El coronavirus puso al mundo en jaque. Más allá de las terribles noticias, con números espeluznantes de muertos que crecen día a día, los pronósticos económicos asustan. Cientos de locales cierran alrededor del globo, las tasas de desempleo siguen en alza y las empresas deben reinventarse a la fuerza.
Sin embargo, existen unos pocos cuyos negocios se vieron altamente impulsados por la pandemia. Es el caso de Zoom, la plataforma de videoconferencias que fue adoptada en forma masiva para facilitar el teletrabajo en tiempos de cuarentena.
Eric Yuan, el emprendedor chino de 50 años que ideó esta plataforma en 2011, se enmarca en el grupo que saldrá beneficiado de una crisis que prevé niveles de recesión y pobreza sólo comparables a los de la Gran Depresión.
Sus números no dejan de crecer. Zoom pasó de tener 10 millones de usuarios activos (fines de 2019) a superar los 300 millones en abril. Es una cifra que muy pocas app podrían alcanzar en toda su vida y, de ser así, les llevaría años. En este caso, fue cuestión de unos pocos meses.
La plataforma es usada por diversidad de targets: chicos que necesitan tomar clases online, empresas que deben seguir operando, gobiernos para sesionar, profesores para transmitir clases de yoga o fitness, incluso para las misas de los domingos. Todo eso, y más, ha hecho que registre un alza del 535% sólo en un mes, lo que habla a las claras de su fenomenal suceso en todo el mundo.
Hasta la propia reina Elizabeth festejó su cumpleaños valiéndose de esta herramienta en plena cuarentena. Incluso en Nueva York ya son legales las bodas a través de la misma.
Con Zoom, Eric Yuan entró a la lista de las 500 personas más ricas de Bloomberg y logró ocupar por primera vez un puesto en el ranking Forbes, con una fortuna de u$s7.400 millones.
La compañía, de la cual posee el 22 % de las acciones, cotiza en el Nasdaq desde abril 2019. En ese momento, valía u$s9.200 millones. El mes pasado, se disparó a u$s44.000 millones y su acción pasó de u$s70 a u$s160. En pocas palabras, un caso de éxito sorpresivo e inédito.
¿Quién es Eric Yuan?
"Trabajá duro y siempre sé humilde". Este ha sido el gran consejo que Yuan siguió de sus padres, ambos ingenieros mineros, para la vida y para desarrollar su vocación. Ya desde chico mostró su veta emprendedora: en el colegio juntaba chatarra para venderla, y a medida que fue creciendo miraba con admiración la carrera de los creadores de empresas de Silicon Valley, especialmente la del CEO de Microsoft, Bill Gates.
Su sueño era vivir en California. Pero la entrada a Estados Unidos fue dura. Ocho veces le negaron la residencia hasta que al noveno intento, en 1990, consiguió su Visa: estaba convencido de que para alcanzar el éxito, tenía que instalarse allí y lograr el tan ansiado "sueño americano".
Ya recibido como ingeniero con estudios en matemáticas aplicadas e informática de Universidad de Shamdong, entró en 1997 a trabajar en WebEx, compañía de videoconferencias californiana que luego fue adquirida por Cisco. En los primeros años dedicaba su tiempo exclusivamente a programar, con un conocimiento muy rudimentario del inglés aprendió el idioma gracias a sus compañeros.
La gigante tecnológica vio algo en él y lo puso al frente de su grupo de ingenieros, donde luego llegaría a ser Vicepresidente Corporativo de Ingeniería, con responsabilidad sobre los desarrolladores de software. Entre 1997 y 2011 hizo crecer su equipo de 10 ingenieros a más de 800 en todo el mundo y contribuyó a la disparada exponencial de los ingresos: de 0 a más de u$s800 millones.
En ese momento empezó a diseñar un servicio mejorado de videochats, aunque su visión por acortar distancias gracias a la tecnología surgió cuando era estudiante. Su novia (con quien se casó a los 22 años y tuvo tres hijos) estudiaba en una universidad que quedaba a 10 horas de distancia. Se venían pocas veces al año y para Yuan, crear un servicio que mejorara las comunicaciones se convirtió casi en una obsesión. "Era joven entonces (tenía unos 18 o 19 años) y pensé que sería fantástico si hubiera un dispositivo en el que pudiera hacer clic en un botón para verla y hablar con ella", aseguraba en 2017. Su visión era crear un sistema que estuviera en la nube, pero sus jefes no le prestaron atención, porque Cisco en ese momento estaba más enfocado en crear una red social. "Cometieron un error. Tres años luego de que me fui ellos se dieron cuenta de que tenía razón", aseguró.
En 2011, entonces, decidió dar el salto, fundar su propia empresa y salir a competir con gigantes que venían trabajando en el mercado de las videoconferencias hacía ya mucho tiempo como Skype de Microsoft o Google Hangouts. Pero la determinación de Yuan ya estaba puesta en el objetivo.
Además, Yuan quería que las videoconferencias online se volvieran más amigables con el usuario y más divertidas de usar, no tan corporativas. La dedicación a la mejora era permanente. En los primeros años de la startup, el propio Yuan dedicaba tiempo a escribirles uno por uno a los usuarios que se daban de baja para conocer sus motivos y corregir errores.
Su primer inversor fue Dan Scheinman, un antiguo jefe de Cisco que aportó u$s250.000, sin tener ninguna certeza acerca del proyecto que en ese momento se llamaba Saasbee. Otros amigos y familiares aportaron a la causa, sin tener realmente claro que el proyecto podía llegar a triunfar.
Posteriormente, recibió capital de firmas más grandes, como Emergence Capital, donde trabaja el argentino Santi Subotovsky, quien señala cómo Yuan a pesar de recibir muchos "no" a lo largo del camino, no se daba por vencido y seguía intentando. "Sé que es un viaje largo y duro, pero si no insisto en lo que creo luego me arrepentiré", le dijo el emprendedor a su mujer.
El camino cuesta arriba
El producto final estuvo terminado en 2012. Su nombre cambió a un más amigable Zoom. Su facilidad de uso lo convirtió rápidamente en una de las opciones gratuitas más usadas por aquellos que solo necesitan realizar videoconferencias de forma ocasional.
Sin embargo, todo cambió en 2020: con el avance de la pandemia de Covid-19, millones de personas tuvieron que buscar una solución de videollamadas para trabajar o comunicarse con sus seres queridos.
La simpleza de Zoom hizo que rápidamente se dispara al primer lugar en las preferencias globales. Si bien la empresa ya estaba establecida, lo que ocurrió después estuvo fuera de cualquier proyección: de la noche a la mañana, se convirtió en la app más popular del mundo.
Pero con este éxito también vinieron complicaciones, sobre todo a la hora de proteger a sus usuarios: la plataforma reportó múltiples problemas de seguridad, lo que hizo que muchas empresas dejaran de usarla y se pusiera en tela de juicio su efectividad.
El fundador explicó que los inconvenientes comenzaron porque la herramienta, en sus inicios, fue pensada para ejecutivos cuyas compañías cuentan con sus propias áreas de tecnología y, por ende, capas firmes de protección en sus redes.
Según Yuan, con el aumento de usuarios comunes sin este respaldo, la plataforma se volvió vulnerable. A lo que se le suma el hecho de que el exorbitante aumento de usuarios puso a la firma en una situación que no estaba lista para afrontar.
Como respuesta, la empresa tomó medidas. Creó un Consejo Asesor integrado por líderes de seguridad de diferentes industrias que se encargarán de hacer auditorías, y sumaron como asesor externo a Alex Stamos, exdirector de seguridad de Facebook.
"No cumplimos con las expectativas de privacidad y seguridad de la comunidad, ni las nuestras. Lo siento mucho", escribió el propio fundador en una carta dirigida a sus usuarios. Lo cierto es que la empresa que tiene menos de una década de existencia se encuentra ante una oportunidad única. Para Yuan, hoy más que nunca es hora de aplicar el consejo de sus padres –"trabajá duro y siempre sé humilde"- para lograr salir airoso de ese reto.