecto de expansión que contemplaba la inauguración de una sede en Parque Patricios. Siendo una compañía de tecnología, estamos orgullosos de formar parte del Polo Tecnológico de la Ciudad de Buenos Aires con nuevas oficinas donde alojamos, mayormente, a colaboradores del equipo de desarrollo de software de Mercado Libre".
El ejecutivo añade que, actualmente, cuentan con 500 puestos activos en la sede, con colaboradores especializados en tecnología, experiencia de usuario, recursos humanos e infraestructura para la operación en toda la región. El edificio dispone de tres plantas para 600 puestos, por lo que Mercado Libre ya está en proceso para cubrir en el futuro próximo 100 puestos más.
En total, el desarrollo implicó una inversión de $601 millones. Según Salama, forma parte del plan de crecimiento de la empresa, que prevé una inversión total de $1.500 millones, la construcción de 22.000 m2 de oficinas y 5.000 nuevos empleos. El "unicornio" ya ejecutó aproximadamente $750 millones de ese presupuesto.
Las empresas radicadas en la zona poseen todo tipo de estructuras. IPLAN, que fue una de las primeras en apostar fuerte por el Distrito Tecnológico, tiene allí sus datacenters, inaugurados en 2012.
Para Pablo Saubidet, cofundador y presidente de la firma de comunicaciones, "los factores principales a la hora de decidir la radicación fueron el beneficio económico de las exenciones impositivas y la posibilidad de acceder a un precio accesible al terreno de gran tamaño que necesitábamos".
Al respecto, agrega que "no nos hubiésemos mudado de no haber estado convencidos de que, en el largo plazo, se lograrían los objetivos buscados por el gobierno de la Ciudad para la zona; es decir, la valorización del Sur en general, y de Parque Patricios en particular, y el desarrollo de un polo que fomente y potencie una de las más importantes ventajas competitivas que tiene la Argentina en términos de la inserción económica en el mundo, que es el talento asociado a la creatividad y la innovación tecnológica".
La inversión total del proyecto fue de u$s20 millones. Hoy, cuenta con 50 personas trabajando en el edificio, que desempeñan diversas tareas en las áreas de Infraestructura de Datacenter y Operaciones, con sus equipos orientados a servicios IT y de Telecomunicaciones.
Saubidet subraya que la llegada al barrio no fue un proceso sencillo, ya que "hubo resistencia por parte de los empleados que se veían involucrados en el cambio de locación".
"El barrio era bastante desconocido en general y la mayoría tenía la imagen de lo que Parque Patricios había sido hasta el momento, un sitio más orientado a lo residencial y fabril, sin servicios orientados a un público más joven", completa.
La percepción, poco a poco, fue cambiando. El directivo explica a iProUP que "se generaron cambios radicales en materia de acceso y transporte, seguridad y calidad de vida, a partir de llegada del subte por ejemplo, de la inversión en luminarias, seguridad y la puesta en valor del parque. Todas estas mejoras sin dudas dieron lugar a generar un gran cambio que dan valor a Parque Patricios".
Tales modificaciones son tan palpables que muchos empleados ya no quieren volver a trabajar en el Centro. "Creo que se está convirtiendo en el barrio más antiguo y a la vez en el más joven de la ciudad de Buenos Aires, gracias a su cantidad de talentos capacitados en conocimientos de tecnología e innovación", celebra.
Para el ITBA, su llegada estuvo en sintonía con la visión que proyectaba el Gobierno de la Ciudad sobre el desarrollo del programa.
"Nuestro proyecto se inicia en 2013, con lo que fue la adquisición de la tierra. En el distrito hay un conjunto de ventajas aplicables a todas las empresas TIC, pero no funciona tanto ese esquema de beneficios para las universidades y entidades sin fines de lucro", sostiene Rodrigo Fernández, director general de Finanzas e Infraestructura de la universidad.
La nueva sede, de 10.000 m2 tuvo un costo aproximado de u$s13 millones. Allí funcionan tres edificios, cuya área cubierta alcanza los 6.200 m2 y por donde pasan más de 1.000 alumnos de todas sus carreras.
El directivo aclara que para la institución" fue más importante la confianza que nos transmitía en ese momento el proyecto. Imaginar un Polo muy activo e innovador donde las universidades, y en particular el ITBA, fueran un eje central del ecosistema de innovación para la Ciudad".
La sinergia con otras firmas instaladas a escasos metros de distancia fue otro ítem fundamental para apostar por Parque Patricios. Si bien el ITBA tiene una profunda relación con gran parte de las empresas tecnológicas, se han potenciado los proyectos con firmas de la zona "por un tema de cercanía y de estar dentro del mismo distrito", asegura Fernández.
"Cuando arrancamos en 2013, creer que el distrito iba a ser lo que es hoy era todo un desafío. Más allá del esfuerzo y desarrollo que llevamos adelante con nuestra propia sede, hay todo un balance muy positivo con todo el polo, ya que el barrio también fue acompañando el desarrollo de la universidad, incluyendo mejoras en la calidad de vida y en todo lo que puede llegar a ser un complemento para las actividades de la universidad".
El futuro, mientras tanto, luce promisorio. El 91% de las empresas instaladas son de origen nacional, confirmando el buen momento del segmento de innovación en el país.
Además, en el plano inmobiliario sigue en alza: un informe de la consultora Colliers International destaca que el distrito cuenta con 159.000 m2 de inventario, pero apenas 10.000 m2 siguen en alquiler, cuyos valores por metro cuadrado oscilan entre los u$s18 y u$s25 por mes. Un negocio redondo.