El futuro pocas veces llegó con tanta velocidad. En un entorno de reconfiguración de los negocios, el trabajo y la educación, la pandemia aceleró un proceso que ya venía corriendo a ritmo vertiginoso.
En este contexto, nació en la Argentina prepandemia una academia sin aulas ni matrículas y una propuesta que desafía los límites: no hace falta residir cerca de ella, no requiere conocimientos previos y tampoco exige el pago de una cuota mensual.
Su modelo es innovador por dónde se lo mire: se cursa 100% online y prepara a los alumnos para trabajar en un sector que ofrece sueldos dolarizados. Incluso, se encarga de conseguir empleo a sus egresados y sólo recién allí el alumno abona el costo del curso.
Se trata de Henry, que toma su nombre de High Income, Not Rich Yet (altos ingresos, pero aún no millonario), un acrónimo muy usado en países anglófonos que calza a la perfección con los trabajadores del software.
Si esta academia nació hace dos años, su cambio de modelo de negocio y las continuas publicaciones de Martín Borchardt (CEO y cofundador) en sus redes sociales la catapultaron a la popularidad en los primeros meses de 2020.
En efecto, cada vez que en su Twitter aparece la palabra "Boom", un nuevo henry (así llaman a los graduados) consiguió trabajo en una firma tecnológica del país o el exterior. Y arranca una sonrisa en días en los que no abundan las buenas noticias.
Por sus "aulas" ya pasaron unas 1.500 personas, de las cuales más de 400 consiguieron empleo en compañías de la Argentina o el exterior. A nivel local, empresas como Mercado Libre, Rappi, Accenture, Globant y Auth0 ya tienen graduados de Henry en su equipos de desarrollo.
Por dentro
El modelo de Henry es tan innovador que ya acumuló casi u$s2 millones de un fondeo "semilla" de inversores de renombre como Tim Draper, quien también apostó por Coinbase, Tesla y Twitch; e YCombinator, la aceleradora más exitosa de Silicon Valley y reconocida por aportes iniciales en Dropbox, Stripe y AirBnB.
Pero también la apoyaron reconocidos emprendedores argentinos como Pierpaolo Barbieri, fundador de Ualá, Mike Santos, CEO de Technisys, Matías Woloski, cofundador de Auth0; Martín Varsavsky, Patricio Jutard, de Mural; y Ariel Arrieta, de la aceleradora NXTP Labs.
Justamente, Henry es una especie de "aceleradora de talentos". Es decir, invierte en la formación de los alumnos, les encuentra un empleo y recién ahí el egresado debe abonar: el 15% de sus ingresos durante 24 meses o hasta saldar u$s4.000 (cotización oficial), siempre que su sueldo supere los u$s500.
Para ello, los interesados deben cumplir el primer paso: registrarse en la página de Henry y esperar el mail de la empresa para comenzar el proceso. "En términos de edad, con 18 años y secundario completo ya podés anotarte. Tuvimos hasta alumnos de más de 40 que estudiaron con nosotros", afirma a iProUP Antonio Tralice, cofundador de Henry.
Por su parte, Franco Etcheverri, teach lead instructor de la empresa, afirma que "no hay requerimientos de conocimientos previos en cuestiones técnicas. De hecho, hay personas trabajando hoy que entraron sin saber nada. Simplemente hay que tener una computadora con conexión a Internet".
Franco Etcheverri, Teach Lead Instructor de Henry
Una vez que el aspirante fue preseleccionado, va completando una serie de pasos: contestar preguntas, realizar una entrevista en video con los instructores y luego comenzar un curso de nivelación. Esa instancia la llaman Prep Course, dura dos semanasy busca que los alumnos adquieran conocimientos básicos de ciencias de la computación.
"En ese proceso de nivelación no los dejamos solos, sino que tenemos un canal de comunicación continuo", advierte Etcheverri, quien agrega que alumnos que ya están cursando actúan como technical assitants para resolver dudas.
El ejecutivo remarca que "el Prep tiene una modalidad on demand, en la que cada alumno puede hacerlo a su ritmo en cualquier horario; y en vivo, para quienes necesitan un poco más soporte y un instructor los ayuda todos los días".
"El final del proceso es un examen de ingreso, que llamamos el Henry Challenge, en el que se evalúan todos los conocimientos que creemos que son necesarios para arrancar y dimos en esas dos semanas de nivelación", confía Echeverry.
Quienes superan esta instancia se preparan para el curso en sí, que tiene una palabra clave para describirlo: intensivo.
El curso
Una vez que se completa el Prep, llega el Bootcamp, un término que significa "Campo de Entrenamiento" y es muy utilizado dentro de la industria del software para largas jornadas de programación.
"Una vez que aprobamos llega la invitación por mail para sumarse al Slack. Ahí tenemos la primera clase y nos comunicamos con el resto de los alumnos", recuerda Lucas Acosta, quien trabajaba como profesor de inglés y entró a estudiar a Henry por recomendación de una de sus alumnas.
Pía Czernyk, quien dejó la carrera de arquitectura para reconvertise como programadora en Henry, confía a iProUP: "En la primera charla ya accedés a la agenda, que es superestricta".
"Tenemos una charla con Martín (Borchardt) que explica su historia y la de Henry. Y vamos conociendo al resto del grupo y la dinámica", rememora.
El Bootcamp es intensivo, dura dos meses y les suele llevar casi todo el día a los alumnos: se dicta de 9 a 18, aunque hay un turno "tarde" de 12 a 21. Una jornada típica se organiza de la siguiente manera:
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Code review (9:00): "Resolvemos la home work (tarea), las dudas sobre la clase del día anterior y cuestiones en las que se hayan trabado los alumnos", revela a iProUP Martina Scomazzon, instructora en la academia
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Lecture (10:00): "Se trata el tema del día. Son entre una y tres horas, con un recreo de 20 minutos para relajar", completa la docente
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Peer programming (16:00): "Nos conectamos los alumnos para tratar de hacer la tarea juntos, luego de dos horas que tenemos después del almuerzo para resolverla solos", añade Acosta
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Stand up (17:00): "Alumnos que están en la etapa de proyectos (última fase) ayudan todos los días una hora a los estudiantes que están en el Bootcamp", revela el egresado de Henry. Junto a Czernyk, participan de esta instancia "aportando tips"
Martina Scomazzon, instructora de Henry
"Buscamos que se forme una comunidad, que se apoyen entre ellos, porque son muchos y a veces a los profesores nos cuesta atenderlos a todos. También grabamos las clases por si necesitan reforzar algún concepto en particular", agrega Scomazzon.
El Bootcamp se extiende por dos meses. Está dividido en cuatro módulos, llamados M1, M2, M3 y M4, que duran dos semanas cada uno y terminan con una evaluación (denominada Checkpoint) que les permite a los alumnos pasar al módulo siguiente.
Según Etcheverri, este "examen es libre: de 9 a 18 pueden rendirlo de manera individual y tienen que aprobar un mínimo de ejercicios. Por ejemplo, si pasan el examen del M2, que dura tres semanas, pasan al M3 con la misma cohorte. Si les va mal, lo cual es normal porque muchos empiezan de cero, pueden pedir una migración y lo vuelven a hacer con la nueva camada", completa.
Tralice afirma que el Bootcamp, "por decisión educativa, tiene los contenidos más 'difíciles' al principio para evitar que la gente se desanime al final, ya que es una carrera que puede durar seis meses".
Los contenidos están en "beta permanente", es decir, evolucionan. Pero quienes egresan tienen los conocimientos para desempeñarse como desarrolladores "Full Stack", que incluye los lenguajes de programación y tecnologías necesarias para construir una página web o aplicación de celulares, como Javascript, CSS, Node JS y React.
Antonio Tralice, cofundador de Henry
"Vamos actualizando el curso según lo que se comenta en la comunidad global de desarrolladores, las nuevas tecnologías que van apareciendo o bien en función de los requerimientos que nos hacen llegar las empresas", revela Tralice.
Proyectos
Una vez finalizado el Bootcamp llega la prueba de fuego: demostrar que se entendió todo lo aprendido en un entorno "real" dentro de la etapa conocida como Labs, que dura un mes.
"Primero, tienen un proyecto individual, en el que se empieza a parecer a lo que harían en un ambiente laboral. Tienen que preparar una página o plataforma con todos los conocimientos aprendidos", revela Etcheverri.
El directivo señala que, una vez terminado esta instancia individual, se "realiza una evaluación uno a uno, en el que cada alumno debe defender su proyecto".
"Coordinamos un horario y en media hora tiene que explicar cómo lo pensó, por qué lo codeó (programó) de esa manera, etcétera. Le hacemos preguntas para ver si realmente aprendió", añade.
De acuerdo con Tralice, esta etapa sirve para "que el alumno haga el clic: tiene todos los conocimientos dando vueltas, pero ahora se enfrenta al desafío de combinarlos para crear una pequeña aplicación".
Una vez que se aprobó esta instancia, queda la última: el proyecto grupal. "El alumno técnicamente ya está preparado para entrar a una empresa, pero le faltaría saber trabajar en equipo, ya que en programación muy pocas veces, por no decir nunca, se trabaja solo", confía Etcheverri.
Según el directivo, se arman equipos y "desarrollan un proyecto, que muchas veces son trabajos reales de empresas (por ejemplo, realizaron una plataforma para la ONG Techo) y otras consisten en simulaciones. Están acompañados por un technical leader de Henry y deben hacer una presentación para mostrar avances en cada una de las cuatro semanas que dura la instancia. Por último, deben realizar una demo final".
Tralice remarca que en esta fase "intentamos emular su actividad laboral, evaluamos las soft skills y el trabajo en equipo. El grupo es excelente si hubo buenas interacciones". Y remarca que, si no demuestran habilidades blandas, no suelen pasar esta fase.
"Tuvimos un alumno muy individualista, que hizo todo el curso bien, pero falló en el proyecto grupal. No aprobó el equipo porque él no reunió las capacidades mínimas. Hablamos con él, lo rehízo en otro grupo, cambió la actitud y su proyecto fue excelente. Y se sorprendió de que aprendiera soft skills", recuerda Tralice.
A buscar empleo
Además del área de Learning, Henry cuenta con una división de Job Placement que se ocupa de la salida laboral de los egresados. Según Tralice, "tiene contacto con las empresas y envía listados con candidatos. Cuando entra un Henry a esa compañía, se establece una conexión y suelen pedir más, por lo que se les envía alumnos del mismo perfil".
"En el Graduation Day les decimos vayan a romperla, porque eso les va a servir a los que vienen atrás. Por ejemplo, Milagros entró a una empresa que vio su potencial y recomendó a Pía. Ya tenemos tres en esa firma", indica.
Luz Borchardt, cofundadora y VP de Marketing, añade que esa división "planea las mejores estrategias para que los Henry consigan trabajo. Y tiene el área tiene Job Preparation, que los prepara durante todo el curso, con talleres en los que tienen que armar su perfil de Linkedin y Github (proyectos), cómo presentarse o redactar un mail, asesoramiento sobre cómo invertir o usar criptomonedas, etcétera".
La ejecutiva, además, remarca: "Tenemos contacto constante con empresas para recomendar a los alumnos, invitamos a los recruiter a participar de las Henry Talks y les enseñamos a los egresados a conseguir el primer trabajo: una vez que lo logran no tienen límites".
Además, Etcheverri remarca que tienen un Slack para los graduados, en el que henries que ya están trabajando en otras empresas comparten búsquedas laborales para que puedan aplicar. Luego, sólo falta ingresar a la firma.
Acosta remarca que el mismo día que se graduó ya lo habían contactado. "Me escribieron un viernes y lo vi el martes siguiente. Lo contesté, me hicieron un challenge y hablé con los dos fundadores".
A la semana firmó contrato con Meowtel, un plataforma estadounidense que contacta dueños de gatos con personas que puedan cuidarlos, donde trabaja como Full Stack Developer.
Por su parte, el proceso de selección de Czernyk fue más largo. "Fueron tres semanas, con entrevistas en inglés, ejercicios técnicos en vivo y hasta una simulación de un proyecto con el equipo con el que trabajo ahora", cuenta sobre su ingreso a Auth0, el unicornio argentino que ofrece sistemas de autenticación.
Ambos, hoy se ríen de su pasado en otra industria y recomiendan la experiencia. Tanto, que los amigos de Acosta bromean con que "le lavaron el cerebro" en la academia 4.0 que lo formó "gratis" para la carrera más demandada en el mundo y en tiempo récord. Porque el futuro llega cada vez más rápido y sin avisar.