En estos días, el mundo vivió una situación histórica: los cuatro "popes" de la tecnología global declararon ante el Congreso de Estados Unidos para responder ante diversas acusaciones sobre prácticas monopólicas y maniobras desleales, entre otros temas.
En medio de la pandemia, los CEO Jeff Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Google), Tim Cook (Apple) y Mark Zuckerberg (Facebook) tuvieron que decir presente en un banquillo virtual en una audiencia que duró cinco horas.
Allí debieron escuchar cómo los legisladores los acusaban de destruir empleos, arruinar negocios, encarecer precios, desanimar a otros emprendedores, amenazar la privacidad, censurar la libertad de expresión de los usuarios o manipular elecciones.
Esta discusión no es nueva y tiene sustento en el poder económico y la influencia que ejercen estas compañías. Hoy, Amazon es la marca más valiosa del mundo, con un crecimiento del 32% y una capitalización de u$s415.900 millones, según el estudio BrandZ de Kantar, que la ubicó al tope de las 100 mayores empresas globales. Los puestos siguientes los ocupan:
- Apple, que se mantiene como la segunda (+14%, u$s352.200 millones)
- Microsoft en tercer lugar (+30%, u$s326.500 millones)
- Google (+5%, u$s323.600 millones), que recupera la cuarta ubicación gracias al crecimiento de su ecosistema de trabajo en la nube
Más allá de que estas compañías son los líderes absolutas en sus segmentos y marcan las tendencias que se desarrollarán en todo el planeta, todas comparten otra característica: están avanzando para involucrarse de lleno en el negocio bancario.
El premio no es menor. Según el Banco Mundial, alrededor de 2.500 millones de personas todavía no utilizan los servicios financieros formales y el 75% de la población de bajos recursos no dispone de una cuenta bancaria.
Captar un mercado
"Algunas de las bigtech ya aparecen como dominadoras del negocio financiero. Sin más, Alibaba hizo un spinoff de Alipay con Ant Financial hace ya 10 años y resultó ser líder en el mercado asiático con un producto atractivo y masivo", explica a iProUP el economista Ariel Setton.
Este fenómeno tuvo lugar en un mercado de pagos muy poco desarrollado y un crecimiento abismal del comercio en estos últimos años.
Por otra parte, Apple y Google tienen estrategias distintas, ya que el negocio bancario está más afianzado en Estados Unidos. Así, sus ventajas competitivas están fuertemente asociadas a ofrecer funcionalidades útiles a una tarjeta de crédito o débito preexistente.
"Dada la comunidad que estas compañías desarrollaron, tiene mucho sentido que busquen crecer hacia las distintas partes de la cadena de valor que lograron crear en el ecosistema", agrega.
Si bien la participación de estas empresas en el sector financiero no es algo nuevo, la relación con los medios de pago se profundizó en los últimos años. Entre las principales soluciones aparecen:
- WhatsApp Payments de Facebook
- Google Pay
- Apple con su tarjeta de crédito propia y su plataforma Apple Pay
- Alibaba con MYBank (créditos) y Ant Financial (pagos)
"Su participación en la industria desde el lado fintech es una consecuencia de su éxito. El desafío más grande de cualquier compañía que combina finanzas con tecnología es hacerse de un volumen de usuarios que adquieran esos productos que proyectan salir a vender", indica a iProUP Valeria Rodríguez, directora de Lyra Argentina, firma con amplia experiencia en desarrollo de soluciones financieras.
Estas compañías, a diferencia de cualquier otro competidor nuevo, tienen ese terreno ganado, con un número enorme de consumidores que ya han eligido sus servicios, se identifican con la marca y han desarrollado "cierto sentido de excelencia de lo que reciben a través de ellas", lo que da como resultado la posibilidad de escalar mucho más rápido en una solución de alto impacto.
Pero uno de los casos más importantes a nivel global es el de Ant, la fintech Alibaba. La firma ha estado acelerando su evolución hacia un centro comercial digital para todo tipo de productos: desde préstamos y servicios de viaje hasta entrega de alimentos, en un intento por recuperar usuarios perdidos por la competencia de Tencent.
La empresa de Jack Ma, que ya es el mayor actor en el mercado de pagos chino con un volumen de u$s27 billones, está aprovechando su omnipresente app móvil Alipay para encarar una rápida expansión en créditos al consumidor. En lugar de emitir tarjetas, Ant permite a los clientes pedir prestado con unos pocos clics en sus teléfonos inteligentes
"Alipay tiene más de 10 años en el mercado por fuera de Alibaba. Es como Mercado Pago, de Mercado Libre, solo que hizo como PayPal, que se escindió de eBay hace unos años", agrega Setton.
En efecto, la fintech de Mercado Libre tiene al Citi como proveedor de toda la conexión con el sistema bancario, al tiempo que firmó alianzas con el BIND, para ofrecer sus fondos comunes de inversión; y el Patagonia, con quien emite una tarjeta de crédito Mastercard.
Mercado Pago tiene alianzas con Citi (core bancario), Patagonia (tarjeta de crédito) y Bind (fondos de inversión)
Asimismo, a través de Mercado Crédito comenzó a ofrecer préstamos a las Pymes que venden a través del marketplace y recientemente también ofrece financiación a los usuarios finales que compran dentro de la plataforma. Todo esto, con fondos propios, ya que no pueden usar los saldos de otros usuarios pues no tiene licencia bancaria para realizar intermediación financiera.
Además, la plataforma crediticia del unicornio posee un algoritmo que no sólo chequea los informes de las entidades financieras (Veraz), sino que utiliza más de 2.500 variables del comportamiento de los usuarios para ofrecer líneas con una tasa anual de 140%, similar a la de plaza, y atender al público que no es objeto de crédito por parte de los bancos.
Así, la compañía ya prestó $11.000 millones a pequeñas y medianas empresas y consumidores a través de 3 millones de créditos.
Según el experto, "mientras Alipay y Wechat desarrollaron un mercado bajo sus propias reglas, Google y Apple buscan adaptar el ya creado para que sea más atractivo el uso de su solución de valor agregado, fomentando las funcionalidades y un único punto de contacto".
En este sentido, los especialistas coinciden en que estas compañías no están buscando ser un banco tal cual lo se percibía hace 10 o 20 años, ya que este negocio financiero más "tradicional" lleva implícitos una serie de cargas regulatorias que en este momento prefieren no asumir.
"La cultura desde donde nacen estas compañías está en California, la esencia de la búsqueda del oro y del individualismo, en que la escasez de reglas campaba a su ancha, en el sentido que en cuanto menos obligaciones y regulaciones existan, mejor para el desarrollo de una aventura", afirma Oriol Ros, director de desarrollo corporativo de Latinia.
Pero esto no significa que no quieran entrar al negocio financiero, sino que simplemente prefieren no ser bancos tradicionales. "El sector financiero, hasta hoy ha vivido una realidad muy binaria. Es decir, quienes querían ingresar tenían que solicitar una licencia de banco. Si no la obtenías, simplemente no entrabas", agrega el directivo.
En este sentido, el negocio bancario, del cual las entidades más tradicionales tienen un control hace cientos de años, demostró históricamente ser rentable, pero con grandes falencias.
"Tienen problemas de inclusión y de comunicación con los clientes. Con su conocimiento del usuario, las bigtech tienen un diferencial que les permite ofrecer mejores soluciones ya que resuelven todo de forma más ágil", agrega a iProUP Piedad Ortiz, economista de la consultora Economía Profesional.
Pero, ¿en qué lugar queda la banca tradicional en este contexto?
Aliados, enemigos y más
Si bien estas compañías tecnológicas están entrenadas para manejar grandes cantidades de usuarios y brindar soluciones atractivas y ágiles, la banca todavía tiene un mercado cautivo, más allá de que esto pueda cambiar en el corto plazo.
Al tener millones de usuarios fidelizados, las bigtech pueden escalar servicios bancarios rápidamente
Por ahora, en esta etapa todavía hay un espíritu más colaborativo que competitivo, aunque las entidades tradicionales no dejan de mirar de reojo cómo estos jugadores entra al negocio.
"Depende siempre del mercado, pero estas empresas muchas veces llegan asociadas a bancos ya que lo que hacen es ampliar la base de usuarios con clientes a los que las entidades no pueden llegar", asegura Setton.
Asimismo, la directora de Lyra considera que hay nicho para cada actor dentro de la industria y que la cooperación será necesaria para llegar a nuevos mercados. "Quienes operan localmente hace tiempo dentro del mercado tienen un conocimiento mucho más fuerte de sus usuarios y del escenario local, especialmente si hablamos de Latinoamérica", destaca.
Al mismo tiempo, estas grandes compañías tienen claro que no quieren ser bancos tradicionales, porque entienden su rol en el sistema, y no quieren renunciar a las ventajas que les ofrece su propia naturaleza tecnológica. Pero también saben que un desarrollo efectivo en este segmento puede llevarlas a aumentar considerablemente sus ingresos.
Dentro de sus propias reglas de juego, las bigtech buscan absorber todo lo que pueden del negocio financiero, como gestión del dinero, medios de pago y los créditos, como Amazon que los está ofreciendo con 0% de interés.
"Esto genera auténtica molestia en los ejecutivos bancarios porque son los primeros que entienden que ellos se dedican a este sector. Lo que está pasando es que el dinero deja de ser un fin en sí mismo, como ha sido concebido históricamente, y pasa a ser un medio", asegura el director de desarrollo corporativo de Latinia.
Según Ortiz, el ingreso de las fintech generan "cambios fenomenales" en el mercado. "Los bancos deberán ofrecer cada vez más soluciones eficientes porque las nuevas generaciones quieren que todo sea rápido y a bajo costo. Tienen que aprender a ser ágiles porque cuando haya más opciones podrían perder participación", dispara.
De cara al futuro cercano, los especialistas tienen en claro que se verán grandes transformaciones en el sector. En particular, por cómo se pensaban las finanzas hasta hoy y cómo se adaptarán a una nueva versión, con la tecnología como actor principal.