De niña bonita y estrella a la cual quitarle brillo para que brillen las arcas fiscales a niña empobrecida y en igualdad de condiciones frente a cualquier actividad económica paralizada por la cuarentena. Así podría describirse la situación actual del sector de software y servicios informáticos del país, que enfrenta una caída del 50% de las ventas y su supervivencia está puesta en duda más allá de mayo de no modificarse diversas variables.
¿Cómo es posible que un sector pujante durante los últimos 15 años ahora esté pasando una crisis casi como la de cualquier otra actividad económica?
La respuesta es simple. Por esa misma razón. El sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) atraviesa a todas las actividades económicas existentes: finanzas, retail, manufacturas, industrias, comercio, servicios profesionales. Si estos sectores no están funcionando, no están vendiendo, no están operando, difícilmente puedan avanzar con nuevos proyectos, más allá de que los necesiten para salir del agravamiento de la situación que supuso el coronavirus. Pero sin trabajo no hay dinero y sin dinero no es posible avanzar en nuevos proyectos.
"Si como se informó en los últimos días, hay 350.000 pymes frenadas y algo más de 250.000 con alguna actividad, la situación es catastrófica", lamentó Sergio Candelo, presidente de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI).
La necesidad de que la economía comience a funcionar porque las ventas cayeron a la mitad y que el Banco Central ejerza un poder de policía más contundente sobre los bancos para que presten el dinero para hacer frente, principalmente, al pago de salarios conforman dos de los principales reclamos de este sector, que se suman a otros ya elevados al Gobierno antes de las últimas medidas.
Sucede que el 80% de los costos de este sector se destina al pago de salarios y el 73% está conformado por pymes de menos de 50 empleados, además de que el 88% de las pyme TIC están afectadas por la caída de otras actividades.
Las medidas anunciadas hasta ahora no tienen cumplimiento concreto en la realidad. Y el hecho de que ninguna otra actividad económica pueda moverse las impacta de manera directa porque la tecnología las cruza a todas por igual.
La niña bonita de la economía dejó de serlo no sólo por la coyuntura actual. Aunque en 2019 el sector creció un 50% en facturación, ese avance se ubicó por debajo de la inflación. Aún así, la expectativa era buena.
Las exportaciones en 2019 se ubicaron en torno a los u$s1.700 millones, contra u$s1.800 millones del año anterior, de acuerdo a los datos del sector. Las devaluaciones y el cepo fueron dos de los aspectos que, en la visión de la industria, impidieron que esas cifras fueran mejores.
El año 2020 los esperaba con la ley de economía del conocimiento y un presidente Alberto Fernández que había afirmado, luego de ser electo, que lo mejor del Gobierno de Mauricio Macri había sido la aprobación de esa ley, que contó de forma unánime con el apoyo del Congreso.
Pero los brindis de fin de año por las buenas nuevas que traería 2020 tuvieron efecto corto. La ley de solidaridad de finales de 2019 echó por tierra los beneficios que continuarían recibiendo este sector, junto con otros, a partir de la entrada en vigencia de la nueva norma del conocimiento. Luego, la suspensión de la entrada en vigencia de la ley y la decisión de redactar un nuevo proyecto de ley aún cuando la norma que ahora ya no tenía vigor había sido aprobada por unanimidad en el Congreso.
El nuevo texto se finalizó en febrero, mes en el que tambien cruzó la mesa de entradas del Congreso y se quedó ahí. La expectativa de que se iniciara su discusión a mediados de marzo quedó trunca por el aislamiento social preventivo y obligatorio. Desde entonces el panorama es cada vez más pesimista.
Sin ley, sin ventas
"Las ventas nuevas se suspendieron y quienes pueden llevar las actividades de manera remota están teniendo problemas para pagar los sueldos. Nos sucedieron muchas cosas desde fin de año hasta ahora. Más de 400 empresas habían hecho los trámites para pasar de la ley del software a la de economía del conocimiento, y lo que no se había podido compensar en estos meses se iba a recuperar en abril pero la pandemia cortó todo", contó Candelo a iProfesional Candelo.
Al no haber promoción de la actividad, porque la ley de economía del conocimiento, en definitiva hoy no existe, se deben destinar de u$s200.000 a u$s250.000 por cada 100 empleados. Se trata de una cifra importante para una actividad compuesta, como se dijo, básicamente por pymes.
Si a esto se suma el cepo el problema se hace más grande porque, en caso de poder exportar, esta barrera desalienta o impide avanzar en este sentido.
Por estas razones, la entidad elevó al Gobierno siete medidas para aliviar a esta industria antes del decreto 332/2020 de asistencia de emergia el trabajo y la producción que contempla la postergación de las contribuciones patronales y asignaciones compensatorias de salario, entre otros beneficios hasta el 30 de abril.
"Los préstamos para sueldos no son una solución tan práctica, porque los bancos ponen obstáculos, cuando no es que los empleados tienen que cobrar todos el sueldo en esa entidad, es otra cosa. Sería más simple si el Banco Central ejerciese un mayor poder de policía para poder enfrentar esta stituación. Notamos que, con las medidas en general, están un poco tibios", consideró Candelo, en relación al rol que están cumpliendo los distintos organismos del Estado con los bancos, que no están otorgando los créditos tal como se espera.
En ese sentido cuestionó que se otorguen sólo dos meses de gracia para comenzar a devolverse el dinero tomado para pagar salarios cuando, según su visión, ese plazo debería empezar a regir a partir de diciembre pues, antes, resulta muy difícil para las pyme poder hacer frente a esa obligación.
"Es necesario que el Estado ayude a pasar este tramo. Es momento de que tome otro rol", amplió. Hace unos días, la CESSI reclamó al Gobierno una serie de medidas que fueron explicadas en esta nota de iProfesional.
Salarios y futuro
El sector que menos se imaginaba que iba a tener un impacto tan negativo a partir del inicio del aislamiento social preventivo y obligatorio hoy tiene las alarmas encendidas porque, de no modificarse la situación general, irremediablamente habrá decisiones difíciles de revertir en las próximas semanas.
"Los sueldos de abril ya tienen inconvenientes para ser pagados, la situación es cada vez más compleja. Ya avisamos que, de seguir así, no se van a poder pagar los salarios completos. Y la mayor preocupación es porque, si se empieza a deteriorar este ecosistema de empresas pyme, en dónde se va a apoyar la reactivación cuando se reinicie?", manifestó Candelo, entre la esperanza y la intranquilidad.
Cuando el directivo de la CESSI apela a la buena expectativa admite que, para sobrellevar esta crisis, las pyme de los distintos sectores económicos deberán apoyarse en la tecnología para que puedan hacer trabajo a distancia u operar en una nueva modalidad, tal como ocurre con la gastronomía o con el turismo. Pero si no cuentan con ningún tipo de ingreso o de acceso al crédito estas vías de salida de la crisis tampoco se pueden poner en marcha.
"Va a llevar un tiempo hasta que llegue a una nueva normalidad. Seguramente el trabajo remoto va a hacer que la Argentina se acerque más a los principales países del mundo en ese sentido porque, ahora, se pone todo a la misma distancia", consideró Candelo. Pero, para que ello ocurra, es necesario que la economía comience a funcionar porque, de lo contrario, ni siquiera la niña bonita va a poder lucirse.