La acelerada digitalización de procesos y medios de pagos que, en el medio de la cuarentena, han tenido que adoptar, implementar y usar usuarios de servicios, profesionales, locales de barrio y pymes para tener las ventas que les permitan seguir operando podrían generar, en el mediano plazo y largo plazo, un beneficio que ningún gobierno trató de abordar en las últimas décadas: que crezca la economía formal.
Este proceso se da, principalmente, de la mano de las fintech, particularmente de aquellas que ofrecen diversos medios de pago a profesionales y comercio en general. Los primeros datos de este fenómeno que comenzó a darse a partir del aislamiento social preventivo y obligatorio muestran que el número de transacciones por medios de pago electrónicos creció de manera exponencial en marzo de 2020 contra el mismo mes de 2019.
Estas operaciones crecieron un 86% en supermercados, 77% en el pago de las compras a restaurantes y envíos a domicilio, un 57% en droguerías, un 39% en servicios médicos y un 27% en lo referido a facturación electrónica y pagos de servicios, de acuerdo a datos de la empresa de servicios financieros PayU.
Si bien en marzo muchas categorías registraron descensos estrepitosos de ventas, a medida que se fueron habilitando actividades para desarrollar, con internet como herramienta de fondo para poder operar, la expectativa es que estas cifras no sólo crezcan sino que también muestren recuperación en algunos rubros.
"Los pagos digitales y el uso de plataformas online para acceder a servicios financieros y transacciones que hasta hace no mucho se realizaban principalmente con dinero en efectivo y en forma presencial, están teniendo un crecimiento exponencial a partir del aislamiento preventivo obligatorio", señaló Juan Pablo Bruzzo, CEO de MONI, otra empresa de servicios financieros para el consumo.
¿Entonces se viene una Argentina más formal a partir de este fenómeno?
Una primera respuesta es sí, definitivamente. Aunque siempre hay que poner atención a los "pero".
"El proceso comenzó hace un tiempo porque hay mucho comercio que opera en plataformas de comercio electrónico y en circuitos no del todo formalizados. Pero la cuarentena refuerza y agudiza este fenómeno aún cuando la logística todavía no acompaña para que el proceso sea más fluido", dijo a iProfesional Fernando Quiroga Lafargue, socio de impuestos de servicios financieros de KPMG.
"Del lado del consumidor es más cómodo pagar por los medios electrónicos. Y esto implica que parte de la economía que estaba en negro ya no lo estará. Pero el proceso lo impulsará más el consumidor porque los celulares y las redes están. Aquellos individuos que estén en la economía en blanco o gris no se resisten a la incorporación de nueva modalidades de pago o de compra. Donde es más difícil el cambio o que se concrete más rápidamente es en aquellos segmentos de la economía donde todo está en negro", agregó Bruzzo.
Una historia de ahorcamientos
Si la economía argentina presenta un 40% de informalidad y si, en este contexto, los ciudadanos por un lado, y los profesionales, comercios y empresas, por el otro, tienen mejor transparentadas sus operaciones cotidianas el escenario por delante debería ser el de una mejor situación fiscal.
La cosa no es ni tan simple ni tan lineal.
Porque también es historia en la Argentina que, cuando un sector comienza a tener un buen comportamiento, allí aparecen los nuevos tributos a aplicar. Inclusive en situaciones de crisis como la que viene arrastrando el país y que, con la pandemia, se profundiza.
"Esta sustitución lleva a que en las plataformas se establezcan también regímenes de retención y demás cuestiones que les permiten a las autoridades alcanzar a un marco de informalidad más amplio. Por esa razón es neceario llevar el cambio de una manera provechosa", agregó Quiroga Lafargue.
Esto es poder conducir un proceso que podría generar un cambio positivo en alguna de las endebles variables macroeconómicas que presenta la Argentina. Proceso que, además, es impulsado principalmente por los consumidores que, ante una situación como la actual, comienzan a preferir el uso de los pagos electrónicos por encima del efectivo, aún cuando se trata de una modalidad que es prácticamente utilizada en un 70%, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) de diciembre de 2019.
"Sí, es tentador que, cuando un sector crece, se le apliquen más impuestos. Por esa razón, deberían tomarse decisiones vinculadas con una mayor formalización de la economía de a poco", consideró el CEO de MONI, como una forma de acompañar un proceso virtuoso sin por ello elevar los costos a los actores que favorecen esta transformación, tal como está sucediendo con las fintech como promotoras de inclusión social.
En una línea similar se pronunció el ejecutivo de KPMG para quien, en la medida en que los funcionarios vean que esta mayor formalidad representa una ventaja, deberían considerarlo como una oportunidad para marcar un nuevo camino y no como una alternativa para recaudar más, especialmente en tiempos de crisis como la actual.
"El gran desafío del comercio electrónio en relación a la tributación es que esos aspectos estén armonizados. Si aquellos que transaccionan en modo virtual van a terminar recibiendo el producido de sus ventas en una cuenta bancaria entonces es necesario que esa cuenta tenga el tracking de las operaciones anteriores para que no se dupliquen los impuestos", consideró Quiroga Lafargue.
Esa falta de armonía es lo que podría desincentivar un proceso que, en principio, no tendría marcha atrás pero que, hacia adelante, dependerá más de las decisiones que se tomen en materia de política económica y fiscal que de cualquier otra cuestión.
Un aspecto que no es menor si se tiene en cuenta no sólo que hay un empuje de los consumidores por usar los diversos instrumentos de pago y financieros que tiene a su alcance sino que, producto de ello, las empresas también ofrecen más herramientas para aprovechar este nuevo comportamiento.
Más opciones
Dos ejemplos de los conocidos en los últimos días. Provincia NET, la empresa de servicios tecnológicos del Grupo Provincia, puso en marcha Comercios Abiertos, una solución que permitirá a los bonaerenses realizar compras en comercios de cercanía a través del teléfono o del Whatsapp, y con la opción de pagar de manera electrónica.
Posnet, en tanto, habilitó una modalidad de pago sin contacto físico entre compradores y vendedores. Las empresas que cuentan con estas terminales podrán dar a los clientes un Link de Pago a sus clientes a través del correo electrónico, Whatsapp, Instagram, Telegram, Google Hangouts, SMS u otras redes sociales para que puedan abonar lo adquirido.
"En el último trimestre del año pasado comenzaron a aparecer muchos regímenes de imposición de tributos a estas operaciones a nivel provincial. Deberían haber funcionarios que incentiven los medios de pago electrónicos para aprovechar los beneficios que esto representa y empezar a resolver el problema de la informalidad", subrayo Quiroga Lafargue.
Bruzzo insistió en que a barrera de los medios de pago no está del lado del consumidor sino del comercio, más que nada por el costo que tiene formalizar su economía.
"El costo del medio de pago es marginal frente al costo que tiene para formalizar su economía. Si a los pequeños emprendimientos que incluyeron estos medios de pago les vas con todos los impuestos todos juntos los vas a terminar espantando. Tendría que haber algo en paralelo a una formalización de la economía. Algo de eso tiene el monotributo, tiene ese objetivo. Se necesita más formalidad, más masa imponible pero no yendo con toda a cobrar ingresos brutos, IVA, ganancias porque van a escaparle a la formalización porque estas pequeñas empresas, pequeños comercios, también tienen que sobrevivir", apuntó.
Hay quienes, sin embargo, consideran que así como crecerán los medios de pago electrónicos también comenzarán a surgir otros que permitirán a los comercios a mantener saneadas sus operaciones.
"Ya están apareciendo empresas nuevas que van a invitar a otro tipo de operaciones, como las basadas en cripto. Porque en la medida en que los comercios formalicen sus ingresos y adviertan que los márgenes no les den para mantener el negocio, posiblemente viren a los pagos en cripto o a la tokenización en moneda local. Y será una opción a la que acudan, seguramente, el sector del retail, el comercio minorista y los vinculados con servicios", apuntó Juan José Otálvares, socio de CLO, asesor de empresas fintech.
Lo cierto es que hay un movimiento hacia una posible mayor formalización de la economía. Y, a diferencia de lo que ocurrió en el 2001, cuando se impuso el uso de la tarjeta de débito por decisión política del Gobierno de aquel entonces, el cambio que se experimenta ahora viene de la mano de las personas, de los ciudadanos, que se valen de los instrumentos digitales que tienen a mano.
La transformación más importante a impulsar, en este contexto, será el de acompañar ese proceso ampliando la base de formalidad pero sin ahogar a los que ya están insertos en el sistema y a los que se incorporarán.