Era un antiguo predio cercano al Riachuelo, donde hace un siglo funcionaba el Mercado de Pescado, hoy circulan cientos de jóvenes que le ponen vida a sus proyectos, creando nuevos productos con impresoras 3D o ideando la moda que se usará en la próxima temporada.
Ahora, el lugar ostenta un estilo arquitectónico moderno con reminiscencias de sus orígenes, pero con la mirada puesta en el futuro y las últimas tendencias. Allí, en el Centro Metropolitano de Diseño, Juan Pedro Córica, director de Emprendedores porteño, charló con iProUP sobre la situación de las startups en la Ciudad, los desafíos del sector y el rol del Estado para impulsar los emprendimeintos de innovación.
¿Cuál es la situación actual de las empresas y startups de base tecnológica?
Por el ecosistema que tiene la ciudad de Buenos Aires, por la cantidad de y una madurez importante, hay una variedad de actores bastante interesante, no sólo en comparación con la Argentina, sino también con respecto a la región. Hay desarrollo de software en todos sus subsectores, como ciberseguridad, criptomonedas, servicios, aplicaciones. Es algo ya establecido, consolidado y que se sigue desarrollando. También emprendimientos de software factory.
Después, tenemos un sector de diseño que viene un poco reinventándose, que tiene algunos subsectores, que son tal vez de nicho, como objetos, que están más relacionados con diseño de interiores, moda. Pero también hay un sector industrial que trabaja con algunas empresas que a nosotros nos gustaría que se desarrolle y crezca.
También el sector audiovisual está muy dinámico por los cambios que está sufriendo. Estamos trabajando para que recupere competitividad. Hace unos seis años, muchas producciones del exterior se realizaban acá, tenía un movimiento súper importante y estaba a la vanguardia de la región. Es de los que más se mueven dentro de las incubaciones.
Nosotros incubamos y salen nuevas propuestas. Desde trabajar con mini influencers en las redes sociales y cómo administrar ese fenómeno nuevo, hasta nuevas ideas sobre interacción en tiempo real en recitales en formato audiovisual con el público y las bandas.
Lo mismo que en tecnología inmersivas. En junio trajimos de París el evento Virtuality. Hay una variedad de campo de aplicación que es superinteresante, muy incipiente. Está empezando, pero vinieron 3.500 personas en tres días y se habían anotado 7.000, hay mucho interés. Es algo que recién está empezando, falta desarrollar muchas capacidades. Pero en la ciudad ya hay 80 productoras que trabajan estas tecnologías.
El sector audiovisual es muy pujante, el sector de diseño en general que se está reconvirtiendo y ahora tiene un frente mucho más amplio, diseño digital, diseño industrial, esto está cambiando un poco.
¿Están apoyando proyectos que ayuden a que Buenos Aires sea una ciudad más inteligente, más sustentable?
Nosotros creemos en la colaboración público-privada. Es algo que tiene que ver con la sociedad, independientemente del gobierno. La sociedad es integral, es algo natural que se puedan hacer proyectos público-privados.
En lo que tiene que ver con las empresas establecidas y los startups, creemos que tienen que estar conectados y cada vez más. Cuando le preguntas a un emprendimiento qué es lo que necesitan, lo primero que te van a decir es que necesitan clientes.
¿Cómo los conectan?
Es algo natural para nosotros y es algo que necesitan todos. Las empresas se están dando cuenta. En otros países, ya se dieron cuenta y acá cada vez son más, las que entienden que tienen que interactuar con los emprendimientos. Tienen que empezar a abrir sus problemas y soltarse a los programas de open innovation o poder conectarse con ese sector y tomar ideas innovadoras de emprendedores o emprendedoras que quieran resolver esa problemática.
Vemos que eso está creciendo, también vemos que está creciendo la idea de tener fondos corporativos, que en otros países ya están superdesarrollados y representan el 80% de los fondos para poder desarrollar y apoyar emprendimientos. Está creciendo y cada vez son más las propuestas que ofrecemos para poder vincularse con los emprendedores.
Pero están viendo proyectos justamente para eficientizar la Ciudad, como mejorar el tránsito, el estacionamiento la iluminación, etcétera.
Lo que nosotros decimos es que lo que queremos es ciudadanos inteligentes porque no te sirve de nada a tener una ciudad que vos creés que es inteligente porque tiene sensores si el ciudadano no los usa. Entonces, lo primero que hay que tener es un ciudadano inteligente.
No obstante, lo que estamos haciendo es generando algunos laboratorios, hay algunas cuestiones que ya están hechas en la ciudad. Primero, el anillo de fibra óptica que está desplegando la ASI (Agencia de Sistemas de la Información porteña) para poder conectar toda la ciudad y haya WiFi en lugares públicos. Todo lo que es conectividad hoy es como hablar de las calles: sin conectividad, no se puede circular, cada vez va a ser más una necesidad. Y después, lo que tiene que ver con la aplicación. Hoy hay un montón de sensores en el subte y en los colectivos.
Lo que estamos haciendo son laboratorios. Estamos viendo de seleccionar algún barrio o algún sector donde se pueda trabajar y explorar qué resolver. Hay una lista de ideas, pero lo queremos hacer en conjunto con los vecinos. Si es una solución para un problema relevante, va a tener adopción. Si no tiene adopción, por más que tenga la mejor tecnología, no tiene sentido.
La ciudad tiene la mayor densidad de universidades y de empresas del país. Además, está el Polo Científico, aunque dependa de Nación, ¿de qué manera impulsan que estos actores se comuniquen y se acerquen la academia y el aparato productivo?
Primero, la ciudad de Buenos Aires se convirtió este año se convirtió en la primera ciudad de Iberoamérica seleccionada por estudiantes de habla hispana, superamos a Barcelona y Madrid. Tenemos 70.000 estudiantes extranjeros en la zona con lo cual el movimiento de estudiantes y de universidades es superpotente, superimportante.
Tenemos dos planos de trabajo. Uno tiene que ver con la temática de emprendimientos de emprendedores y emprendedoras, y la otra con investigación y desarrollo en ciencia y tecnología. Clara De Hertelendy, directora de Vinculación Tecnológica, lidera programas para mejorar las capacidades de las oficinas de vinculación tecnológica que tienen las universidades con el sector productivo. Y trata de generar esa sinergia entre la generación del conocimiento, y la generación de productos y servicios que impacten en la vida de las personas.
La otra línea de trabajo son los emprendimientos. Cómo generar una empresa que genere trabajo, que genere soluciones y que se sostenga a lo largo del tiempo. Tenemos un programa para pasar de la idea a la acción, una serie de sesiones de cocreación donde transferimos técnicas para que las personas que tienen una idea la maduren, la desafíen, la hagan crecer. Y que se termine convirtiendo en un proyecto.
Después hay una competencia para que los mejores proyectos puedan tener una beca, algún fondeo y se convierta en un emprendimiento. Partiendo de esa idea, este año estamos haciendo por primera vez las Olimpíadas Emprendedoras. Hicimos una convocatoria abierta y se presentaron 15 universidades.
Casi todas las universidades empiezan a tener un club de emprendedores y es un fenómeno que ya estaba un poquito más consolidado. Y lo que no estaba pasando era conectarlos con el resto del ecosistema. Tenemos una mesa de trabajo con estas 15 universidades de diferentes ámbitos y nos juntamos una vez por mes para compartir información y conocimientos.
¿En qué consisten Olimpíadas Emprendedoras?
La idea es sembrar esa semilla y que un chico estudie en la universidad porque consideramos que es valioso, pero que pueda estudiar pensando que puede emprender. No decimos que los emprendimientos sean fáciles, requieren mucho esfuerzo, es complicado, pero se puede. Participan tanto universidades privadas como públicas, fue una convocatoria abierta y se presentaron las iniciativas.
Tendrán tendrán la final en el Día del Emprendedor, el 13 y 14 de noviembre. Ese este año vale doble porque se cumplen diez años que la Ciudad tiene políticas para los emprendedores. La idea es trabajar con el sector universitario, ya que no tiene en su currícula oficial la temática emprendedora.
Pero la idea es que cualquier estudiante universitario pueda considerar la opción de formarse universitariamente, pero para hacer su propia empresa y no necesariamente para ir a trabajar en algún lugar. Cuando yo me formé, tanto en el secundario como universidad, siempre fue para trabajar en un lugar. Nunca consideré la opción de poder armar mi propia empresa, porque durante todo el sistema educativo nunca me lo habían propuesto. Me di cuenta de eso cuando tenía 24 años, terminando la carrera.
Ante la falta de conexión entre la currícula tradicional y la necesidad emprendedora, ¿se busca que las universidades incorporen contenidos relacionados?
Es la idea. Al principio, las universidades empezaron con los clubes emprendedores porque las otras lo hacían y no se querían quedar afuera. Lo que queremos es que eso sea útil. Es el objetivo final es que esté dentro, pero la Ciudad no tiene injerencia sobre las currículas de las universidades, es algo que se irá logrando progresivamente.
Pero la Ciudad sí tiene injerencia sobre la currícula de los secundarios, donde se incorporará la cuestión emprendedora a partir del año próximo con las prácticas profesionalizantes. Empezarán en 38 escuelas que tendrán como opción desarrollar su propio proyecto. Eso irá ampliándose progresivamente al resto de los secundarios. Entendemos que, indefectiblemente, va a llegar a las currículas de las universidades en algún momento.
Lo más importante es mostrar que es una opción que está en el menú. Que no falte esa opción. Después, se podrá trabajar perfectamente en una empresa y ser un emprendedor interno, un intrapreneur, como le dicen en Estados Unidos. Pero eso depende de cada persona. El sistema educativo tiene que desarrollar el potencial de cada persona.
Mayer afirmó hace unos días que hacen falta 300.000 startups en todo el país para poder generar el empleo que se necesita. En la Ciudad debe haber una cantidad
No tenemos no tenemos una métrica, pero estamos trabajando con una universidad para generar un informe y tener una medición, porque las que tenemos son antiguas. Queremos contar con más información para entender cuál es la foto de dónde estamos parados. Sí tenemos la intuición de que es así y es el sector donde hay más generación de empleo.
En esto coincidimos plenamente con Mariano, porque son temas que hablamos con él muchas veces. Las Pymes son la principal fuente de generación de trabajo. En este sentido, la la Ciudad de Buenos Aires fue el primer distrito que implementó las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS) y tiene 3.000 en un año.
Cada emprendimiento que emplea a cinco personas, cuando se hace la suma, la cantidad de trabajo que genera es enorme. En toda la Argentina hay 800.000 Pymes. Si cada una emplea a una persona más, habrá 800.000 puestos de trabajo inmediatos.
Obviamente que eso no es fácil hacerlo. Pero cada empresa nueva genera más empleo, especialmente estos emprendimientos que son dinámicos, traccionan cuando empiezan a crecer y mueven mucho el amperímetro. Por ejemplo, vino JP Morgan entró con el objetivo de traer 500 personas ya tiene 1.500. Podrá crecer un poco más, pero tendrá un límite. Si nosotros generamos 300.000 Pymes y en cada una hay cinco personas, el volumen de gente es enorme.
En las empresas de base tecnológica, ¿cuál es el vertical que podría ser el diferencial en la Ciudad y cuál es el que habría que impulsar?
El que veo más pujante y que creo seguirá siéndolo es software. Ya está reconocido por el volumen y la calidad de empresas. Entre los sectores que me parece que podrían traccionar mucho más fuerte son el audiovisual y el de diseño. Tienen mucho valor para seguir creciendo pero con una mirada internacional. Sólo con el mercado interno argentino no va a traicionar.
Después hay algunos desarrollos más físicos, trabajando con IoT, que están buscando aplicaciones y ver dónde es útil. Empezó con la domótica, que era la cuestión de manejar las cosas en la casa, que es lindo pero no tan útil, pero ahora se está orientando a cosas más útiles.
Y como decía Mariano Mayer, la cuestión de las agtech. Todos visualizan que cómo la Argentina es reconocida en todo el mundo por el agro y subirse a ese reconocimiento es algo que desde el punto de vista del posicionamiento queda más cerca. Hay una oportunidad ahí. Hay una confluencia de un sector que es el agroindustrial y el sector de tecnología de poder encontrarse. Nosotros tenemos cuatro empresas que están trabajando en ese sector.
Otro es el sector fintech, porque el corazón financiero argentino está en la City y es hiperdinámico. Además, la Argentina tiene una cantidad de personas que trabajan en ciberseguridad que bastante relevante para el tamaño que tiene el país. Ese sector está muy ligado a cripto, ahí hay una hay una sinergia importante. Buenos Aires es la segunda ciudad del mundo con mayor cantidad de transacciones de bitcoins, por encima de San Francisco. Eso tiene un lado negativo, que es la cuestión de nuestra moneda; y el positivo, que es la variedad de aplicaciones y la capacidad de opción que tenemos por la cuestión del sistema bancario.
Fuera de tecnología hay otros sectores que tienen que funcionar en la Ciudad, relacionados con los emprendimientos por necesidad o los sectores más vulnerables, que necesitamos que tengan desarrollo económico. Entonces, tienen que poder generar su propio emprendimiento para ser sustentables, tener su ingreso y no depender de un subsidio del estado.
¿Se está impulsando el desarrollo cripto desde el Gobierno?
Lo que está haciendo hoy el Gobierno con la parte de cripto es no meterse, esperar que el sistema madure. Porque si lo empiezas a regular antes de tiempo está la chance de matarlo antes de que se desarrolle. En definitiva, debe resolver la cuestión financiera de la gente.
Mencionó otro vertical interesante, el de la ciencia, ¿cómo ven su desarrollo en la Ciudad?
El sector el de biotecnología o de base científica en general tiene mucho potencial. Hay muchos centros de investigación y desarrollo en la ciudad de Buenos Aires. Es un sector que tiene una maduración más larga, porque una solución de base científico-tecnológica es más compleja, lleva más tiempo, más inversión.
Hay empresas muy interesantes, como por ejemplo Grid Exponencial, una compañía builder que intenta juntar investigadores con emprendedores de la parte de negocio para generar empresas de base científico-tecnológica, que poco a poco va creciendo, se va desarrollando y cada una de esas empresas tiene un valor bastante importante, es relevante, tiene proyección internacional.
Ahí hay que sostener políticas de estado que le den continuidad y permitan que esos proyectos se desarrollen. Pero cada una cada una de esas empresas son empresas de más de 100 millones de dólares tranquilamente. Entonces, si nosotros podemos generar 100, 200 de esas empresas desde la Argentina.
¿Qué están haciendo para que ese tipo de proyectos pueda quedarse en el país y no emigren?
Es muy difícil. Hay una cuestión con la protección de datos intelectual y los desarrollos en los emprendimientos de base científica tecnología es una cuestión clave. La protección de la propia intelectual en la Argentina tiene ciertas dificultades. El INPI está trabajando, está mejorando sus procesos, está transformándose. Pero hay una realidad: la mayoría tramita su patente en los Estados Unidos, porque es a donde va todo el mundo va a proteger las cosas.
En el B20, habló Juan Carlos Parodi, un médico que probablemente sea Nobel de Medicina, desarrolló una tecnología y un método para poder realizar reparaciones de venas del corazón desde la ingle: entra a través de las venas y arregla. Todas esas patentes están en Estados Unidos, no las pudo patentar acá por la cuestión de la seguridad jurídica y es algo que la Argentina tiene que trabajar muy fuerte, porque si no va a perder estos emprendimientos.
Los emprendedores argentinos quieren desarrollar argentina, tienen mucha camiseta, empujan mucho. De hecho, Parodi está en la Argentina porque quiere tratar de desarrollar eso acá. El gobierno tiene que crear las condiciones para brindar la seguridad jurídica para que esto se pueda desarrollar más.
La otra innovación
En un apartado de la charla con iProUP, Córica se refirió a algunos proyectos innovadores que están más relacionados con necesidades puntuales que con su parte tecnológica.
"Estamos viendo es un montón de nuevos negocios que tienen que ver con la innovación desde el punto de vista de servicios, de procesos o de modelos. No tanto de la cuestión tecnológica. Yo creo que a veces nos ganan las tendencias y nos resulta medio fácil subirnos a alguna tendencia porque creemos que nos va a dejar en algún lugar más rápido", afirmó el funcionario.
Y completó: "Me parece que es mucho más interesante entender los problemas, partir de los problemas y no enamorarse de las soluciones".
¿Qué ejemplos de esto surgieron en la Ciudad?
Tenemos un proyecto que se llama 'Cuido Bien' que es superinteresante y tiene que ver con los cuidados en la casa, ya sea para chicos como para gente adulta. Y no es el problema de buscar oferta con demanda, sino el problema es a resolver es la calidad.
Ninguno está conforme con la calidad de los cuidados. Y esa es un área que todavía no está resuelta. Ellos están trayendo una propuesta para trabajar desde la calidad de los cuidados. Y eso resuelve un problema relevante para la gente. Esa es otra tendencia y ahí es bastante heterogéneo.
También puedo nombrar "Libro de pases", que tiene que ver con los jugadores y jugadoras de fútbol. Sólo el 1% de los jugadores llega a jugar en primera y el 1% gana mucho dinero. El resto se queda en el camino. Hay mucha gente que necesita buscar un lugar y vivir de su profesión. Y ellos encontraron ese problema y están buscando una solución para conectarlos con diferentes mercados, diferentes clubes.
Resuelven un problema social que hasta ahora nadie estaba atacanado o tratando de resolver. En realidad, la tecnología es software, pero lo más innovador es el foco en el problema, detectarlo y un proceso nuevo de cómo resolverlo. Hay muchos sectores, pero lo que los une es la innovación en la selección del programa y después del método de cómo intentar resolverlo, independientemente de la tecnología.