En la creación de Facebook no solo se puede rastrear la génesis de la "nueva ola" de las redes sociales, un fenómeno que llevó a Mark Zuckerberg a convertirse en el tercer hombre más rico del mundo.
El nacimiento de la plataforma que se convirtió en un verdadero "conglomerado 4.0", gracias a la compra de productos como Instagram y Whatsapp, tuvo también un "spin off", una historia paralela que tiene todos los condimentos como para convertirse en uno de los mayores casos de éxito del siglo XXI.
La "biografía oficial" dice que el creador de la red social más popular del mundo es el propio Zuckerberg, con una "pequeña ayuda" de sus amigos.
La otra versión es la de Divya Narendra y los gemelos Cameron y Tyler Winklevoss, que siempre aseguraron que el hoy CEO de Facebook les robó la idea, sin más. Esta última es, probablemente, la que más se acerca a la realidad.
Según reza su historia, le pidieron a Mark que los ayudara en la creación de un servicio llamado Harvard Connection, que utilizaba información de los estudiantes para generar citas para la "élite" de la universidad. El proyecto nunca llegó a buen puerto ya que Zuckerberg retrasaba deliberadamente una y otra vez su desarrollo, mientras incorporaba las ideas que iban surgiendo a su propia red social.
Las disputas se resolvieron en 2008, cuando Narendra y los Winklevoss recibieron cómo compensación u$s65 millones, más una parte en acciones de Facebook. Con cash fresco en mano, los gemelos comenzaron a invertir y, más temprano que tarde, el éxito tocó a su puerta.
Doce años después, son los primeros "multimillonarios del Bitcoin". Ese significativo resarcimiento se convirtió en una apuesta en el por entonces novísimo mercado de criptomonedas, cuando estas apenas valían unos pocos dólares. Las ventajas de ser verdaderos pioneros.
Sus inicios
Cameron y Tyler Winklevoss nacieron en Southampton, Nueva York, el 21 de agosto de 1981. Se criaron en Greenwich, Connecticut, un suburbio de la ciudad de Nueva York y una de las ciudades más prósperas de Estados Unidos. Sin embargo, y a pesar de esta crianza, los gemelos suelen insistir en que provienen de "raíces humildes".
Años atrás, en una entrevista al popular medio estadounidense Vanity Fair, los Winklevoss revelaron que su padre fue a una pequeña universidad cristiana (aunque omiten que luego fundó varias empresas de innovación), su abuelo paterno solo completó hasta el octavo grado en estudios y su bisabuelo era un simple operario de una mina carbón. Su madre, por su parte, se crió en una familia de artistas itinerantes de vodevil.
Mito o realidad, los hechos marcan que los gemelos asistieron a escuelas privadas ultra exclusivas: primero la Escuela Diurna de Greenwich Country, que cuenta con el ex presidente George H.W. Bush como ex alumno, y luego, en grados posteriores, a la Brunswick School, que es una de las 50 mejores escuelas privadas en los Estados Unidos. Precisamente en Brunswick comenzarían a hacerse conocidos como dos de los mejores remeros de Estados Unidos.
Fue su madre, Carol, quien los inició en ese deporte. En ese momento tenían un vecino que remaba y que, al igual que los dos hermanos, poseía musculosa que lo convertían en un remero competente.
Sin embargo, Greenwich no tenía club de remo en ese momento, por lo que Carol tuvo que llevar a los niños a Saugatuck, a media hora de distancia. Con el tiempo, se enamoraron tanto del deporte que convencieron a los administradores de la escuela Brunswick para que les permitieran iniciar un club de remo.
El talento demostró ser innato: se transformaron en grandes promesas de ese deporte y en 1999 formaron parte del Equipo Nacional Juvenil de EE.UU., con el que participaron en el Campeonato Mundial en Plovdiv, Bulgaria (en 2008, incluso participarían de los Juegos Olímpicos de Beijing).
En el 2000, Cameron y Tyler comenzaron sus estudios en la Universidad de Harvard, donde se graduaron con títulos de negocios en 2004.
Luego se matricularon en la Said Business School de la Universidad de Oxford en 2009 y obtuvieron una maestría en administración de empresas en 2010. Allí fueron miembros de la escuela Christ Church de Oxford y también se unieron al equipo de remo.
Incluso, compitieron por el Blue Boat, el nivel más alto de remo en Oxford, y participaron de la Oxford-Cambridge Boat Race. En el interín, fue cuando conocieron a Mark Zuckerberg, el nerd que se encontraba en las antípodas del popular dúo. Ese encuentro cambiaría la vida de ambos.
Facebook, juicios y nuevas oportunidades
En 2002, los Winklevoss y su amigo Divya Narendra concibieron una red social que, a posteriori, demostró ser muy similar a Facebook. Se llamaba HarvardConnection (luego renombrada como ConnectU) y estaba destinada a estudiantes universitarios no solo en Harvard, sino también de otras instituciones de Estados Unidos.
Comenzaron a trabajar en el proyecto a principios de 2003, cuando contrataron a varios programadores, antes de entrar en contacto con Zuckerberg ese mismo año.
En ese entonces, Zuckerberg ya se había establecido como un prodigio de la informática con su propio sitio social, Facemash, un antecedente de lo que luego explotarían plataformas más actuales como Tinder y Happn.
Atraídos por su reputación, los Winklevoss y Narendra le pidieron a Zuckerberg que diseñara su red social. La historia, en este punto, ya es conocida: 5 años después, Facebook, el nuevo proyecto de Zuckerberg "inspirado" en HarvardConnection se había convertido en un unicornio sin techo a la vista, y sus operaciones se habían mudado a los valles fértiles de Silicon Valley.
Las demandas llevaron a un acuerdo económico que dejó satisfechos a los Winklevoss, al menos en ese momento. Era hora de dar vuelta la página y pensar en nuevos proyectos. Un punto crucial en el devenir de los hermanos fue el haber tomado u$s45 millones del pago no en efectivo, sino en acciones.
Eso por sí solo resultó ser una de las mejores decisiones que tomaron: seis años después de la Oferta Pública Inicial de la red social, el precio se había quintuplicado y los papeles de los gemelos pasaron a valer u$s500 millones.
Sin embargo, los Winklevoss no se habían llevado una parte tan grande del acuerdo en acciones por lo que podrían valer; más bien, porque realmente creían que debían integrar Facebook, ya que consideraban que muchas de sus ideas eran parte integral del éxito de la la plataforma.
Resueltos los temas legales, el plan inicial era sumergirse nuevamente en el mundo tecnológico como inversionistas de riesgo, utilizando el dinero del acuerdo para invertir en nuevas empresas de Silicon Valley, y así buscar a su nuevo "Facebook".
Rápidamente descubrieron que la sombra de Zuckerberg hacía de este un objetivo imposible. Todas las nuevas empresas del "Valle de Silicio" tenían el mismo objetivo: vender su startup a Facebook. Nadie quería arriesgarse a tener en sus papeles el apellido de las dos personas que más odiaba Zuckerberg en el mundo.
Los reyes del Bitcoin
Abatidos, los hermanos se fueron de viaje a Ibiza, para descansar y pensar en nuevas ideas. Fue allí, en el Blue Marlin, un famoso club nocturno, donde un encuentro casual lo cambió todo.
Entre copas, conocieron a un hombre llamado David Azar, que les habló por primera vez sobre las criptomonedas y los obnubiló con la historia hoy ya conocida: la del misterioso Satoshi Nakamoto y la creación de una moneda "descentralizada" capaz de revolucionarlo todo.
El principio, tomaron a las criptomonedas con interés, pero con algo de desconfianza: ese "Bitcoin" del que les habían hablado podía ser la próxima gran novedad u otro esquema Ponzi.
Sin embargo, mientras más investigaban, más comenzaban a creer en el concepto. Finalmente, se enamoraron de la idea de una moneda que no depende de la intervención humana, sino que se basa en simple matemática. Y decidieron apostar: compraron 120.000 Bitcoin, el 1% del circulante en ese momento, a un precio promedio de menos de u$s10 por moneda.
Al mismo tiempo, comenzaron a invertir en el ecosistema (fundaron el exchange Gemini) y a oficiar de "evangelizadores", viajando por todo el mundo promoviendo sus beneficios. Incluso terminaron testificando frente al Departamento de Servicios Financieros del Estado de Nueva York en una audiencia pública sobre el futuro de las criptomonedas.
Al igual que con el juicio a Facebook, para los Winklevoss no se trató simplemente del dinero. Convertirse en multimillonarios (solo alcanza con múltiplicar lo que pagaron hace más de 10 años con la cotización actual de Bitcoin) fue un subproducto de su fe en las criptomonedas: su visión fue que realmente podía ser una revolución similar a la red social, y todo parece indicar que así será.
Con una fortuna aproximada de u$s1.400.000, el crecimiento del patrimonio de los Winklevoss parece no tener límite. Tal vez, en el futuro, sean los que canten victoria en su guerra silenciosa contra Zuckerberg.
"Lo que nosotros hacemos es más significativo y une más a la gente que compartir fotos", aseguraron en una oportunidad. ¿El tiempo les dará la razón?