El iPhone, la "nave insignia" de Apple, tiene una particularidad: este producto se diseña en los Estados Unidos, pero más de la mitad de los cerca de 1.200 millones de unidades que se comercializaron desde su lanzamiento, se producen en la ciudad china de Zhengzhou.
Son más de 200 proveedores –la mayoría ubicados en diferentes puntos de Asia- que envían sus componentes y piezas para el ensamblado final en la planta que Foxconn posee en el gigante asiático.
En sus casi 6 kilómetros cuadrados, esta "fábrica-ciudad" tiene capacidad para producir teléfonos a un ritmo realmente frenético: 1 millón de equipos por día.
De allí son distribuidos al resto del mundo, incluida la Argentina. De modo que el iPhone, si bien es un equipo de alta gama y marca las pautas de la innovación en el terreno de la electrónica de consumo, hoy es un commodity.
Los modelos de Apple que se venden en una tienda en Buenos Aires son los mismos que se ofrecen en Emiratos Árabes o Finlandia, por poner un ejemplo.
De modo que su precio de venta al público, en gran medida, refleja todos los costos asociados a su comercialización, como el financiero y logístico. Y, un tema no menor, también funciona como una vara para medir toda la "mochila" tributaria que pesa sobre una economía, incluidos los aranceles de importación. Además, brinda algunas pistas sobre el nivel del tipo de cambio vigente en un mercado.
Estas son algunas de las variables que se desprenden del "Índice iPhone", el ranking construido en función del precio alrededor del mundo del teléfono creado por Steve Jobs y que viene siendo relevado por iProfesional desde hace cinco años.
Según los precios oficiales, el iPhone 8 Plus más equipado, en su versión de 256 GB, se comercializa en la Argentina a un valor de $65.000.
Esto, tras el salto del billete verde que tuvo lugar en los últimos meses, implica que un consumidor deberá estar dispuesto a desembolsar el equivalente a u$s1.756 para hacerse de este teléfono.
¿Es mucho o es poco? Tras el reacomodamiento de precios que se dio en el mercado local luego de la devaluación, el ranking mundial arroja un dato contundente: la Argentina continúa siendo el país más caro, en dólares, a la hora de adquirir este teléfono, tal como se puede ver en el siguiente cuadro:
Para ponerlo en perspectiva, en Estados Unidos este teléfono se comercializa a un valor de u$s908.
Esto implica que el precio doméstico es nada menos que un 93% más elevado que el vigente en el mercado estadounidense.
Es una diferencia considerable. Sin embargo, un dato a destacar es que el gap se fue achicando con el paso de los años:
-En 2014, cuando se sentía con fuerza el "cerrojo" aduanero y faltaban dólares para bancar las importaciones, la brecha era nada menos que del 154%.
-Para 2015, antes de la llegada de Cambiemos al gobierno y cuando arreciaba el atraso cambiario, la diferencia entre el valor local y el de los EE.UU. se había disparado hasta superar el 170%.
-A mediados de 2018, conforme se fue moviendo el dólar hasta alcanzar una cotización de $28, el gap descendió hasta un nivel del 25%.
-Y ahora que el billete verde se mueve en torno a los $37, dicha diferencia pasó a ser de un 94%.
Un dato no menor: se trata de uno de los gaps más bajos desde que se lanzó el primer teléfono, hace más de 10 años.
En gran medida, este acortamiento obedeció a que el precio en pesos corrió por debajo de la devaluación. Pero también, a otros factores extra, como la quita gradual de aranceles de importación que dispuso el macrismo. Así, un celular que llega del exterior, de tributar un 17% pasó a enfrentar una alícuota del 10,5%.
Sin embargo, el hecho de que todavía subsista una brecha tan elevada respecto al valor en los EE.UU., de casi el doble, obedece a que cerca de un 60% del precio de venta final en la Argentina sigue estando explicado por tributos e impuestos varios, que van impactando desde que se nacionaliza el producto hasta que se exhibe en una estantería.
A esto se suman los costos de transporte –el país tiene los más elevados de la región, medidos en dólares- y todos los gastos asociados a la seguridad, para proteger una operación logística muy tentadora para la piratería del asfalto.
En paralelo, el valor que fija el retail también contempla los costos de comercialización y financieros y hasta hay un plus que se explica por la inflación proyectada –para evitar desfases en el corto plazo-, lo que genera que hoy el país siga liderando en el ranking, incluso entre los vecinos, mercados históricamente caros para la tecnología de consumo.
Así, el valor vigente en la Argentina (u$s1756) hoy supera en un 24% al de Brasil, donde el iPhone 8 Plus de 256 GB cotiza a u$s1.425.
Incluso, el precio local es más elevado que el de Uruguay: en comercios de Montevideo, por ejemplo, este smartphone se ofrece a u$s1.412.
¿Y respecto de Chile? Si bien el país trasandino ha dejado de ser un imán para el "turismo shopping" tras la devaluación, dado que los precios de la tecnología se equipararon significativamente, en el caso de los productos Apple, todavía se mantiene un gap importante.
Falabella, por ejemplo, ofrece este modelo liberado a un valor que equivale a u$s1.318. Es decir, una diferencia nada menos que de u$s438 respecto de la Argentina, lo que representa unos 16.000 pesos más, al tipo de cambio oficial.
¿Qué implica esto? Que un interesado en adquirir este modelo podría optar por adquirirlo en un retail de Santiago y, con la diferencia, cubrir el costo de dos tickets aéreos los cuales sin promoción se pueden conseguir por u$s390.
Adiós las cuotas
Frente a estas cifras, un argumento fuerte que tenían los retailers a la hora de enfrentar las críticas por el elevado precio del iPhone en la Argentina era que en el país se podía financiar la compra.
Sin dudas, se trata de un punto no menor, dado que es un artículo de alto precio. De modo que la posibilidad de abonar en cómodas cuotas muchas veces funcionaba como un incentivo frente a la opción de realizar la compra en el exterior, donde si bien se puede abonar con tarjeta, la operación se realiza en un único pago.
Sin embargo, las elevadas tasas de interés generaron que hoy sea casi prohibitivo financiar una compra por estos montos.
En efecto: en un reconocido premium reseller, exceptuando algunas promos puntuales con plásticos de algunos bancos, el costo financiero total para un plan a 12 meses alcanza la friolera del 118%.
Así, quien opte por adquirir el iPhone 8 Plus en 12 cuotas, terminará abonando más de $8.000 cada 30 días, llevando el precio final de este equipo nada menos que hasta los $96.000, unos $31.000 extra sobre el precio original.
Esta es la razón por la cual, según confirman desde diferentes entidades, el consumo en cuotas se derrumbó en los últimos meses.
¿Cuántos teléfonos se importaron?
Desde uno de los principales premium resellers de Apple en la Argentina confirmaron que el salto del dólar terminó por afectar ventas que, de por sí, ya venían en baja.
Basta saber que en el primer trimestre, el modelo de 256 GB se podía adquirir a un precio cercano a los $44.000, lo que equivalía a unos 2 salarios promedio neto del sector privado.
Ahora que este equipo cuesta casi 65.000 (incremento del 47%) y que la remuneración promedio se elevó hasta cerca de $26.000, ya hay que destinar 2,5 mensualidades.
Esto explica por qué este producto ícono de Apple, tras desembarcar con mucho ruido en el mercado interno, hoy explica una porción marginal del negocio de celulares en el país.
Según datos de Aduana a los que accedió en exclusiva iProfesional, en 2017 ingresaron a la Argentina cerca de 45.000 equipos marca Apple por los canales formales, es decir, con trámites formales de importación.
En tanto, entre enero y julio de este año entraron unas 83.000 unidades. Para ponerlo en perspectiva hay que considerar que, en ese mismo lapso, las principales marcas despacharon a las operadoras de telefonía celular y a retailers un volumen de 5,6 millones de aparatos.
El hecho de que apenas 1,4% de los teléfonos de Apple hayan sido comercializados por los canales formales demuestra lo poco tentador que resulta el negocio de importar este codiciado celular y tener que ofrecerlo a estos precios.
¿Cómo se explica? Básicamente porque en los últimos años, los argentinos prefirieron adquirir estos equipos en el exterior que comprarlos localmente.
A este flujo se sumó años anteriores, según denuncian las principales marcas de tecnología, un elevado nivel de contrabando, que ahora está siendo más controlado.
Y ahora que la normativa permite a los turistas regresar con un teléfono para uso personal libre de impuestos, hace preve que el negocio formal del iPhone en la Argentina siga sin despegar.