NeuroAcoustics es una startup cofundada por el físico Pablo Gleiser, la bióloga Cecilia Forcato y el ingeniero informático Rodrigo Ramele. La constituyeron en enero de 2023, luego de conseguir una inversión de 750.000 dólares por parte de CITES.

Su idea es desarrollar un dispositivo médico que implemente nuevos conocimientos sobre la gestión de las oscilaciones cerebrales durante el sueño y permita estimularlas mediante ondas acústicas, para tratar afecciones neurológicas. Su mercado potencial tiene una valoración cercana a u$s14.000 millones.

No fue, sin embargo, la intención primera del científico nacido en Córdoba capital en 1971. Inspirado por los entonces recientes avances en redes neuronales, dedicó al vidrio de espín, un estado magnético caracterizado por la aleatoriedad, su doctorado en la Universidad Nacional de Córdoba, a sugerencia del reconocido físico teórico Francisco Tamarit.

De 1997 a 2001, de este modo, Gleiser trabajó diligentemente en fundamentos teóricos que, años después sin cejar en su empeño, "iban a ser útiles con otros propósitos", según sus palabras.

Para mayor demostración, un trabajo publicado el año pasado por un equipo que lideró Giorgio Parisi, Nobel de Física 2021, consiguió reproducir, mediante una simulación numérica, los efectos de memoria y rejuvenecimiento de los vidrios de espín, características que tienen en común con los seres vivos.

Mientras realizaba su posdoctorado en la Universidad de Barcelona, Gleiser descubrió además los sistemas complejos y se sorprendió con la gran variedad de puntos de vista de la investigación transdisciplinaria.

Entre sus 55 publicaciones -editadas en revistas como Advances in Complex Systems, Journal of Neuroscience y European Physical Journal-, las más citadas abordaron las redes de colaboración de los músicos de jazz o las fases de propagación de innovaciones entre agentes económicos.

No debe haberse quedado pasmado, entonces, cuando el físico italiano recibió el galardón de la Academia Sueca precisamente por sus contribuciones a la comprensión de los sistemas complejos.

Pero lo que cambió el sentido de su investigación, y en perspectiva debió haberle venido como caído del cielo, fue el retorno a la Argentina. Gleiser ingresó como investigador al CONICET, en el Grupo de Física Estadística e Interdisciplinaria del Centro Atómico Bariloche, rol que cumplió de 2004 a 2023.

Las coincidencias con su colega del Instituto Balseiro, Sebastián Risau, lo animaron a emprender una investigación sobre los ciclos circadianos (del latín, alrededor de un día), es decir las oscilaciones de las variables biológicas en intervalos regulares de 24 horas.

Dadas sus inclinaciones académicas, contemplaron el rol de la proteína que regula el reloj biológico de la mosca de la fruta (drosophila melanogaster). También analizaron cómo se comunica entre sí el pequeño número de neuronas especializadas que controlan el comportamiento circadiano de ese insecto, junto con las propiedades estadísticas de su actividad locomotora. "Al estudiar los ciclos de un día, naturalmente apareció el tema del sueño y la vigilia", recuerda.

Un primer proyecto fallido

Gleiser trató de presentar los resultados de sus modelos de circuitos neuronales en convenciones internacionales. Como resultado, conoció a sus colegas investigadores del Instituto de Psiquiatría Max Planck de Múnich, Alemania.

Pablo Gleiser, fundador de NeuroAcoustics

Por lo visto, no se le había ocurrido que pudieran contar con datos de las interacciones del cerebro mientras las personas duermen, obtenidos mediante resonadores. Y mucho menos que coincidieran con sus modelos que, más tarde, dieron lugar a publicaciones, por ejemplo, sobre el desarrollo de una red cerebral funcional durante el sueño.

De regreso, su conclusión fue que, al no disponer de un resonador, bien podría desarrollar una app. En este caso, junto con Bruno Kaufman, en ese entonces estudiante del Balseiro.

Acordaron en que permitiera utilizar los sensores de movimiento de un celular, para convertirlo en un dispositivo de medición durante el sueño, capaz de advertir de forma indirecta las señales que llegan del cerebro. Entre los motivos por los que centró su atención en el proyecto, admite que lo consideraba "una oportunidad comercial".

No fue inmune, sin embargo, a la falta de expresiones de interés de los usuarios. Pero, como el progreso suele darse poco a poco, comprendió la posibilidad de unir fuerzas con otros investigadores que también tenían al sueño como objeto de estudio.

En un congreso al que llevó la app, allá por 2016, conoció a su futura socia. Doctora en Ciencias Biológicas por la UBA, Cecilia Forcato había realizado un posdoctorado en la Universidad de Tubinga, Alemania, con la reactivación y modificación de recuerdos como temas de investigación.

Lo había hecho nada menos que de la mano de Jan Born, el neurocientífico germano que descubrió el papel del sueño en la optimización del proceso de consolidación de la memoria. Forcato ya había fundado el Laboratorio de Sueño y Memoria.

En 2019 lo mudaría al Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), donde tres años después recalaría Gleiser, siguiendo el ecléctico camino de su carrera científica. "Es natural, ya que, al generar conocimiento, no se sabe qué sigue después. Sólo hay hipótesis", reflexiona.

Además de promover la investigación conjunta, la proximidad académica se aferró a la idea de lanzar un emprendimiento. Sin conocimiento de gestión ni mucho menos de astutas maniobras publicitarias, según confiesa el ahora maestrando en Dirección Estratégica y Tecnológica en la misma casa de estudios, el auténtico motivo que llevó a los socios a desarrollar NeuroAcoustics fue la citada inversión del CITES, el fondo de venture capital de Sancor Seguros.

CITES, el brazo de venture capital de Sancor Seguros, es el principal inversor en NeuroAcoustics

El dispositivo en desarrollo

Decidieron construir un dispositivo médico capaz de regular mediante estimulación acústica la actividad cerebral mientras los pacientes duermen, es decir de modo no invasivo. Su propósito es mejorar la cognición tanto en adultos mayores con deterioro natural provocado por el proceso de envejecimiento como en personas con trastornos emocionales o patologías neurodegenerativas.

Las bases teóricas son conocidas por la ciencia:

Otro indicativo a favor de esta postura es el hecho de que opciones farmacológicas estudiadas pueden aumentar el tiempo de sueño de ondas lentas, pero no benefician la consolidación de la memoria.

Además, se desconoce el efecto de largo plazo de la exposición repetida a alternativas como la estimulación transcraneal eléctrica o magnética. En consecuencia, es preferible evocar ondas lentas de sueño de manera fisiológica más natural mediante estimulación sensorial, de acuerdo con la tesis del neurocientífico italiano Giulio Tononi.

Para la manufactura del equipo, los integrantes del Laboratorio de Sueño y Memoria y el Departamento de Ingeniería Informática del ITBA desarrollaron y validaron un polisomnógrafo portátil de bajo costo y un dispositivo de código abierto capaz de adquirir señales electroencefalográficas -que permiten detectar el sueño de ondas lentas-, mediante el uso de un microcontrolador de conectividad con Wi-Fi y Bluetooth.

Además de almacenar los datos en una tarjeta de memoria extraíble, lo que permite su posprocesamiento, el aparqto cuenta con una batería recargable y proporciona autonomía para su empleo durante siestas cortas o toda la noche.

La mayor parte de la fase de sueño profundo y a intervalos concretos, la tecnología de estimulación auditiva que completaría el sistema, todavía en desarrollo, buscaría aumentar la amplitud de la onda lenta.

"Ya hay una aplicación de patente provisional presentada en los Estados Unidos y antes de fin de año deberíamos completar la definitiva", indica Gleiser. No obstante, mantiene la confidencialidad de las fechas previstas para los ensayos clínicos, qué cantidad de personas deberían incluir, en qué instituciones médicas se realizarían y cuáles serían los resultados esperados para seguir adelante.

NeuroAcoustics busca crear dispositivos que permitan medir variables durante el sueño

Vale la pena comentar que, hace un lustro, Philips había desarrollado un sistema análogo, bautizado SmartSleep, pero con el fin de mejorar el sueño de adultos jóvenes. Independientemente de que terminó discontinuando el producto, los motivos del atractivo del dispositivo de NeuroAcoustics se apoyarían, a juicio de su COO, en datos de la Organización Mundial de la Salud: en 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más, totalizando 1.400 millones, y se estima que 5,7% experimentará depresión.

Gleiser mantiene que los primeros destinatarios serían las instituciones de salud, para el tratamiento de personas con patologías. Si quedaran totalmente satisfechas con la calidad del dispositivo, se sumarían los usuarios particulares.

La iniciativa podría, de este modo, disfrutar de un mercado valuado en u$s13.930 millones por Straits Research, sólo en caso de los dispositivos destinados al tratamiento de la depresión, y cuya tasa de crecimiento anual compuesto se proyecta a 3,4%, hasta llegar a los u$s18.820 millones en 2032.

Como los tratamientos domiciliarios gozan de cada vez mayor popularidad entre los pacientes, acostumbrados ya a una comodidad y flexibilidad que no encuentran en entornos clínicos, el científico imagina un modelo de suscripción que permita a cada adulto mayor seguir su evolución, aunque sin resignar la supervisión médica.

Lo que sí sabe seguro es que el lanzamiento comercial no se daría rápidamente y que, por lo tanto, la startup tendrá que afrontar nuevas rondas de financiamiento para que sus esfuerzos no sean en vano.

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