El perfil de Sofía Charró se destaca inmediatamente. Egresada de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, comenzó su carrera en su ciudad natal junto al arquitecto Emiliano Espandin para luego emigrar a la prestigiosa West 8 en New York, firma reconocida internacionalmente en planificación urbana.
Además, fue becada por la Landscape Architecture Foundation (LAF) en su compromiso de visibilizar voces y perspectivas latinas, y actualmente lidera equipos interdisciplinarios en Nueva York, Silicon Valley, España y Sudamérica.
¿Cómo llegaste a ser arquitecta paisajista en Estados Unidos?
En Buenos Aires participé de proyectos destinados a repensar el rol de la ciudad y la movilidad urbana, buscando soluciones innovadoras para vivir en un entorno más sustentable. Ese proceso me ayudó a profundizar en conceptos globales de diseño urbano, empujándome a tener más exposición internacional.
Nueva York es uno de los epicentros mundiales en la materia y el salto se dio como un paso natural en mi carrera. Si bien soy arquitecta, el diseño urbano y de paisaje me habilitó una nueva escala más tangible de impacto positivo en distintas comunidades.
¿Cómo se combate al cambio climático a través del diseño y la arquitectura?
Los diseñadores somos partes de equipos multidisciplinarios y trabajamos en conjunto con ingenieros, equipos expertos en resiliencia y científicos, entre otros campos de especialidad. Nosotros como arquitectos articulamos la visión para responder a distintas problemáticas específicas de cada sitio.
En California, estamos trabajando en un plan a gran escala situado sobre la Bahía de San Francisco. En estrecha colaboración con ingenieros y expertos en aumento del nivel del mar, estamos elevando la recolección de agua pluvial como uno de los principales conductores del diseño.
Drexel Square en Filadelfia by West 8. en esta plaza se transformó una parcela inutilizada en un oasis urbano construido sobre y en frente de la estación de tren (foto superior, en obra; foto inferior, terminada)
El plan se enfoca en crear una red de infraestructura verde con el fin de mitigar el calentamiento urbano, protegiendo el nuevo parque y adyacencias de futuras inundaciones y tempestades.
El plan implementa la recolección de agua de lluvia y su reutilización para riego y otros usos, jardines de lluvia o raingardens, canteros de infiltración y el uso de pavimentos permeables. El proyecto repiensa la relación usuario-vida urbana, reconociendo una nueva "naturaleza", una nueva identidad urbana verde fundada en la protección de la biodiversidad local.
¿Cuáles son los principales desafíos que encuentra la profesión en el corto plazo?
Como diseñadores urbanos estamos expuestos a ver cómo comunidades son devastadas por los efectos del cambio climático, ya sea por inundaciones y sequías, otros fenómenos meteorológicos más violentos, y la subida del nivel del mar.
Creo que como profesionales debemos bifurcar la respuesta: por un ladom ayudando a que aquellos afectados sanen; y por el otro, creando respuestas resilientes que ayuden a proteger a las comunidades locales.
Debemos también promover proyectos que maximicen los recursos locales, promuevan la biodiversidad y pongan los criterios de sostenibilidad al servicio del diseño, y no al revés.
¿Cómo estás colaborando con la Argentina y la región?
Mi legado y mi upbringing van conmigo a todos lados. Tengo la suerte de trabajar en equipos diversos y en proyectos no solo en Estados Unidos sino también en España y en la región latinoamericana.
En Uruguay trabajamos con la intendencia de Paysandú para elaborar el masterplan del borde costero. En Paysandú, los efectos de las crecidas del río e inundaciones se potencian con el crecimiento de la ciudad y con una comunidad dominada por el uso del auto.
Nuestra respuesta y estrategia general es conformar un borde que active, proteja y conecte el frente con la comunidad local. Pensar una pieza de borde "viva", dinámica, que permita adaptarse a los distintos niveles del río.
La pieza de borde o cinta, abraza y enlaza los diferentes paisajes de la costa y se materializa en una combinación estratégica de bermas, muros de contención y senderos peatonales a elevaciones variables. Uno de los objetivos principales es reparar la relación de la comunidad con el Río Uruguay, activando distintas áreas recreativas que puedan funcionar aún durante las crecidas del río.
Hace dos años también conecté con un grupo de profesionales latinos por medio de una conferencia online y nos unimos para formar un espacio de encuentro e intercambio, con el objetivo de visibilizar voces latinas y perspectivas que hoy no tienen tanta representación en la comunidad de arquitectos, arquitectos de paisajes y diseñadores urbanos.
Hoy nos encontramos desarrollando proyectos y buscando fondos en distintas instituciones que ofrecen becas para este tipo de iniciativas. El año pasado ganamos la beca de LAF Landscape Architecture Foundation que nos permitió materializar el espacio con una serie de workshops y forums para generar estos espacios de reflexión.