Desde su aparición en 2009, los obituarios de Bitcoin (BTC) registran hasta 399 muertes de la moneda digital. Sin embargo, ni su cotización refleja tal catástrofe (hoy en día el 100 por ciento de las direcciones que tienen BTC están en positivo con respecto a su cotización, como muestra el gráfico debajo) ni sus propiedades principales, monetarias y de protocolo, han sido alteradas.
Nacido como producto de la aplicación de los llamados "criptonomics", la innovación que bitcoin aporta reside en la capacidad ofrecida a distintas entidades que no se conocen (ni confían entre ellas), para lograr alcanzar un consenso sobre el estado de la blockchain de bitcoin.
Esto es posible gracias al uso de incentivos económicos y distintas herramientas de criptografía. Sin la existencia de aquellas recompensas, frases como "la Blockchain es inmutable" o "el bitcoin está respaldado por las matemáticas" carecerían de sentido.
Bitcoin (BTC) alcanza su capacidad para intercambiar valor y liquidez, gracias a su modelo económico y oferta finita. La escasez, como sucede con la oferta mundial de oro disponible, crea una gran atracción para mantenerlo a largo plazo en una especie de apuesta por su valor monetario de futuro.
Al ser un activo globalmente accesible, descentralizado (en la medida que no depende de una entidad central), fungible, divisible y que cuenta con la mayor demanda y liquidez del "criptosistema", está posicionado como el mejor activo de referencia para ser así utilizado. En algunos países donde el sistema financiero ha colapsado, su utilización bajo esos principios está claramente en alza.
La seguridad de la red de bitcoin (BTC) y de otros criptoactivos como ether (ETH), se basa en los incentivos que, de no existir, permitirían un fácil ataque a dicha red. En el caso del BTC, un ataque del 51 por ciento del capital permitiría revertir operaciones y el robo de dinero.
En el sistema actual utilizado de "prueba de trabajo" (POW), el capital lo constituyen la electricidad y el hardware. Logrando que el costo de atacar la red sea superior al valor que asegura, se ha evitado (hasta la fecha) el hackeo de la Blockchain de bitcoin.
Esos incentivos vienen del minado y de las comisiones por validar operaciones, siendo la suma de ambas el presupuesto en seguridad de la red. En concreto, esta cifra ha llegado a alcanzar los 50 millones de dólares en un solo día para, de media en los últimos 3 años, rondar los 20 millones de dólares.
Siendo el principal mandato de la politica monetaria de Bitcoin la protección de la red, tener una emisión fija de 21 millones de bitcoins ha funcionado perfectamente para el logro de este fin.
Asimismo, como los ingresos por minar los bloques de la cadena aumentan al incrementarse la demanda del BTC, la escasez provoca mayor interés en el proceso. Y del mismo modo, esa politica monetaria se encarga de reducir las recompensas por dicho minado.
A medida que se producen los llamados "halvings" ese presupuesto de seguridad se reduce, pasando del precio del BTC a la demanda de espacio en el bloque. En 2032, los incentivos vendrán ya casi enteramente de las comisiones por incorporar las transacciones a la cadena y será el momento de ver si el precio del BTC, valor de la red y esos incentivos son suficientes para garantizar dicha seguridad.
Bitcoin se constituye como el punto de partida de la llamada criptoeconomia que, posteriormente y gracias a su tecnologia subyacente, ha permitido el desarrollo de todo un ecosistema que contempla en la actualidad, más de 8.000 tokens y una capitalización superior a los 1.726.000 millones de dólares.
Muchas startups basadas en tecnología blockchain vieron la posibilidad de fondear sus proyectos a nivel mundial, siguiendo el mercado y la dinámica de negociación creada por bitcoin. Si bien la gran mayoria de estas captaciones de financiación no daban derecho a propiedad alguna (capital), el hecho de contar con un mercado secundario (exchanges) donde poder obtener liquidez, atrajo tanto a inversores reales en este tipo de compañías como a un buen número de especuladores de todo tipo.
Los años 2017 y 2018 pasarán a la historia como los del auge y explosión de la llamada "burbuja de las ICO" donde, junto a verdaderos proyectos de futuro, se sumaron muchos oportunistas que, una vez captado el dinero, simplemente no ejecutaron el programa establecido.
Los reguladores, viendo este tipo de problemas, irrumpieron en el mercado estableciendo los primeros principios para una captación de fondos que cumpliera con la legislación vigente, intentando de esa forma evitar futuros fraudes.
Sin embargo, y pese a los excesos que se dieron en muchos proyectos, se sembró la semilla para el actual desarrollo de un entorno criptoeconomico nuevo y prometedor que, ahora ya con un control mucho más exhaustivo, ha desembocado en el nacimiento de un entorno de finanzas descentralizadas (DeFi) y, en los últimos meses, ha sido capaz de abrir las puertas a proyectos de monedas digitales privadas (como Libra) o de Bancos Centrales (CBDC). La tokenización de todo tipo de activos como acciones, bonos, inmuebles o derechos de propiedad entre otros, será otro de los grandes campos que esta criptoeconomia nos abre.
En 2021 y tras el fenómeno de adopción Institucional iniciado el año pasado, podemos afirmar que la aceptación como Asset Class del bitcoin (BTC) empieza a consolidarse. A compañías financieras y de inversion como Fidelity o el BBVA se les han unido Blackrock, Morgan Stanley o el mismo BNY Mellon en lo que supone el paso necesario para llevar a considerar a bitcoin como el nuevo oro digital a modo de Reserva de Valor.
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*Tali Salomon es Spanish & Portuguese Regional Manager de eToro