La avanzada comenzó hace una década, con un posicionamiento fuerte en el control de las reservas hidrocarburíferas, captación del flujo de producción agroindustrial y acciones de envergadura en el sector de los biocombustibles.
Ya en ese momento, China apuntaba rápidamente a hacer pie en cada una de las provincias. El objetivo: garantizarse insumos y las materias primas clave para su consolidación como la principal economía rival de los Estados Unidos en términos globales.
Por cierto, lo ha hecho muy bien: en un lapso muy breve se garantizó el dominio de varios recursos e impuso un criterio similar en otros puntos de América latina, al igual que en el continente africano.
"Las inversiones chinas nunca son al azar, siempre tienen un sentido estratégico. Por la riqueza natural, la Argentina es hoy un país vital para lo que será el consumo del gigante asiático dentro de 20 o 30 años", decía tiempo atrás el analista internacional Jorge Castro.
"Cuadruplicó su consumo de alimentos e insumos básicos en apenas últimos diez años y eso hace que no dé abasto con lo que produce. Por eso, la mirada en este país y el vendaval de inversiones que se sigue viendo", añadió.
Diez años después de aquella primera oleada de compañías orientales, privadas y estatales, desembarcando de forma masiva en la geografía local, el escenario actual se ve nuevamente sacudido por desembolsos orientados a hacer de esta parte del mundo una base de operaciones económicas, y por qué no geopolíticas, sin fecha de vencimiento.
"China tiene una estrategia para Argentina y América latina. Tienen en su radar agro alimentos, minerales, energía, por cuestiones también geoestratégicas. Si uno observa, en nuestro país han hecho inversiones en ferrocarriles de carga pero no de transporte. Es decir, piensan en su abastecimiento, en sacar la producción que le resulte conveniente, como es el caso de granos y minerales", señala a iProUP Marcelo Elizondo, ex director ejecutivo de la Fundación ExportAr y director de la consultora DNI.
"Invierte a partir de sus propias necesidades. Está globalizándose en base al movimiento de sus empresas. En África se ha movido incluso de modo más agresivo que en Argentina o América latina. Hoy, esta parte de América también es un territorio determinante para sus aspiraciones de pelearle el liderazgo mundial a los Estados Unidos", agrega.
Energía, minería, obra pública, transporte, son algunos de los rubros que en el último tiempo han recibido –y continúan acopiando– un flujo sostenido de inversiones de la potencia oriental. Y todo indica que este proceso se intensificará.
Energía atractiva
La participación en el esquema energético de Argentina, a través de proyectos de obra pública o mediante la participación accionaria en empresas relevantes se ha vuelto una constante.
Uno de los tantos ejemplos lo da la construcción de las represas Cóndor Cliff y La Barrancosa. Gezhouba, la firma de mayor peso en ambos emprendimientos, ya activó perforaciones sobre el río Santa Cruz, a poco más de una hora de El Calafate. Una vez concluidas, aportarán el 4,5% de la oferta de electricidad, en una iniciativa valuada más de u$s4.100 millones. A través de Gezhouba, China controla el 70% del proyecto.
Yendo a otra provincia, el año pasado, durante la segunda mitad de octubre, la estatal CNTIC abrochó un contrato con Entre Ríos para llevar a cabo obras de gas y la instalación de líneas de alta tensión y fibra óptica.
Los desarrollos, valuados en más de u$s100 millones, comprenden la iniciativa Cierre Energético Norte con la que el gobernador Gustavo Bordet busca garantizar servicios básicos como el tendido eléctrico a 150.000 hogares.
Por otro lado, China Lac Cooperation Fund, CEEIC y Golden Peaks Capital, están detrás del parque eólico Viento Reta, proyecto de u$s150 millones para instalar un conglomerado de turbinas en el partido bonaerense de Tres Arroyos.
Esta incursión en el sector de energías renovables no es una acción aislada: otra firma asiática, Goldwin, inició la construcción de otro parque eólico en General Alvarado que contempla un desembolso de u$s75 millones para generar 120 megavatios y así abastecer a 100.000 hogares.
Goldwin también participa de emprendimientos similares en la Patagonia. De hecho, interviene asociada con Power China en la construcción de instalaciones eólicas en cercanías de Rawson y Trelew, en Chubut. Y, como si esto fuese poco, el gigante asiático acaba de sacudir el tablero energético: el fondo de inversión estatal Silk Road Fund se sumó a YPF Luz, adquiriendo 50% de las acciones que estaban en manos de General Electric.
Minería prioritaria
La minería es otra de las actividades sobre las que China concentra su atención.
El movimiento de mayor relevancia corresponde al desembarco del gigante Shandong Gold en el yacimiento sanjuanino de Veladero, previa negociación con Barrick Gold, hasta ese momento única dueña de la reserva de oro.
En julio de 2017, la asiática invirtió casi u$s1.000 millones para controlar el 50% proyecto aunque con vistas, también, a hacer pie en otras iniciativas enclavadas en la zona cordillerana.
Entre ellas, Pascua-Lama, un emprendimiento binacional que acumula reveses judiciales en Chile. A la par, la posibilidad de avanzar con Del Carmen, otro proyecto que Barrick tiene en carpeta a pocos kilómetros de Veladero, área conocida entre los mineros como el Cinturón de Oro El Indio.
Al margen del dorado metal, China también viene engrosando su presencia en el control de uno de los minerales que viene marcando la evolución tecnológica a nivel mundial: el litio. En este sentido, Tibet Summit Resources invertirá u$s180 millones para una planta de carbonato de litio en Salar de Diablillos, en Salta. En forma previa, Ganfeng se hizo del 38% del proyecto Caucharí-Olaroz en Jujuy. Luego subió su participación al 50% y comunicó que iniciará la producción también de carbonato de litio en breve.
"Pensamos a largo plazo. Las automotrices lanzaron modelos eléctricos y creemos que eso generará más demanda", indica Wan Xiaoshen, vicepresidente de Ganfeng. La minera mantiene un contrato global de suministro de litio con Volkswagen, que planea lanzar al mercado unos 70 modelos en 10 años y apunta a vender 22 millones de unidades de este tipo hacia 2028.
En otro orden, ejecutivos de la también china Southwest Energy visitaron Jujuy con el propósito de activar proyectos de exploración para dar con nuevas reservas de litio, oro y otros metales preciosos.
En simultáneo, el gigante asiático también mostró interés por extraer potasio luego de que la brasileña Vale desistiera de hacerlo. Desde Shanghai Potash transmitieron al gobierno de Mendoza la posibilidad reactivar la construcción del proyecto Río Colorado.
Hacerse con reservas de este mineral resulta un tema prioritario: hoy día, China consume más del 20% del mineral que se extrae en el mundo e importa el 50% de lo que requiere su modelo productivo.
Peso en rutas y transporte
La injerencia en proyectos viales y de transporte también es una condición "típica" del capital chino en la Argentina.
Compañías como CCA tienen a su cargo el desarrollo de proyectos como la autovía de la ruta nacional 5 entre Bragado y Mercedes, además de la construcción de un corredor hasta Santa Rosa, La Pampa. Todo este desarrollo, sumado a la concreción de una nueva circunvalación para la capital pampeana, demandará inversiones por u$s1.100 millones.
En el rubro transporte, el banco China Development Bank (CDB) financiará la compra de 200 vagones para el tren Roca. Esto es resultado de conversaciones entabladas ente Macri y Xi Jinping.
Las unidades serán provistas por la también china CRRC Qingdao Sifang, a un valor de casi u$s2 millones el vagón.
Antes, a fines de 2018, el oficialismo cerró un acuerdo con directivos de CRCC que implica un desembolso de más de u$s1.000 millones para recuperar el tendido de carga del ferrocarril San Martín que une la región de Cuyo con el puerto de Rosario.
Además de todas estas iniciativas, China también participa a través de conglomerados privados en la renovación de 1.700 kilómetros del Belgrano Cargas, la modernización del Urquiza Cargas, y mejoras en los ferrocarriles Sarmiento y Mitre.
Base patagónica
A la par de las incursiones económicas en esta diversidad de rubros, China también ha ejecutado movimientos que dan cuenta de un interés por la Argentina que excede a lo meramente comercial.
El ejemplo más claro es la base que el ejército de ese país construyó en Quintuco, a 30 kilómetros de la localidad de Bajada del Agrio, en Neuquén. Las instalaciones cuentan con una antena parabólica de 16 pisos de altura que, más allá del propósito espacial que declara el gigante asiático, también podría ser utilizada con fines militares.
Al momento de activar el desarrollo de la base, autoridades chinas transmitieron que su objetivo era profundizar la exploración pacífica del espacio. Lo particular es que el predio de 200 hectáreas funciona sin supervisión aparente de autoridades argentinas.
Especialistas del sector creen que si bien el pacto obliga a China a informarle a la Argentina de sus actividades en la estación, no proporciona ningún mecanismo de cumplimiento para que las autoridades garanticen que no se esté usando con fines militares.