Los argentinos tienen una relación fluida e intensa con el psicólogo. De hecho, el país posee 200 profesionales cada 100.000 habitantes, una proporción que triplica a la de las naciones desarrolladas.
Y esta costumbre no se frenó en esta cuarentena "eterna" que, por cierto, aumentó las chances de padecer algún trastorno mental: casi el 75% de la población experimentó malestar psicológico cuando se cumplieron los tres meses de aislamiento.
Así lo indican las cifras del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que además descubrió que:
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En la primera semana, el riesgo de padecer algún trastorno fue de casi 5% en Capital y Gran Buenos Aires
- A los dos meses, se incrementó al 7%
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Ya en agosto, siguió su escalada ascendente hasta casi 10% en el Conurbano
Por ello, no sorprende que la terapia haya sido una de las actividades que más rápidamente se digitalizó. Zoom, Skype, Meet, Jitse, videollamadas de WhatsApp y hasta el teléfono fijo se convirtieron en los canales más usados para digitalizar la consulta.
"Esta pandemia se instaló prácticamente sin aviso previo para todos, y así como los docentes tuvieron que adaptar su pedagogía, nosotros como terapeutas tuvimos que buscar las maneras de seguir brindando atención a los pacientes", detalla a iProUP Mauricio Strugo, psicólogo y sexólogo (MN: 41436).
Según el facultativo, el acento está en "contener y acompañar el encierro, las relaciones de parejas y familias dentro de un mismo espacio las 24 horas y todas las situaciones sucedáneas al coronavirus, como personas contagiadas, duelos de allegados y hartazgo del aislamiento, todo acompañado de emociones como miedo, incertidumbre e irritabilidad".
No resulta nada fácil, y el problema ha ido de menor a mayor. "A muchos les costaba adaptarse a la psicoterapia online. Es más, varios habían dejado el espacio prometiendo retomarlo cuando se volviera a la atención en persona. Pero, con el tiempo y la extensión de la cuarentena, aquellos que necesitaban continuar su terapia la sostuvieron", agrega Strugo.
Mariana Trocca, coordinadora de Salud Mental Nacional de Medifé, confía a iProUP que "son muchas las personas que por primera vez acudieron a un analista, sobre todo lo hicieron a partir de sentir angustia, ansiedad y miedos, entre otras manifestaciones que aparecieron en este lapso".
Y añade: "La tristeza, la preocupación por temas económicos, los duelos, el sentimiento de soledad y el insomnio son los principales motivos de consulta en estos meses".
Costumbres argentinas
"El psicoanálisis tuvo una penetración en nuestra cultura a punto tal que es considerado un fenómeno, tanto que sigue siendo estudiado por científicos sociales", explica a iProUP Virginia Ungar, presidenta de la Asociación Psicoanalítica Internacional (API).
Un punto muy importante, que se dio tanto en Argentina como en el mundo, es que "la ayuda terapéutica se organizó a nivel de las instituciones, que ofrecieron líneas de asistencias gratuitas para un momento en el que la demanda creció. La pandemia desnudó nuestras vulnerabilidades y manifestó la necesidad de vivir en la incertidumbre, a lo que no estamos acostumbrados", afirma Ungar.
Desde la UADE, Federico Toledo, responsable de la Licenciatura en Psicología, asegura a iProUP que "el principal enemigo de esta pandemia ha sido la soledad".
La soledad fue el mayor problema que aqueja a los argentinos que presentan malestar psicológico en
cuarentena
"Este temor latente a estar solo sin saber hasta cuándo. Creció considerablemente la demanda de los pacientes, incluso de aquellos que se encuentran en el extranjero y están imposibilitados para regresar en el corto plazo y estar con sus seres queridos. La incertidumbre generada por el contexto atenta contra la construcción de proyectos, produciendo ansiedad", remarca.
¿Qué trastornos son los más frecuentes? "Ansiedad, depresión, falta de contacto social, pérdida de la privacidad. Los conflictos de pareja se amplificaron. Muchos ya habían surgido previo a la cuarentena y se vieron agravados por el contexto. Los mismos problemas de siempre ahora están magnificados", responde Toledo.
Y completa: "Un tema que no es menor ha sido la imposibilidad de poder procesar las pérdidas. Ahora, a partir de la legalización del derecho a decir adiós se plantea una alternativa posible".
"Esto nos dejará enseñanzas y experiencias. Hay analistas que ya dan sus testimonios: la práctica dará elementos de investigación y estudio", relata Ungar.
Lo cierto es que, tal como cuenta la presidenta de la API, los canales de atención son tantos como las preferencias de las personas. "Algunos optan por el teléfono, están los que prefieren sin cámara y quienes preparan un rincón especial de su casa para la videoconferencia", detalla la referente del psicoanálisis.
Es más, según Strugo, también algunos vieron la oportunidad de atenderse con facultativos de lugares remotos a su hogar, tanto dentro del país como del extranjero.
"Esto, más el beneficio de tener sesiones sin moverse de sus casas, hizo que todos los profesionales que se adaptaron a atender de esta manera estén hoy trabajando casi con normalidad en cuanto a cantidad de pacientes", dice el especialista.
Se hace cuerpo
Un detalle no es menor, sobre todo en la sociedad argentina: la crisis económica que se suma a la emergencia sanitaria. Esto, según los profesionales consultados, dejará secuelas desde el lado psicológico, con síntomas de ansiedad, angustia e incluso manifestaciones más severas.
"Quizás se empieza a ver ahora por la cantidad de días acumulados de aislamiento. Ya vemos pacientes que tienen sintomatología a raíz de la angustia y la ansiedad, que se manifiesta a nivel físico con palpitaciones, mareo o irritabilidad, ", describe a iProUP Mariana García, médica psiquiatra de DIM Centros de Salud.
Según la especialista, "aún en contextos extremos se suscitan situaciones también de violencia, así como más decaimiento y aplastamiento que puede sobrellevar a cuadros de depresión, acompañado de mucho pesimismo y pensamientos negativos".
La doctora advierte algo que muchos recurren a sustancias para aliviar los malestares provenientes del estrés y la ansiedad. El informe de la UBA también pone aquí el foco:
- Alos dos meses, el 41% de los argentinos bebía alcohol con mayor frecuencia
- A los cuatro meses, la proporción trepó al 54%
"Buscan algunas gratificaciones sustitutivas. Un ejemplo es la comida. Se vio en el aumento de comprar y probar alimentos nuevos, hacer recetas y el boom de mirar a influencers contar sus secretos de cocina para después ponerlos en práctica", suma García.
Al igual que la telemedicina, los psicoanalistas también debieron llevar su práctica al terreno virtual
Claro está que el costado negativo se vio en el aumento de peso: seis de cada 10 argentinos ganaron kilos desde que comenzó la cuarentena, según informa la Sociedad Argentina de Nutrición.
El sexólogo Walter Ghedín argumenta en este punto que "para el argentino hacer terapia ya no es solo un medio para conocerse en profundidad y resolver temas del pasado. Hoy, los motivos de consultas están centrado en síntomas o en un malestar subjetivo, que solicita una resolución rápida para enfrentar las exigencias de la vida diaria".
A la hora de pagar las sesiones, las modalidades son varias. Los expertos del sector aseguran que las transferencias bancarias son el método más usado, ya que no requieren ser recargadas como las billeteras virtuales, segundas en la lista de preferencias.
Así, los usuarios utilizaron las herramientas de la economía digital para no dejar la arraigada costumbre de ir a terapia. Y mantener el título de "nación freudiana" en este presente en el que la atención psicológica se necesita más que nunca.