Líneas de producción desactivadas, empleados de brazos cruzados y depósitos abarrotados de mercadería.
El escenario que se observa no podría ser más desolador en el polo que opera en Tierra del Fuego y que es responsable de abastecer cerca del 90% de los bienes electrónicos de consumo que se comercializan en todo el país.
Las proyecciones que manejan para 2019 las principales marcas instaladas en el sur meten miedo. Tal es así que trabajan con una meta de producción 35% por debajo del registro del año pasado, como ocurre en el caso de los televisores.
Esta unidad de negocios, de hecho, es la que se está viendo más golpeada en la actualidad. Mucho más incluso que lo que sucede con los equipos de aire acondicionado y celulares.
"El mercado está muy afectado. Tenemos el depósito lleno de unidades que fabricamos el año pasado", reconoce a iProUP el director comercial de una de las principales compañías que opera en el polo fueguino.
Imposibilitadas de financiar las operaciones en cuotas sin interés y en un contexto de creciente incertidumbre, el freno en la demanda ha sido tan fuerte que la industria electrónica argentina quedó en situación prácticamente terminal.
Prueba de ello es lo sucedido con BGH, que se vio obligada a aplicar un plan de suspensión de su producción en la planta de Río Grande hasta el 18 de abril y que afectará a 830 empleados, que cobrarán el 70% de sus sueldos.
Este caso lejos está de ser uno aislado: Brighstar es otra de las que redujo las jornadas de trabajo en marzo y evalúa hacer lo mismo en abril.
En paralelo, Carrier, que produce equipos de aire acondicionado en la isla, quedó en el centro de la polémica luego de avanzar con diez cesantías, una medida que vulnera el pacto suscripto entre las empresas y el gremio, según denunciaron desde la UOM. Y lo más preocupante es que la lista de empresas en problemas no para de ampliarse.
Los números que maneja el sector realmente inquietan: ante la consulta de este medio, desde una marca líder afirman que, entre el retail y las plantas fueguinas, hay más de medio millón de televisores descansando en los depósitos.
"Estamos hablando de entre 500.000 y 550.000 unidades. Es alarmante y además el costo de tener toda esa mercadería parada es altísimo", asegura el CEO de otra compañía fueguina líder.
Sucede que, cuando se junta tanto stock, las líneas de producción automáticamente se frenan o trabajan muy por debajo de la capacidad real. Mientras tanto, hay que cubrir salarios. Como la planta está inactiva y no se hace suficiente caja (por la caída de las ventas), a las empresas no les queda otra que recurrir al financiamiento.
Pero ahí es donde se topan con otro gravísimo problema: las tasas de interés en el mercado son altas que se tornaron prácticamente impagables. Así, el combo "ingresos en baja + creditos carísimos" deja a las empresas al borde del colapso.
"Hoy podemos decir que producir en Argentina no es negocio, más si se trata de televisores", dispara una de las fuentes que aceptó dialogar con iProUP bajo estricto off the record.
Cuando se le pide precisiones, el directivo afirma: "Estamos comercializando equipos a precios que no reflejan el salto del dólar del último año. El nivel de pass through (traspaso de la devaluación a precios) fue bajísimo, porque el poder adquisitivo se resintió mucho y la demanda no convalida las subas", apunta.
"Esto achicó considerablemente la rentabilidad, convirtiendo a la categoría TV en un negocio de volumen. Pero el volumen, justamente, no está. Así que hoy nadie está ganando plata con esto", detalla.
El año pasado se produjeron entre las plantas de Ushuaia y Río Grande unas 3,3 millones de unidades, 100.000 más que en 2017, básicamente por el efecto Mundial. Sin embargo, tras este evento deportivo sobrevino la crisis, provocando un desplome de las ventas minoristas, que dejó medio millón de equipos que hoy es un lastre para las marcas.
Por eso es que, para este año, la meta que manejan en el sector es fabricar apenas 2,2 millones de unidades. Para ponerlo en perspectiva:
- Representa 1,1 millón menos que en 2018
- Y es la cifra más baja desde el 2009, cuando la crisis internacional subprime golpeó duro a la economía argentina
¿Sirven las acciones promocionales -como el "Electro Fest"- para bajar ese altísimo y muy costoso inventario? Cuando iProUP consultó a diferentes directivos sobre los alcances de esta acción comercial que los principales retailers del país activaron por tres días para levantar las ventas con rebajas y cuotas sin interés, las respuestas se encolumnaron en la misma dirección.
"Es una aspirina para una enfermedad mucho más grave, porque hay cuestiones estructurales que se mantienen y que no nos permiten suponer un cambio de tendencia", sintetiza uno de ellos.
"Hay que ser claros: estamos operando con un uso de la capacidad instalada que no llega al 60%. Hay plantas que van a permanecer inactivas durante dos meses y otras que tuvieron que reducir las jornadas laborales. Resolver esto requiere de una solución mucho más de fondo que una acción de marketing", agrega.
Los niveles con los que está operando la isla están muy en sintonía con el promedio general de la industria, que en enero registró un uso de la capacidad que fue la peor en 17 años. Es decir, la más baja desde 2002.
Celulares, hacia abajo
La inquietud que invade al sector responde a que los problemas no están encapsulados en lo que ocurre con la categoría televisores. Las malas perspectivas se expanden a otros dos caballitos de batalla de Tierra del Fuego: celulares y equipos de aire acondicionado.
En el caso de los teléfonos, que es el dispositivo que mueve el mayor volumen, las marcas prevén producir apenas 7,5 millones de unidades a lo largo del año.
En 2018, se llegaron a fabricar 8 millones de dispositivos. Es decir, la meta que trazaron apunta a que el sector podría sufrir una caída de medio millón de equipos.
Pero, para ponerlo en contexto, en 2012, cuando se logró el pico de demanda, el polo fueguino había alcanzado la marca histórica de 14 millones de unidades.
De modo que, si se confirma el objetivo previsto para este año, el volumen se estaría ubicando un 50% por debajo del récord. Pero hay un dato más preocupante: se trataría del registro más flojo en casi una década: habría que retroceder hasta 2010 para observar un número más bajo.
Es decir, cuando la administración de Cristina Kirchner recién estaba relanzando este régimen de promoción industrial.
Frío para los aires acondicionados
Esta categoría también se está viendo seriamente golpeada. Además de ser equipos caros –con modelos que superan cómodamente los $30.000–, el alto costo del financiamiento también juega en contra.
A esto se sumó el factor climático: el calor llegó tarde y se fue bastante rápido, de modo que no hubo grandes alicientes para este rubro.
El último gran año de producción había sido en 2015, cuando se fabricaron casi 1,8 millón de unidades, muy cerca del récord de 2011.
¿Qué nivel apuntan a alcanzar este año las marcas? La estimación de consenso es de apenas 850.000 equipos. No sólo representa 1 millón menos que el período anterior sino que se trataría del registro más negativo desde que Tierra del Fuego fuera relanzada, allá por 2009.
Sin luz al final del túnel
¿Llegará el ansiado punto de inflexión? ¿Hay motivos para prever un cambio de tendencia?
Una de las fuentes consultadas por iProUP brinda una respuesta contundente: "No creo que la situación cambie en el primer semestre. Para el segundo puede mejorar algo, si bien habrá que monitorear de cerca cuatro temas clave: tasas, inflación, dólar y, muy importante, cómo influye el clima electoral".
"Igualmente, cuando hablamos con directivos de otras empresas, nadie en la industria está viendo algún factor que permita anticipar un crecimiento en ventas, y menos que pueda sostenerse en el tiempo", acota.
Por lo pronto, para pasar este temporal, las compañías lograron redefinir algunos términos del acuerdo que firmaron con la Unión Obrera Metalúrgica, que estará vigente hasta junio de 2020:
- Por un lado, las plantas pueden reducir la jornada laboral desde 200 a 140 horas por mes
- Además, están habilitadas a suspender la producción hasta 90 días, siempre que abonen el 70% del salario neto
En paralelo, las empresas acordaron otorgar un incremento salarial "extraordinario" del 24%, para hacer frente a la pérdida de poder adquisitivo.
El convenio original había congelado las paritarias por dos años, una medida que se tornó inviable tras la disparada de la inflación.
En el plano comercial, acciones como el Electro Fest o el Hot Sale –cuya próxima edición tendrá lugar del 13 al 15 de mayo– ayudan a achicar el stock y darle algo más de oxígeno a la caja de algunas marcas.
Pero esto lejos está de incentivar a un público que durante este año electoral está mucho más preocupado por el dólar, las tasas y el empleo que por adquirir un nuevo celular o cambiar el televisor.