Entender cómo funciona el Ecosistema Emprendedor en la región significa conocer los elementos que lo constituyen y cómo se vinculan entre sí. El contexto del COVID-19 aceleró una digitalización forzada, que vino para quedarse en todo el mundo.
Mientras el mundo maduró digitalmente muchas cosas que antes eran costosas hoy son gratuitas, lo que puso en foco a las empresas tecnológicas que desarrollan estas herramientas.
Según el BID en los últimos 10 años estas empresas incrementaron su valor en 32% y se convirtieron en eje de las economías de países avanzados.
Al pensar en desarrollos tecnológicos, aparecen ideas que se quieren convertir en realidad, pero se interponen barreras como falta de capacidad técnica, y otra el simple desconocimiento de quién está del otro lado listos para ayudar.
El ecosistema emprendedor, por su característico nivel de innovación, lleva la transformación digital a grandes y medianas empresas de todos los sectores.
Para hablar sobre este ecosistema es interesante basarse en un artículo de Nicolas Colin, donde define el ecosistema de innovación como la unión de tres factores:
- el capital
- el conocimiento
- la rebeldía
Los tres elementos
Hablar de capital no es solamente hablar de dinero, sino de la sinergia que se puede generar entre quienes disponen de dinero para invertir y las necesidades que tienen los emprendedores para llevar a un mercado sus productos y servicios.
Esta sinergia, muchas veces se ve reflejada en la capacidad de estas nuevas empresas para generar empleos, innovación, crear infraestructura y la adquisición de bienes e insumos necesarios para satisfacer las necesidades de sus clientes.
Argentina tiene un floreciente ecosistema de startups
El conocimiento, o know how, se refiere al capital humano o talento requerido para que el nuevo negocio tenga éxito. En las tecnológicas usualmente estos talentos vienen de desarrolladores de software o programadores, arquitectos y diseñadores de experiencias de usuario y hasta vendedores digitales.
Cualquier trabajador que tenga el conocimiento, la actitud y la motivación que se necesitan para entregar la propuesta de valor diseñada por la nueva empresa a sus clientes es bienvenido.
En tercer lugar está la rebeldía, que busca romper con el status quo para generar una disrupción en el sector que le corresponda al emprendimiento. A partir de estos factores, es posible ver que en la Argentina ya hay varios jugadores que tienen una excelente mezcla de los factores definidos por Colin. Los 11 unicornios locales confirman esta afirmación.
Las startups son el centro de este ecosistema emprendedor. El auge de empresas tecnológicas se vio impulsado por inversores que, impulsados por el exceso de liquidez a nivel global causado por la alta emisión monetaria de los bancos centrales en el contexto de la pandemia.
Frente al gran potencial de crecimiento de mercado y disponibilidad de talentos en la región latinoamericana, encuentran atractivo invertir en emprendimientos con capacidad de escalar y satisfacer la demanda de sus clientes en la región y en el mundo.
Combinaciones
Tomando estos tres factores, que se dan en menor o mayor medida a lo largo de toda Latinoamérica, es posible encontrar ciertas combinaciones para considerar o analizar para la Argentina.
Capital + Conocimiento
Cuando el capital se encuentra con el talento en ausencia de la rebeldía, la innovación tiende a concentrarse en empresas ya establecidas, que se mueven tras dos objetivos claros: renovar sus productos y mejorar la eficiencia de sus operaciones.
Como señaló Clayton Christensen, consultor académico y empresarial estadounidense que desarrolló la teoría de la "innovación disruptiva"; este tipo de innovación destruye puestos de trabajo y libera capital que luego se invierte en otros destinos. Esto, a menudo, sólo fomenta la economía de generación de ganacias, sin estimular el crecimiento económico y social.
Capital solamente
Países y regiones con acceso casi irrestricto a ciertos recursos naturales, como el petróleo en el Golfo Pérsico, o que poseen una infraestructura esencial y codiciada, como un canal en el caso de Panamá son un buen ejemplo de para este tipo de economías basadas netamente en la búsqueda de rentas.
Las inversiones en este tipo de economías suelen estar dominadas por los bienes raíces, los recursos naturales y los servicios públicos donde saber hacer no se recompensa y la rebeldía muchas veces se reprime.
En estas economías el lobby es un componente fundamental para el desarrollo y el ataque a la innovación es moneda corriente.
Conocimiento solamente
Si hay talento pero no hay capital para invertir ni suficiente rebeldía, se puede crear valor a través de la venta del talento o conocimiento a economías más desarrolladas.
La India es un ejemplo de este caso en el que la tercerización genera márgenes muy bajos que no contribuyen significativamente al desarrollo económico.
Conocimiento + Rebeldía
En una economía así, las ideas y los experimentos a pequeña escala simplemente se desvanecen. Cuando la economía carece de capital, los rebeldes locales no pueden pasar de la idea a la implementación. Todo queda en un experimento cuasi académico, porque de una manera u otra se les negó el capital necesario para implementarla.
En este tipo de economías, donde la investigación está atrapada en el mundo académico, o se impide el crecimiento de nuevas empresas debido a regulaciones hostiles y falta de capital, la innovación es financiada principalmente por el gobierno, a través de becas de investigación o subsidios. Se crean pocos puestos de trabajo (excepto aquellos que administran los subsidios gubernamentales) y no crea valor a gran escala.
Capital + Conocimiento + Rebeldía
A esta combinación se la puede llamar economía emprendedora, de la cual Sillicon Valley es el ejemplo más reconocible. Originalmente, el capital provino del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y luego surgieron los primeros fondos privados de capital de riesgo.
Desde hace años que en Latinoamérica se vienen desarrollando nuevas tecnologías digitales para acceder a bienes y servicios de manera ágil.
Es común en la actualidad que inversores más tradicionales como Goldman Sachs inyecten capital en este tipo de economías. El conocimiento estuvo presente desde finales de la década de los cuarenta, y es por eso que muchas de las principales escuelas de negocio y tecnología están localizadas en esta región. Y la rebeldía es una mentalidad que se destaca frente a otras regiones de ese país.
Muchos rebeldes se reunieron allí, desde los primeros clubes de motociclistas hasta artistas, hippies, líderes estudiantiles, activistas homosexuales y, por supuesto, científicos informáticos. Silicon Valley es el subproducto de esos tres ingredientes que se mezclan y que llevaron a esta región a configurarse como la quinta economía del mundo con un producto bruto interno mayor a los u$s3.000 millones; sólo por detrás de los Estados Unidos, China, Japón y Alemania.
Este último modelo económico es el más asimilable para nuestro país. Sus características internas, sus recursos y talentos, la trayectoria de emprendimientos exitosos a nivel global, su cultura y hasta su huso horario hacen de la Argentina un país con altísimo potencial de desarrollo emprendedor en tecnologías digitales, según un artículo del sitio canal-ar.com.ar.