"Yo soy Satoshi Nakamoto", bromea en redes sociales Carlos Maslaton, por estas horas no sólo un férreo defensor de Bitcoin, sino quizás el máximo influencer argentino del mundo cripto.
Autodefinido como "liberal manchesteriano", Maslaton tiene un largo recorrido en el mundo fintech, aún antes de que existiera este término: fue parte de Patagon.com, el primer gran portal de finanzas de la región creado en 1998 y que Santander compró por u$s600 millones.
Además, este abogado experto en finanzas también fue parte de otros proyectos de los cofundadores de este portal: hace una década participó de Wemba, un Marketplace de préstamos creado por Constancio Larguía; y hasta fue parte de Xapo, el banco cripto liderado por Wenceslao Casares.
Además, Maslaton es el creador del término "barrani", que se coló en el lenguaje popular como sinónimo de cualquier operación informal, sin impuestos. Y no duda de mostrar los recibos –no válidos como ticket– de restaurantes con "precios miserables" medidos en satoshis, la mínina unidad de la criptomoneda líder.
Seguido por liberales y libertarios, y crítico de la cuarentena, Maslaton charló por Zoom con iProUP desde su "búnker" en el Edificio Kavanagh, donde sigue el minuto a minuto de los mercados cripto.
¿Por qué empresas y personalidades como Elon Musk se están sumando ahora al fenómeno Bitcoin?
A mí me resulta agradable como fenómeno político, pero no es determinante respecto de los movimientos de precios de Bitcoin.
Es lógico que inversores institucionales, empresas y famosos hagan algo que hasta hace un tiempo era inimaginable, por lo riesgoso y por el desconocimiento sobre esta criptomoneda.
Me gusta como noticia política, pero no es determinante en lo económico-financiero. Siempre supe que la adopción masiva se iba a dar en la fase 3 de desarrollo alcista, un razonamiento que utilizo para todo tipo de producto financiero.
La fase uno tuvo lugar desde el inicio del Bitcoin hasta 2013, cuando va desde un centavo de dólar hasta 1.163 dólares, que se logra en noviembre de ese año. La segunda fase, que deja malos recuerdos, que fue la subida desde u$s152 hasta u$s19.666 entre enero de 2015 y diciembre de 2017.
Entre la corrección de esa subida y un tiempo lateral en el mercado, hubo un proceso larguísimo de dos años y medio: desde que cayó de u$s19.666 a u$s3.123. Después subió y quedó lateral hasta marzo de 2020 donde toca los u$s3.850.
Ahora estamos en un movimiento que tiene como objetivo final los u$s399.999. Tengo prevista una cotización de entre u$s61.325 hasta u$s81.209 de corto plazo.
¿Qué significa esta tercera fase alcista?
Que se va a poner de moda. Que hablarán los medios más importantes y hasta los negadores dirán: "Ahora lo entendí y es el momento de invertir". Pero fíjate lo que es comprar ahora versus hacerlo a u$s400, precio en el que estuvo durante mucho tiempo.
Vamos a ver a los gobiernos entrar, rendidos ante la evidencia y su manía regulatoria. Sueñan con regular algo que no manejan: lo único que podrán regular es cuando Bitcoin se cruce con la moneda que ellos emiten. Pero podrán hacerlo cada vez menos: esto es una victoria de la industria, contundente y total.
La diferencia radica en que los sistemas monetarios de papel no tienen límites en la emisión y se regocijan cada vez que falsifican moneda, mientras que en Bitcoin sabemos de antemano cuántas monedas habrá.
Lo que estamos presenciando en estos días es una diferencia de calidad: entre las impresiones sin límites de los bancos centrales y la de bitcoin que sí tiene límite. Es hora de que esto se exponga públicamente. Una moneda fuerte termina ganando ante las débiles, como el dólar, el euro, libra y el yen.
Bitcoin todavía no ha podido convencer a Warren Buffett y gran parte de las finanzas tradicionales, ¿a qué se debe?
Ninguna persona seria del mundo lo puede desprestigiar a Warren Buffet, porque es el mejor inversor de la historia. Pero la gente brillante puede ser que no vean, no quieran verlo o se equivoquen ante este tema. Me parece que es esto lo que le pasó.
Warren Buffet tiene 90 años, es hijo de la falsificación monetaria. En las memorias anuales de su empresa Berkshire Hathaway, te das cuenta de que es una persona que tiene muy en cuenta la acción del gobierno en materia de política económica.
Él siempre ha estado bullish con respecto a la bolsa en gran medida a la acción de los bancos centrales. Es algo psicológico, él cuenta con que habrá algo que terminará inyectando liquidez en las etapas de deflación económica.
Nadie tuvo en cuenta de que podía existir una moneda con las características del Bitcoin. Ni siquiera los que profesan la ideología liberal, que no es el caso de Warren Buffet, pero si otras personalidades y lo estamos viendo mucho en Argentina, que te dicen que esto no es una moneda. Hay mucho de "como me quedé afuera, tengo que estar en contra". Pero se sufre mucho estando en contra, porque es un éxito absoluto.
¿Se puede regular el bitcoin?
Hay muchas regulaciones en el mundo. La más importante es la Bit Licence de Nueva York, pero está destinada a quienes brindan servicios como un Exchange o son market makers. Creo que hay unas nueve o 15 empresas, lleva años obtenerla.
Mientras tanto, el mundo sigue funcionando y a gran velocidad. Nadie impide legalmente que entre vos y yo nos intercambiemos plata por bitcoins. El único punto posible de intervención del gobierno es el bancario.
Los bancos son, en realidad, medios donde circula dinero que está monitoreado en el acto por el Estado a todo efecto: lavado, impuestos, qué hace cada uno. Con esto no tienen forma, no hay manera de que se enteren de estas transacciones.
Van a fracasar. Incluso los países que lo han prohibido han fracasado. El problema es que ni se enteran de lo que yo hago. No tienen manera. Ni de las tenencias ni de las transacciones. Sólo cuando tienen un correlato fiat-bancario.
No saben lo que están haciendo. Desde el punto de vista tributario, tenés diferentes hechos imponibles. Tenés impuestos patrimoniales (Bienes Personales), transaccionales, flujo de un negocio (IVA).
¿Contra qué lo van a cobrar? Quién lo paga. Hoy, hay Ingresos Brutos sobre la comisión de un agente de Bolsa, pero acá no está especificado. Existen muchas formas de cobrar las comisiones y hasta modelos en lo que no las hay: se compra a un precio y se vende a otro. Eso pasó en muchas partes del mundo, no sólo en Córdoba.
La única regulación es la no regulación. La llegada de inversiones tiene que ver con el sistema cambiario argentino: que es fijo, no flotante, no hay libertad de ingreso y egreso de capitales. Ese es el gran problema. Hablé con los gobiernos de Cristina Kirchner, de Mauricio Macri y también con el Alberto Fernández sobre Bitcoin.
¿Qué les propuso?
Les dije que declaren a la Argentina como país "cripto friendly" y que se permitan abrir cuentas bancarias en dólares con liquidación en un banco de Nueva York de las trasferencias entrantes y salientes.
Pero eso implicaría significaría crear para Bitcoin un sistema cambiario que no permitirían para otras áreas de la economía. El problema no es Bitcoin, sino que el Gobierno suprimió el mercado libre de cambio y que no hay precios en el país producto de eso.
Si todo eso fuera libre y se permitieran las operaciones, Argentina se puede convertir en un importante hub transaccional de Bitcoin. Pero cada día hay menos de lograrlo, era para hacerlo en 2014. Es imposible que lo entiendan, porque gente que pone los impuestos que pone es por ideología.
Argentina es una potencia desde el punto de vista de que debe haber unos 700.000 bitcoineros y hay gente sumamente valiosa. Pero van a operar en la clandestinidad.
EE.UU., Europa, Rusia y China avanzan con sus propias monedas digitales de bancos centrales (CBDC), ¿también estos intentos fracasarán?
En el futuro las monedas soberanas podrían ser digitales. Pero hay que descartar que suplanten al sistema bitcoin: no tendrán límites en la emisión. Harán la misma payasada de los gobiernos con respecto a la emisión, pero de forma criptográfica.
No soy un hombre de la tecnología, soy del derecho y las finanzas. Pero cuando arranca bitcoin, los tecnológicos estaban muy fascinados por las transferencias globales y la falta de intermediación.
Pero el gran descubrimiento es que habrá 21 millones de bitcoins. Su clave es la escasez. Las monedas digitales de los Estados serán como el petro venezolano: no irán a ninguna parte.