La figura del cisne negro, usada por los ejecutivos de negocios para denominar a los hechos imprevistos capaces de torcer el curso de los acontecimientos, se quedó corta ante el fuerte avance del coronavirus.
Durante marzo, el índice Dow Jones pasó de 29.000 puntos hasta los 18.500. Es decir, acumuló un derrumbe de casi el 60%, a raíz de una pandemia que sirvió como excusa para –según indican los que más saben en el sector– para que los inversores desarmen posiciones en un mercado que consideraban "inflado".
Si bien mostró cierto rebote (hoy ubica en torno a los 23.000 puntos), nadie puede afirmar, a ciencia cierta, cuándo se estabilizarán los mercados y las materias primas. Lo que sí es seguro es que este duro trance no se resolverá en un puñado de días.
Tanto es así que el PBI de Estados Unidos se desplomará 40% en el segundo trimestre y el desempleo trepará 20% (con 25 millones de puestos de trabajo perdidos), vaticinan desde influyente JP Morgan. Se trata de en uno de los pronósticos más nefastos emitidos hasta ahora sobre el posible impacto de la pandemia.
En este marco, es inevitable que el recuerdo de la llamada crisis de hipotecas subprime, ocurrida en 2008, invada la mente de los inversores, que observan impávidos cómo la expansión de la pandemia contagia a los bonos, acciones y otros activos.
Varios países ya cerraron sus fronteras, promovieron el autoaislamiento y apuestan al teletrabajo para aplanar la curva de contagios. En tanto, el sistema financiero sufre de modo inusitado los síntomas de la pandemia: las empresas más fuertes del planeta vieron caer su valor bursátil 20% en tan solo pocos días.
Con las cotizaciones por el piso, varios señalan que es un buen momento para moverse de modo contracíclico. Es decir, invertir ahora en acciones y bonos, guardarlos en el cajón, olvidarse unos años y luego disfrutar. En definitiva, "el mundo no va a vivir siempre con coronavirus, algún día se resolverá y el ciclo económico volverá a ser favorable", sintetiza un experimentado operador que peina canas en la City porteña.
Un buen momento para entrar
Especialistas califican como una "tentación" a las cotizaciones actuales de varias acciones que operan en Wall Street. En efecto, las acciones de las principales tecnológicas, que están al tope de las pizarras, retrocedieron en poco más de un mes a valores impensados hasta hace poco:
- Apple: de u$s325 a u$s273 (-16%)
- Alibaba: de u$s224 a u$s199 dólares (-12%)
- Microsoft: de u$s185 a u$s165 (-11%)
El "tsunami" afectó más fuertemente a los unicornios argentinos que cotizan en la plaza neoyorquina. En el mismo período, el precio de sus papeles también se hundió:
- Despegar: de u$s15 a u$s7,13 (-49%)
- Globant: de u$s135 a u$s93 (-30%)
- Mercado Libre: de u$s743 a u$s543 (-27%)
"Si uno ve el valor de las empresas, detecta que es una gran oportunidad de compra pensando en el mediano plazo, post recuperación de la crisis", afirma a iProUP Ramiro Marra, de Bull Market.
En el mismo sentido, José Bano, jefe de Research de InvertirOnline, asegura a iProUP que es "muy buen momento, tanto a nivel global como local, para apostar por las acciones", ya que las alternativas son básicamente los bonos y tasa cero".
"Ahora se está comprando 30% más barato que hace apenas dos meses. Es una jugada importante y el riesgo no es menor. La gran duda es hasta qué punto será la caída. Lamentablemente, todo indica que no se detendrá acá", remarca.
Para Gustavo Neffa, director de Research for Traders, "la volatilidad es tremenda. El PBI mundial se encuentra ahora en la zona del 1%, cuando venía preparado para crecer 3,3%. Europa, Estados Unidos y el hemisferio sur tendrán cierres muy abruptos", señala."Todas las empresas del sector tecnología pueden recuperar una vez que esto se calme", señala a iProUP Diego Demarchi, gerente de Wealth Management de Balanz.
Para Santiago Abdala, director de Portfolio Personal Inversiones, el mercado de acciones actual es "para inversores que piensan a mediano plazo, que entiendan el riesgo al que se exponen. Seguirá viéndose una alta volatilidad y hasta que no haya una configuración de un nuevo escenario a nivel global, con señales más claras acerca de cómo va a continuar la pandemia".
A la hora de elegir en qué empresas poner fichas, Marra recomienda "hacer un mix de firmas argentinas y extranjeras a través de CEDEARS". Y añade: "Es bueno posicionarse en papeles bancarios en el país y en tecnológicas del exterior". Entre los primeros, recomienda Banco Galicia.Desde Capital Markets Argentina, coinciden en este menú inversor. "Seguimos favoreciendo papeles defensivos y cuyos ingresos estén en moneda dura, como San Miguel, así como los CEDEARS con exposición reducida al mercado argentino, como MercadoLibre y Globant", remarcan.
Bano coincide en que las acciones de servicios y las tecnológicas serán las más beneficiadas cuando pase el temblor del coronavirus. "Las aerolíneas, cadenas de hoteles y el comercio electrónico serán las primeras que se recuperen", remarca el analista.
En la vereda contraria se encuentran las industriales. "Si la compañía posee un insumo chino, necesitará que ese país vuelva a producir y además le venda en un escenario en el que todo el mundo necesitará recomponer stocks", revela. Abdala coincide en que "aquellos que tengan una cadena de suministro muy larga, pueden llegar a tener inconvenientes"
En tanto, Grupo SBS asegura que los activos argentinos recibieron un profundo golpe que dejó valuaciones atractivas. "Nos encontramos ante un punto de entrada favorable para aumentar la exposición a acciones, si bien hay factores que sugieren que es momento de mantener una baja exposición a inversiones en pesos", indican.
Christian Reos, jefe de Allaria Ledesma, coincide en el potencial de banca y servicios. "También nos gusta Molinos Agro en alimentos, Irsa en real estate. Estamos indistintos entre Loma Negra y Ternium Argentina en materiales. Corp América Aeropuertos, por obvias razones, vuelve a lucir atractiva", agrega.
El recuerdo de Lehman Brothers
Así, quienes apuesten a largo plazo pueden reeditar la buena fortuna de quienes invirtieron durante la crisis de 2008 y, años más tarde, vieron cómo el rendimiento de sus activos se multiplicó.
Muchos recuerdan aquella época. Lehman Brothers festejaba ser el cuarto banco de inversión de EE.UU. tras sobrevivir a la Gran Depresión de 1929. En 2008 contaba con ingresos por u$s20.000 millones anuales, 28.000 empleados y negocios en todo el mundo. Ese fue el año de su colapso.
Su "talón de Aquiles" fue la gran cantidad de bonos basura que había adquirido vinculados con hipotecas. Richard Fuld, su CEO, hasta entonces un ejecutivo que parecía invulnerable, no dudó en usar sus contactos para pedirles ayuda. Pero amigos y colegas de la plaza neoyorquina le dieron la espalda. También lo ignoró la Reserva Federal. El 15 de septiembre de 2008 Lehman Brothers dejó de operar y su bancarrota desató el peor colapso financiero y bursátil desde 1930. Se trató de un verdadero "Titanic financiero": las ganancias corporativas del S&P 500 cayeron 40% entre 2007 y 2008 y el desempleo se disparó.
La acción del Citi se desplomó un 95% y la del Bank of América, un 92%. Seis meses antes había colapsado otro gigante: Bear Stearn, uno de los bancos de inversión más importantes de EE.UU.: en menos de un año, la cotización de su papel cayó casi 99% (pasaron de valer u$s150 a tan sólo u$s2)
Ante desastres de esta magnitud, un inversor que posee en cartera acciones y títulos puede venderlos en un contexto desfavorable y asumir las pérdidas o bien guardarlos en un cajón y volver a abrirlo luego de unos años.
Son muchos los que aprovechan este tipo de desplomes para comprar a precios de "ganga" y apostar al paso del tiempo. Tras la crisis de Lehman, recién al año siguiente el Dow Jones comenzó su lento sendero de recuperación.
Pero los que apostaron a las tecnológicas ganaron. Por ejemplo, a principios de 2009 el papel de Apple valía 13 dólares, cinco años más tarde pasó a u$s70 y hoy ronda los u$s270. Es decir, creció 20 veces. Algunos bancos también se recuperaron del crack: el título de JP Morgan valía u$s30 a principios de 2009; En 2020 cotiza alrededor de 100 dólares.
Recuerdos de este tipo hoy día afloran en la mente de los inversores, quienen saben mejor que nadie que los mejores negocios se hacen al comprar (barato), más que al vender (caro). En definitiva, "siempre que llovió paro", y esta nueva crisis versión 2020 no será la excepción. Sólo es cuestión de esperar, y de ser paciente.