Justin Kan, el cofundador de la plataforma Twitch, se animó a contar sus fracasos a través de un hilo de Twitter. El emprendedor narró cómo una empresa que fundó fue una derrota total y qué aprendizajes rescató de la experiencia.
En 2007 Kan lanzó Justin.tv, que consistía en un solo canal transmitiendo la vida de Kan en vivo durante todo el día y Twitch fue lanzado más tarde como un subproducto. El éxito de esta red social que permite realizar transmisiones en vivo (streaming) y cuyo público de mayor interés está compuesto por los gamers, fue instantáneo y en 2014 la firma fue vendida a Amazon por u$s970 millones. Luego, Kan decidió fundar una nueva compañía, pero Atrium no tuvo el mismo éxito que la anterior y terminó perdiendo millones de dólares.
"Mi primera empresa @Twitch fue vendida por u$s1.000 millones. Mi segunda [compañía] perdió u$s75 millones en 36 meses. A la gente le encanta hablar del éxito, pero hoy voy a hablar del fracaso. Es hora de ser honesto sobre Atrium", escribió el pasado miércoles el emprendedor en su cuenta de Twitter. Luego, continuó: "Durante mi tiempo como socio en @ycombinator, mi ambición de construir algo grande solo creció. Di el paso y decidí seguir la sabiduría ‘ancestral’ de solucionar mi propio problema y construir una startup en torno a la solución".
Twitch es la red social que permite realizar transmisiones en vivo
Kan se refería a un problema que le parecía muy pesado: los trámites legales. "Odiaba hacer trabajo legal para mis nuevas empresas y nunca entendí realmente por qué estaba pagando. Toda la experiencia fue demasiado complicada y opaca. Empecé Atrium para facilitar las cosas a los emprendedores", continuó el empresario.
Según recordó, formó un equipo de cinco fundadores con distintos antecedentes y con él mismo a la cabeza. Las expectativas eran grandes, por lo que las ofertas de financiación no faltaron y la empresa logró recaudar u$s10 millones solo por una idea, que era "una plataforma de presentación de 10 diapositivas".
El fracaso
Así nació Atrium, una startup de servicios legales. Pero la empresa fue un fracaso y el 4 de marzo del año pasado, Kan anunció que la firma ya no existía más. Sin embargo, algo positivo sacó de su experiencia, y a través de sus redes, enumeró los nueve errores y consecuentes aprendizajes que rescató.
Los nueve errores que cometió y la enseñanza que le dejaron
-"A veces una nueva idea no es suficiente", afirmó Kan y luego, explicó que a pesar de tener un gran equipo, grandes inversores y primeros clientes, el "buen comienzo" pronto empezó a decaer, y muchas cosas contribuyeron a la eventual caída de Atrium.
-"Construye algo en lo que creas y ames, no para tu ego", aconsejó Kan. El empresario contó que vivió lo que le sucede a la mayoría de los emprendedores después de que tienen una gran venta: "Mi ego seguía insistiéndome para que pensara en ‘grande’. Mis sueños estaban llenos de números increíblemente grandes. Una empresa de u$s10.000 millones. Una empresa de u$s100.000 millones", confesó.
-"No teníamos claro nuestra misión al principio", reveló Kan. "Es muy difícil escribir la misión después de los hechos. Debe comenzar con una razón clara para existir y filtrar las contrataciones tempranas para los creyentes. Sin objetivos claramente definidos entre los cofundadores, pueden surgir enormes costos de fricción", aclaró.
-"Contratar demasiado rápido puede ser un error fatal", asegura el empresario. "En Atrium, contratamos a demasiadas personas demasiado rápido y no pudimos establecer una cultura cohesiva desde el principio. Esto es increíblemente difícil de cambiar más adelante", indicó.
-"Priorizar el crecimiento sobre el producto", fue el cuarto error del emprendedor, quien contó que luego de recaudar u$s10 millones para el financiamiento, se enfocaron "en el crecimiento por encima de todo lo demás". Kan, sostuvo que si bien la base de clientes creció de forma exitosa, no lograron retenerlos. "Simplemente no habíamos dedicado el tiempo suficiente a descubrir nuestro producto", admitió.
Kan compartió en Twitter los nueve errores que cometió
-Otro de los errores fue tener en claro a quién apuntaba la empresa, si a abogados o a clientes. "No definimos nuestro ‘quién’ desde el principio", contó. "Caímos en el abismo de intentar ser todo para todos. Por el contrario, al principio de Twitch, decidimos que solo serviríamos streamers", comparó.
-"Mi estrategia de ‘ganar o morir’ no funcionó y, lo que es peor, tensó las relaciones", destacó Kan y develó que llegó a perder a varios amigos. "Un enfoque más empático hubiera sido un impulso moral para el equipo", agregó.
-"No mirar hacia adentro y hacer grandes preguntas", fue otro de su grandes errores. "No descubrir mi motivación intrínseca hizo que fuera imposible mantenerme resistente en situaciones difíciles. Mi gran pregunta era: ‘¿Realmente quiero ser el director ejecutivo y crear productos?’ Tampoco tenía pasión ni interés real por la tecnología legal", explicó Kan. Luego de su experiencia y el fracaso de Atrium, Kan advirtió que "desarrollar un producto y ser un CEO" no era su objetivo principal. "Me encantan las personas, las historias y las ideas interesantes; todo esto me ha llevado a la creación de contenido. Ahora estoy mucho más actualizado y estoy persiguiendo algo que encuentro satisfactorio", indicó.
"Mis fracasos no me definen", escribió el emprendedor y luego se sinceró: "Apesta tener que cerrar una empresa. No fui el único afectado y decepcioné a mucha gente. Lidiar con eso y seguir adelante es lo que realmente importa".
Finalmente, Kan agregó que la fe en sí mismo y la creencia de que iba a emerger como una mejor persona, lo llevaron a "descubrimientos personales" que superaron sus expectativas. Para el empresario es clave aprender de todo: "Sentite orgulloso de tus fracasos, usalos como una insignia".