La argentina Silvina Moschini es una de las mujeres emprendedoras más reconocidas en América latina. Su más reciente incursión fue montar su propio show de televisión para ayudar a los emprendedores a financiar el crecimiento de sus negocios, compartiendo asiento con el cofundador de Apple, Steve Wozniak.
Afirma, que sus ganas de romper esquemas la ayudó a llegar donde está hoy, forjando cuatro negocios, entre ellos, la empresa TransparentBussines, uno de los "unicornios" argentinos.
"Soy de un pueblito chiquitito que se llama Tandil, en la provincia de Buenos Aires en la Argentina", dice al Diario Financiero, un medio chileno, y agrega que su historia comenzó lejos del mundo de los negocios, pero pronto se encantó por esa área. Estudió comunicaciones en la Universidad Argentina de la Empresa y luego se especializó en negocios en Internet y en digital, en los Estados Unidos y Europa.
Lleva más de 20 años en los Estados Unidos, lugar en el cual, siendo muy joven, se relacionó con grandes compañías que iniciaron su vocación digital, enfrentando prejuicios por ser muy joven, latina y mujer.
"Trabajé en compañías grandes, fui vicepresidente de Visa para América latina, lideré los esfuerzos en áreas de comunicaciones con compañías como Compaq antes que fuera HP y fui parte del equipo ejecutivo de Patagon.com en el año 2000. Era muy jovencita en esa época, cuando comenzó todo lo de las "punto com", lo que hoy conocen como los startups", detalla Moschini.
Una carrera disruptiva
Moschini confiesa que mientras trabajaba tenía ganas de hacer cambios e innovar, pero muchas veces vio lo difícil que era cambiar las tradiciones y probar la innovación en las empresas. Por ejemplo, en una época en que no había banca en línea, lo propuso y le dijeron que era una locura, cuenta.
"Me enamoré de la idea del emprendimiento digital porque me di cuenta que con tecnología uno podía cambiar la realidad a infinita gente y más alrededor del mundo. Me daba cuenta que muchas veces se habla de innovación, pero en realidad no hay tanta como uno quisiera ver. Me convertí en emprendedora porque quería crear una compañía donde yo pudiera definir cómo iba a ser el trabajo", dice.
Esta realidad la llevó a dar un "paso al costado" y en alguna medida a adelantarse al tiempo. En 2004 creó su primer negocio: una consultora para apoyar a las empresas en su transformación digital. Poco tiempo después, junto a un socio, montó otra compañía de servicios multimedia en Internet para empresas.
En 2007, mientras trabajaba en sus emprendimientos, Moschini y su socio viajaron a Europa, donde se encontraron con una barrera: las dificultades para trabajar de forma remota. Fue entonces cuando nació la empresa que con el tiempo se transformó en "unicornio" y que hoy está valorizada en u$s3.000 millones, afirma la emprendedora.
"Creamos Transparent Business, que se convirtió en un ícono, para manejar nuestro propio equipo remoto y crear una subsidiaria de nuestra compañía en la nube donde centralizamos a la gente. El manejar la empresa con esta tecnología también te permite contratar personas en cualquier parte del mundo, porque está en remoto", explica Moschini.
En lugar de levantar capital de manera tradicional, "porque sólo el 0,4% de venture capital va a las mujeres", realizó una especie de "crowdfunding -financiamiento colectivo-, pero a gran escala" que le permitió levantar US$ 50 millones, sin necesidad de recurrir a un fondo de inversión.
Este es la fórmula que comparte en el nuevo show de televisión, Unicorn Hunters, que busca crear nuevos unicornios democratizando las inversiones para que "el 99% de la población tenga oportunidad de invertir en Facebook, en Tesla o en compañías que luego se convierten en mega millonarias, para poder hacer una diferencia", sostiene la emprendedora serial.
Innovación para las mujeres
Con el fin de abordar la brecha de género en la industria tecnológica, creó en 2017, al alero de Transparet Business, SheWorks, que emplea la misma tecnología para certificar las capacidades y herramientas de mujeres de todas partes del mundo, y les da visibilidad para que las firmas puedan encontrar a su candidata ideal y de esa forma "hackear el desempleo de género", dice.
Moschini comenta que a las sociedades "no les encanta tener mujeres que son muy líderes porque piensan que el liderazgo está más asociado a los atributos de los hombres. Sin embargo, en tiempos de crisis las mujeres tenemos algo profundamente valioso: la capacidad de tener inteligencia emocional y empatía. Vimos que las mujeres tenían mejor evaluación y contratación. Las mujeres lograban mejor resultados y nos decían que ahora podían hacer el trabajo que más les gusta y estar cerca de la gente que quieren".