Los sucesivos años de elevada inflación convirtieron a la Argentina en un país "sin precios". Los aumentos constantes y la dispersión de valores para un mismo producto, según el canal de venta o lugar geográfico, provocan que los consumidores "pierdan la noción" de lo que valen las cosas.
Es por eso que muchos extranjeros suelen sorprenderse sobre la "gimnasia" de los argentinos a la hora de buscar la manera de ahorrar y en pos de ganar la carrera a los incrementos de precios, algo que no es habitual en otras partes del mundo.
El proceso inflacionario también genera un fenómeno llamativo: los valores de distintos artículos parecen no tener lógica. Por ejemplo, es posible comprar bienes durables a un menor valor que los de consumo inmediato.
También, en algunos casos, es más económico un producto cuya elaboración demanda más tiempo e infraestructura que otro, con casos que no dejan de sorprender:
- Una bicicleta "mountain bike" rodado 26 se consigue desde $33.800; menos que un par de zapatillas deportivas de primera marca (hasta $50.000)
- Un tapado de mujer ($53.000) puede costar más que un alquiler de un dos ambientes en Palermo ($48.000)
- Una procesadora se consigue a $10.500, cifra que en el supermercado equivale a una compra para abastecer a una pareja menos de 15 días
- Un celular de alta gama cuesta $230.000, unos $50.000 más que una moto chica 0km
- Un pasaje de avión a Mendoza en una low cost sale $11.300; poco más que llenar dos tanques de nafta de un auto mediano (unos $11.000)
- Una remera de marca sale, en promedio, unos $4.400, menos que dos pizzas de jamón y morrón ($2.400 cada una)
¿Por qué existe esta distorsión de precios?
La persistente alza del costo de vida es, a grandes rasgos, el motivo central de las distorsiones en los precios, tanto al comparar un mismo producto como frente a otros de distintas categorías.
"Es un típico fenómeno de un país con elevada inflación. Cuando es muy alta, se empiezan a perder las referencias de los precios y uno deja de tener la noción de cuánto debería valer cada cosa", señala a iProUP Joaquín Waldman, economista investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) – Conicet.
Según el experto, "los precios relativos cambian muy rápido y se van distorsionando. La nominalidad hace que se pierda de vista a cuánto podría conseguir el mismo producto en otro lado. Se empiezan a reducir los efectos de la competencia y todo luce más desordenado".
Así, se necesita invertir mucho tiempo en comparar los valores más convenientes. "Por ejemplo: si alguien busca un electrodoméstico, hoy pide presupuesto en un lado, mañana en otro y la semana que viene en otro. Cuando llega al último lugar, perdió validez el primer presupuesto. Que todo se mueva a esa velocidad hace muy complicada la toma de decisiones", remarcó Waldman.
La distorsión de precios hace que los argentino no sepan cuánto valen las cosas
Es que el hecho de que, como suele decirse, "las cosas no tengan precio", resulta perjudicial para los consumidores. "Con baja inflación, un café con leche con medialunas sale, por ejemplo $100. Y si te lo quieren cobrar a $150 no lo comprás. Pero si no tenés referencia, todo está tan disperso que no se sabe si algo es caro o barato y empiezan a pasar estos fenómenos", dice Waldman.
En este sentido, el experto remarca que "la gimnasia de buscar precios, para los agentes de economía, es dañina porque se destina mucho tiempo y energía para hacerlo. Quizá en otro escenario se le podría dedicar ese tiempo al ocio o a realizar algo productivo".
Por su parte, Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, asegura a iProUP que "en un contexto de elevada inflación, con distorsión de los precios relativos de la economía, se termina distorsionando todo el mercado".
"Básicamente, porque hay ajustes diferentes por canal, los stocks son disímiles, la capacidad de importación de un insumo o materia prima para el productor industrial es diferente respecto a otro del mismo sector y la situación respecto del producto final está dependiendo del flujo, es decir, si se está vendiendo o no", señala.
¿Cómo impacta la dispersión de precios?
"En una instancia de inflación alta como la actual, empiezan a perderse las referencias. Hoy, existe una gimnasia importante de parte de los consumidores, que tienen un parámetro de dónde comprar más barato", explica a iProUP Osvaldo Del Río, director de la consultora Scentia.
El especialista resalta a iProUP que "desde hace más de un año, cada vez se nota más la diferencia de precios entre supermercados y los negocios de barrio". E indica que, si bien históricamente las grandes superficies tuvieron cifras más bajas que los comercios de cercanía, esa brecha se elevó en el último tiempo.
"En una canasta de productos, comprar en un supermercado era un 7% más económico en promedio. Hoy, esa diferencia está en el 20% y sigue creciendo. ¿Qué significa? Que si vas a un super, para una canasta de 10 o 12 artículos seguramente gastarás 20% menos que en un comercio de barrio", destacó Del Río.
Los programas que impuso el Gobierno para contener las subas en consumo masivo pueden ser una de las explicaciones a esa brecha. "Hay que entender la diferencia: Precios Cuidados son alrededor de 1.410 productos, Súper Cerca no llegaban a 70", remarca el director de Scentia
Los comercios de cercanía son más afectados por la inflación que los supermercados
Del Río analiza datos de consumo según cada tipo de comercio y destaca la recuperación en ventas en autoservicios de los últimos meses. "Muchos se preguntan cómo es posible que en febrero en autoservicios hayan crecido 15%, cuando en el supermercado es más barato. Creció frente a febrero del año pasado, porque había caído 19%, es decir que recuperó una parte", argumenta.
Señala que ese fenómeno se explica "porque mucha gente dice que necesita adquirir dos o tres cosas y prefiere no movilizarse para ir al supermercado, porque no tiene sentido. Entonces, va, consigue esos productos en un autoservicio de cercanía y se vuelve".
¿En qué productos y lugares hay más inflación?
La inflación general de febrero fue del 4,7%, con una alza en alimentos de 7,5%. De todas formas, no tuvo el mismo impacto en todos los canales. De acuerdo con una canasta de 2.100 productos empaquetados de consumo masivo de los rubros alimentos, bebidas, cosmética y limpieza, Del Río remarca que "en el super los precios subieron 3,1%; en el autoservicio independiente, 4,5%".
"Así se nota la diferencia de inflación entre un canal y otro. Si es un punto por mes, en un año hay 12 de diferencia entre un canal con otro. Eso vuelve a agrandar el gap", remarca Del Río.
La velocidad de aumentos también difiere según el tipo de bien o servicio: mientras el nivel general se elevó en febrero un 52% interanual,alimentos y bebidas no alcohólicas treparon 55,8%. En el mismo periodo, indumentaria y calzado se incrementó 67,2%; restaurantes y hoteles avanzó 64,1%. Por el contrario, "Equipamiento y mantenimiento del hogar" creció por debajo de la media: 46,9%.
Así, encontrar el importe más bajo suele ser una misión imposible, que algunos argentinos llevan a cabo mediante apps de descuentos y aprovechando promociones bancarias. Todo vale en una "economía sin precios".